La c¨¢rcel del amor
Las ciudades est¨¢n llenas de planos secretos por donde se extrav¨ªan los amantes; el amor tiene un callejero donde los amantes dejan un reguero de sangre; en el cuerpo del ser amado las cicatrices son guijarros del camino que llevan al otro a la salvaci¨®n o, m¨¢s probablemente, al abismo; ning¨²n placer est¨¢ exento del mal y con frecuencia el desgarro del orgasmo se confunde con los quejidos de la muerte. Manuel Vicent ha escrito en 200 p¨¢ginas que se leen con el estremecimiento de una caricia; todo un tratado de amor, de amor y licantrop¨ªa, un dur¨ªsimo alegato contra la imposibilidad de salirse del azar de una relaci¨®n, de modificar los roles de dominio y sumisi¨®n. Ha escrito una cr¨®nica sobre la fatalidad del amor, c¨®mo ¨¦ste aprisiona y lo dif¨ªcil que resulta romper los barrotes, liberando al objeto de tu deseo. No ha disimulado Vicent ninguno de los horrores del amor extremo, ha seguido -como ¨¦l subraya- el fluido ¨²nico que atraviesa los cuerpos sucesivos. Ha insistido en el aspecto licantr¨®pico que toda relaci¨®n amorosa posee (es un lenguaje, el amoroso, lleno de met¨¢foras e im¨¢genes, casi nunca llevadas a la pr¨¢ctica, que nos remiten al canibalismo como deseo de poseer el alma, el esp¨ªritu del guerrero, o del ser amado, en los lances del amor).
CUERPOS SUCESIVOS
Manuel Vicent Alfaguara. Madrid, 2003 207 p¨¢ginas. 17,50 euros
No ha disimulado esa cualidad licantr¨®pica de la relaci¨®n amorosa, pero ha sabido suavizarla con un lenguaje apropiadamente l¨ªrico, y bellamente bien escrito (del dep¨®sito bien lleno de la columna de los domingos de este diario). Y no rehuyendo ese aspecto feroz y no escatimando tampoco el b¨¢lsamo po¨¦tico de su escritura ha contado una hermosa y atroz historia de dos amores imposibles: la de una bella (hay en Vicent una convenci¨®n que vendr¨¢ de la tradici¨®n po¨¦tica y pastoril de que todas las mujeres que aqu¨ª salen son bellas y hermosas) violonchelista, Ana, y la de un cincuent¨®n profesor de literatura que sabe c¨®mo ganar a una mujer, aunque no, al final, conservarla o, como en este caso, salvarla de su mal, el de Ana, que bien podr¨ªa ser conocido, en la literatura m¨¦dica al uso, como "el mal de Bogdan".
Bogdan, por el pianista de la
antigua Yugoslavia con garras de hombre-lobo: "El mal de Bogdan" es el amor balc¨¢nico (tambi¨¦n volc¨¢nico), del que Ana, por la cobard¨ªa de David, el cincuent¨®n imposibilitado para la generosidad, no puede salir, hasta acaso la ¨²ltima l¨ªnea de esta excelente y desasosegante novela, que se lee con aparente ligereza, pese a que hay escenas de extrema crueldad, atemperadas por un acertado lirismo. Y todo ello encontrado en un mundo intermedio -el del lance amoroso- a caballo entre la ficci¨®n y la realidad, donde todo puede ser veros¨ªmil: un escarceo adolescente tierra adentro con son de mar; esa primera vez ba?ada en la luz de la luna y de testigos mudos, una pareja de venados; o la presencia, pl¨¢stica, en el vest¨ªbulo de un hotel de unos nubios acompa?ados de chicas panteras. Como dice Vicent en su nota de presentaci¨®n: "Nada que no suceda todos los d¨ªas".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.