Sadam o el arte del terror
El gran protagonista de la crisis internacional ha hecho de la violencia el instrumento esencial para retener el poder durante un cuarto de siglo
Sadam era un valiente. En 1959, en plena efervescencia del nacionalismo ¨¢rabe, particip¨®, con tan s¨®lo 22 a?os, en el frustrado asesinato del primer ministro iraqu¨ª, el general Abdelkarim Kassem. En las refriegas que siguieron a aquel intento de magnicidio result¨® herido de bala en una pierna en la calle Rachid, en pleno centro de Bagdad. Su biograf¨ªa oficial, aquella que distribuyen las embajadas iraqu¨ªes, asegura que el joven revolucionario extrajo ¨¦l mismo, ante la mirada at¨®nita de sus compa?eros de armas, con una cuchilla de afeitar, el proyectil del muslo en el que se hab¨ªa incrustado.
Para quien le ha conocido en su palacio presidencial de la capital, en febrero de 1980, custodiado por guardaespaldas, cuando recibi¨® a unos periodistas que hab¨ªan pasado previamente m¨²ltiples controles de seguridad, hasta llegar a la sala de audiencia; para qui¨¦n le sigue viendo en televisi¨®n, presidiendo el Consejo del Mando de la Revoluci¨®n, flanqueado de gorilas en tensi¨®n, Sadam es, desde que lleg¨® al poder, un hombre temeroso.
El Baas ha dejado de ser el pilar del r¨¦gimen para ser sustituido por el clan familiar
A sus 42 a?os, lleg¨® al poder con la intenci¨®n de modernizar el pa¨ªs y de ser un l¨ªder ¨¢rabe
El dictador no pis¨® una mezquita durante su juventud, pero ahora invoca la 'guerra santa'
Pasar de intr¨¦pido revolucionario a jefe de Estado algo cobarde es s¨®lo una faceta, bastante com¨²n a otros muchos l¨ªderes del Tercer Mundo, de su evoluci¨®n. Hay otras mucho m¨¢s llamativas, como la paulatina renuncia a una ideolog¨ªa, el baasismo, mezcla de nacionalismo ¨¢rabe con algunas ideas socializantes, para acabar sustentando su r¨¦gimen en su tribu radicada al norte de Bagdad.
A Sadam, el nacionalismo se lo inculc¨® Subna, su madre. Le contaba de peque?o, relata la biograf¨ªa oficial, "historias sobre la resistencia de su familia a la colonizaci¨®n otomana, de personas cercanas que cayeron m¨¢rtires a causa de sus posicionamientos a favor de la liberaci¨®n nacional". Su t¨ªo, Kair Allah; el jefe de la tribu, Ahmed el Katab, lucharon primero contra los turcos y, despu¨¦s, contra los brit¨¢nicos. El primero acab¨® exiliado en India; el segundo, preso en Irak a principios de los a?os cuarenta.
El padre de Sadam, un modesto campesino, hab¨ªa fallecido poco antes de nacer su hijo, el 28 de abril de 1937, en Ajua, una aldea cercana a Tikrit, a 170 kil¨®metros al norte de Bagdad, seg¨²n la biograf¨ªa oficial. Algunos exiliados iraqu¨ªes sostienen, sin embargo, que su progenitor fue asesinado por el amante de su madre mientras otros aseguran que el padre abandon¨® a su esposa pre?ada y se march¨® del pueblo. Subna no tard¨® entonces en volver a casarse con un hombre llamado Ibrahim. Sadam lleva, no obstante, los apellidos de su padre, Husein al Majid.
El peque?o Sadam no debi¨® llevarse demasiado bien con el segundo marido de su madre. Chaval espabilado, observa a su primo que aprende a leer y escribir y reivindica poder hacer otro tanto, explica Sami Abdul Rahman, un ex ministro kurdo que se pas¨® a la oposici¨®n. Con tan s¨®lo diez a?os, Subna decide entonces mandarle a Bagdad, a casa de su t¨ªo Khairal¨¢ Tulfa, un maestro de escuela involucrado en la lucha contra el colonialismo. All¨ª recibir¨¢ su segunda dosis de nacionalismo. Agradecido, Sadam nombrar¨¢ m¨¢s tarde a su t¨ªo gobernador de Bagdad.
La tercera inyecci¨®n de fe nacionalista Sadam la recibir¨¢ al afiliarse, a los 18 a?os, al Baas. Parad¨®jicamente, ese mismo a?o en el que ingres¨® en el partido que preconiza la unidad del mundo ¨¢rabe fue rechazado en el concurso de entrada de la Academia Militar. La alternativa consistir¨¢ m¨¢s tarde en estudiar derecho.
Su verdadera escuela ser¨¢, sin embargo, la calle o los garajes oscuros en los que se re¨²nen los militantes de su partido, que pasa con frecuencia de la legalidad a la clandestinidad. En medio de esa ebullici¨®n nacionalista de finales de los cincuenta, Sadam comete su primer asesinato. Mata en Tikrit, su ciudad, a un colaborador del general Kassem. Su militancia le conducir¨¢, por primera vez, una temporada detr¨¢s de las rejas hasta ser, sorprendentemente, absuelto por un tribunal.
Al a?o siguiente, 1959, es al propio general Kassem a quien Sadam intentar¨¢ matar. Abortado el golpe de Estado baasista, Sadam huir¨¢, herido en la pierna y a pie, de la virulenta represi¨®n hasta alcanzar la frontera con Siria. De ah¨ª viajar¨¢ a El Cairo, donde se matricula en Derecho, mientras un tribunal de Bagdad le condena a muerte por contumacia. Algo m¨¢s de tres a?os dur¨® su estancia en la capital egipcia, hasta que, en febrero de 1963, los baasistas y otros compa?eros de viaje derriban por fin a Kassem. Regresa a Bagdad.
Michel Aflak, cristiano e ide¨®logo del Baas, le incorpora a la direcci¨®n del partido. Su primer puesto es el de investigador en un antiguo palacio real de Bagdad conocido popularmente como palacio del fin porque all¨ª mueren, bajo tortura, seguidores de Kassem y comunistas que le secundaban. Despu¨¦s, continuar¨¢ practicando sus habilidades en Fellahee y Mutakafee, dos campamentos de detenci¨®n de presos pol¨ªticos.
"Interrogando a la gente en esos campamentos, recurri¨® a la tortura y, como cualquiera que lleva a cabo esa actividad, elimin¨® f¨ªsicamente a las personas", afirmaba, en una entrevista con la cadena de televisi¨®n PBS, Said Aburrish, un palestino autor del libro Sadam Husein: La pol¨ªtica de la venganza. En 1963, entre dos sesiones de "investigaci¨®n" Sadam contrajo matrimonio con su prima Sajida, con la que tendr¨¢ cinco hijos, tres mujeres y dos varones.
Al a?o siguiente, nuevo golpe de tim¨®n. El Baas es ilegalizado y Sadam pasa de ser verdugo a convertirse en v¨ªctima. "Aislado en una celda en el s¨®tano de la Direcci¨®n General de Seguridad, resiste, con valent¨ªa, todos los m¨¦todos de tortura empleados contra su persona", reza la biograf¨ªa oficial. Despu¨¦s ser¨¢ trasladado a la c¨¢rcel de Tagi, desde donde continuar¨¢ estudiando derecho -en 1984, ya en la cima, obtendr¨¢ su doctorado cum laude por la Universidad de Bagdad- y seguir¨¢ subiendo pelda?os en el organigrama del partido.
Dos a?os permanece Sadam detr¨¢s de los barrotes hasta que, con una lima escondida en un paquete que le entregaron unos familiares, conseguir¨¢ cortarlos. El que es ya, entonces, el n¨²mero dos del partido, se escapa y entra de nuevo en la clandestinidad. El golpe de Estado protagonizado, en julio de 1968, por un pu?ado de militares baasistas dirigidos por su t¨ªo, Ahmed Hassan Al Bakr, le sacar¨¢, por fin, de la azarosa vida de militante clandestino. Para Sadam empieza entonces un ascenso imparable hasta un poder absoluto de la mano de su t¨ªo, el presidente Al Bakr. Primero, en 1969, le nombra vicesecretario general adjunto del Consejo del Mando de la Revoluci¨®n, el aut¨¦ntico centro de decisi¨®n. Despu¨¦s le encarga la puesta en pr¨¢ctica de la m¨¢s importante iniciativa econ¨®mica de la historia de Irak: la nacionalizaci¨®n de las compa?¨ªas petroleras en 1972.
El t¨ªo debi¨® de quedar contento con la labor del sobrino porque al a?o siguiente, en 1973, fuerza su designaci¨®n como vicepresidente de Irak. En 1974 a?ade incluso un cargo m¨¢s a los que ya desempe?a Sadam, el de comandante en jefe del Ej¨¦rcito. Los diplom¨¢ticos entonces acreditados en Bagdad, como el espa?ol Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Mazarambroz, le describen en sus an¨¢lisis como el "hombre fuerte" del r¨¦gimen.
Su fuerza son los m¨¦todos brutales del Departamento de Relaciones Generales, el nombre eufem¨ªstico de la polic¨ªa secreta, que ¨¦l mismo supervisa. De sus a?os de militancia clandestina Sadam ha sacado la conclusi¨®n de que no se puede permitir la menor disidencia, y m¨¢s en un pa¨ªs tan heterog¨¦neo e inestable como Irak. Los musulmanes sun¨ªes, como ¨¦l, son minor¨ªa frente a una mayor¨ªa sh¨ªi, asentada en el sur. Kurdos y cristianos constituyen las otras dos minor¨ªas.
Para disuadir a los opositores Sadam ser¨¢ a¨²n m¨¢s feroz que sus antiguos verdugos. No se conformar¨¢ con aniquilar al adversario. Llegar¨¢ a eliminar a sus familiares m¨¢s directos. En los momentos m¨¢s tenebrosos del r¨¦gimen hubo, en algunas ciudades, "casas malditas", como las llamaban los transe¨²ntes atemorizados, porque todos los miembros de la misma familia del disidente hab¨ªan desaparecido a manos de la polic¨ªa pol¨ªtica. La vivienda hab¨ªa quedado vac¨ªa.
"Es un r¨¦gimen totalitario que se apoya y sobrevive gracias al terror interno", se?alaba, en otra entrevista con PBS, Frank Anderson, el que fuera, a principios de los noventa, el jefe de la divisi¨®n de la CIA encargada de Oriente Pr¨®ximo. Para Anderson es f¨¢cil comprender por qu¨¦ fracasaron todas las intentonas golpistas contra Sadam: "A causa de la naturaleza viciosa y violenta del r¨¦gimen". "Nos encontramos ante un Hitler reencarnado", dir¨¢, en 1990, el presidente George Bush padre.
No todo consist¨ªa en inspirar miedo. Sadam tiene algunas virtudes que ayudan a comprender su trayectoria ascendente. "Ten¨ªa dos cualidades que le colocaban por encima de sus compa?eros", sostiene Aburish. "Su capacidad de trabajo, 18 horas diarias, sin l¨ªmites, y un sentido agudo de la organizaci¨®n".
El ¨²ltimo pelda?o del ascenso al poder Sadam lo subir¨¢ en 1979 empujando pac¨ªficamente a su t¨ªo. Al Bakr dejar¨¢ el mando del partido y del Estado, el 16 de julio, "por razones personales" y su sobrino le sustituir¨¢ en todos sus cargos. Mientras, una retah¨ªla de oficiales del Ej¨¦rcito y de jefes baasistas son v¨ªctimas, esos mismos d¨ªas, de ejecuciones extrajudiciales. ?ste es uno de los episodios m¨¢s oscuros de la historia de Irak. Gracias a ¨¦l, Sadam asent¨® a¨²n m¨¢s su poder.
A sus 42 a?os, Sadam ha llegado a la jefatura del Estado. Llega a la c¨²pula con un proyecto, el de modernizar a Irak y convertirlo en l¨ªder entre los pa¨ªses ¨¢rabes. Los ingresos del petr¨®leo contribuyen desde hace a?os a desarrollar el pa¨ªs a marchas forzadas -la clase media ronda el 50% de la poblaci¨®n- y a armarlo, con la ayuda de Francia y de la URSS. Alentado por occidentales y ¨¢rabes, a los que ha comunicado sus intenciones belicosas, Sadam desencadena, en 1980, una guerra contra el Ir¨¢n del ayatol¨¢ Jomeini.
Son tiempos en que incluso la relaci¨®n con EE UU es cordial. "Vosotros, los americanos", bromea Sadam, en 1985, en un encuentro secreto con altos funcionarios del Departamento de Estado, "trat¨¢is al Tercer Mundo como lo hacen los campesinos iraqu¨ªes con sus nuevas esposas". "Tres d¨ªas de luna de miel, y despu¨¦s, a trabajar en el campo". La an¨¦cdota fue revelada, seis a?os despu¨¦s, por el diario Los Angeles Times. Aquel conflicto fue el primer gran error de este imitador tard¨ªo de Gamal Abdel Nasser mezclado, seg¨²n Aburish, con toques de Stalin. "No tengo la menor duda de que Sadam ha estudiado a Stalin".
Lo que iba a ser un paseo militar se transformar¨¢, pronto, en una interminable guerra de trincheras. Ni el Ej¨¦rcito de Jomeini, mezcla de regulares y de guardianes de la revoluci¨®n, se desmorona; ni la minor¨ªa ¨¢rabe de Ir¨¢n se subleva contra Teher¨¢n. Para intentar ganar el pulso al ayatol¨¢, el dictador no dudar¨¢, por primera vez, en echar mano de armas qu¨ªmicas. Aun as¨ª, el conflicto qued¨® casi en tablas en 1988, con unos 250.000 muertos del lado iraqu¨ª.
Inasequible al desaliento, Sadam reincidir¨¢ invadiendo, en 1990, a un adversario m¨¢s peque?o: Kuwait. M¨¢s all¨¢ del deseo de ampliar su control de los recursos petroleros, el hombre de Tikrit intenta de nuevo por la fuerza ejercer el liderazgo regional. Y se vuelve a equivocar. Encabezada por George Bush padre, surge frente a ¨¦l la mayor coalici¨®n internacional de todos los tiempos. Esta vez la derrota ser¨¢ aplastante.
En un pa¨ªs devastado, con las infraestructuras destrozadas por los bombardeos; con un Ej¨¦rcito en desbandada, kurdos y shi¨ªes se rebelan. El r¨¦gimen se tambalea por primera vez. De nuevo, el terror restablece el orden. Sadam ser¨¢, despu¨¦s de Adolf Hitler en los campos de concentraci¨®n, el primer gobernante que utiliz¨® armas qu¨ªmicas (gas mostaza) contra civiles. Los emple¨® contra los kurdos al final de cada una de las dos guerras que emprendi¨®, la de Ir¨¢n y la de Kuwait.
El terror salv¨® al r¨¦gimen en 1991, junto con, probablemente, la sensaci¨®n transmitida de no haber sido derrotado. Como los alemanes despu¨¦s de la I Guerra Mundial, los iraqu¨ªes apenas han visto a tropas extranjeras ocupar su pa¨ªs. La propaganda oficial pudo as¨ª seguir presentando a Sadam como "el vencedor de la madre de todas las batallas".
Aislado y vacilante por los golpes recibidos, Sadam ha seguido, sin embargo, esforz¨¢ndose hasta el ¨²ltimo momento por galvanizar a un mundo ¨¢rabe solidario con la causa palestina. Por eso, desde fines de 2001 otorga 25.000 d¨®lares a la familia de cada kamikaze que se suicida intentando matar a israel¨ªes. A medida que se han acumulado los reveses, el baasismo se ha ido convitiendo en Irak en un mero barniz ideol¨®gico, cada vez m¨¢s resquebrajado, y el partido ha dejado de ser la columna vertebral del r¨¦gimen, para ser sustituido por el clan de Tikrit, compuesto por familiares y allegados. ?se es ahora el verdadero n¨²cleo del poder.
En el que lleg¨® a ser el pa¨ªs menos confesional del mundo ¨¢rabe, junto con T¨²nez, las invocaciones isl¨¢micas son cada vez m¨¢s frecuentes. Hasta el propio Sadam, que de joven no pisaba la mezquita, declaraba con solemnidad a la CNN en 1991: "Quien tiene a Dios a su lado nunca ser¨¢ derrotado". "Al¨¢ est¨¢ con Sadam", rezan muchos carteles colocados en las calles.
M¨¢s que nunca, la religi¨®n es el opio que se intenta administrar a un pueblo arruinado -la clase media ha sido diezmada- y desenga?ado con el baasismo. El islam es, adem¨¢s, un anzuelo con el que se busca fomentar la solidaridad ¨¢rabe con un r¨¦gimen en apuros.
Los desastres de las guerras incitaron a Sadam a confiar exclusivamente en aquellos que, con su ca¨ªda, tienen mucho que perder. "Por eso, en un momento dado, transfiri¨® el poder del partido Baas (...) a su familia, porque decidi¨® que s¨®lo se puede fiar de la familia", explica Aburish. "Las relaciones familiares y tribales son ahora las m¨¢s importantes".
Aunque a veces discrepan en algunos detalles, los servicios de inteligencia occidentales creen que los tres hermanastros, por parte de madre, del dictador controlan los mujabarats (polic¨ªa pol¨ªtica), mientras la otra rama, los Husein al Majid, ostentan responsabilidades en el Ej¨¦rcito y en el Baas.
Por encima de todos ellos, Uday, de 39 a?os, el primog¨¦nito de Sadam, aquel que propin¨® en 1988 una paliza mortal a un sirviente, es su aut¨¦ntico brazo derecho. Encargado de la propaganda, est¨¢ tambi¨¦n al frente de una milicia. El hijo menor, Kusai, de 36 a?os, manda la Guardia Republicana, el cuerpo de ¨¦lite del Ej¨¦rcito.
"El cumplea?os del l¨ªder es el renacimiento de una naci¨®n en marcha hacia la victoria". Es probable que el pr¨®ximo 28 de abril, el d¨ªa en que naci¨® Sadam, el diario Al Jumuiria de Bagdad no pueda repetir el que ha sido su titular de primera p¨¢gina durante a?os. Para entonces, Sadam habr¨¢ sido derrocado.
Es probable tambi¨¦n que, cuando pierda el poder, y acaso la vida, el que ha sido el dictador m¨¢s pertinaz de Oriente Pr¨®ximo tampoco entre en ese pante¨®n de dirigentes hist¨®ricos del Tercer Mundo en el que se imaginaba compartir morada con Nasser, Mao Zedong, Ho Chi Min, Tito. Todos, en mayor o menor medida, han utilizado la fuerza para izarse y permanecer en la c¨²spide. A diferencia de ellos, la historia recordar¨¢ que Sadam hizo del terror su principal, casi exclusivo, instrumento de gobierno.
Asesinatos en el seno del clan
A los dos yernos de Sadam, Husein Kamel y Sadam Kamel, les entr¨® miedo despu¨¦s de que Uday, el hijo mayor del dictador iraqu¨ª, cometiese, al parecer, en 1995 una de sus m¨¢s crueles tropel¨ªas.
Acompa?ados por sus mujeres, sus hijos y con algunos enseres apretujados en el maletero, cruzaron en coche, el 8 de agosto de 1995, la frontera con Jordania. Aquella fuga fue un aldabonazo para el r¨¦gimen.
Pero o la vida en Amm¨¢n les result¨® menos agradable que en Bagdad, donde ambos ocupaban cargos relevantes, o no lograron sacar suficientes fondos de Irak para vivir c¨®modamente. Empezaron entonces una larga negociaci¨®n para conseguir el perd¨®n presidencial, regresar a casa y recuperar sus privilegios.
Magn¨¢nimo, Sadam se lo concedi¨®. En febrero de 1996 las dos familias volvieron a Bagdad por el mismo camino. Tan s¨®lo 48 horas despu¨¦s de haber llegado a la capital, las hijas del presidente se hab¨ªan divorciado, a la fuerza, de sus maridos.
Poco despu¨¦s ambos fueron asesinados por un pu?ado de hombres armados dirigidos por el propio Uday, seg¨²n relatan los exiliados iraqu¨ªes.
Para tratar de no perjudicar demasiado la imagen del presidente y de su hijo, el r¨¦gimen se invent¨® entonces un supuesto manifiesto redactado por el clan de Tikrit, el pueblo del que es originario Sadam, en el que se atribu¨ªa la autor¨ªa del asesinato. "Hemos cortado la rama traidora de nuestro arbol familiar", le escribieron al presidente los notables. "El perd¨®n que otorg¨® no debe impedir el derecho de nuestra familia a imponer el castigo necesario".
Uday, el feroz, ha sido, a su vez, v¨ªctima de la violencia de los adversarios del r¨¦gimen. El mismo a?o en que elimin¨® a sus cu?ados sufri¨® un atentado en el que result¨® gravemente herido. Un lejano pariente intent¨® acabar con su vida para vengarse del asesinato de su padre, perpetrado, muchos a?os antes, por Sadam Husein.
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