A la guerra con Bush
Los elogios de Bush a un satisfecho Aznar en su rancho tejano de Crawford han escenificado el giro radical que le ha dado el dirigente del PP a la pol¨ªtica exterior espa?ola. Muy lejos ha ido Aznar en Crawford: pr¨¢cticamente aval¨® ayer el intento de Bush de legitimar la guerra mediante una nueva resoluci¨®n que simplemente constate que Irak no ha cumplido con sus obligaciones. El presidente del Gobierno, con extra?as modulaciones en su entonaci¨®n y los nervios visibles por la solemnidad del momento, vincul¨® las discusiones sobre esa resoluci¨®n con las detenciones de miembros de ETA ayer en Francia (no en Espa?a, como dijo). Bush reiter¨® que si el Consejo de Seguridad rechazaba la resoluci¨®n dejar¨ªa de ser "relevante" y se mostr¨® dispuesto a ir a la guerra cuanto antes. Aznar, en persona, y Blair y Berlusconi, conectados telef¨®nicamente, avalan as¨ª un forcejeo con la legalidad internacional que puede llevar a su quebranto.
La posici¨®n internacional del Gobierno, en flagrante divorcio con la opini¨®n p¨²blica espa?ola, no es fruto de un s¨²bito y coyuntural cambio oportunista, sino que representa la culminaci¨®n de la apuesta que hizo Aznar desde su llegada a La Moncloa por una relaci¨®n mucho m¨¢s profunda con la ¨²nica superpotencia, a costa de alejarse del coraz¨®n de Europa. Esa pol¨ªtica se ha mostrado de forma descarnada despu¨¦s del 11-S y en la preparaci¨®n de la guerra contra Irak. Es una apuesta arriesgada, que puede convertir a Espa?a en pieza crucial de la pol¨ªtica de Washington en Europa, a costa de la construcci¨®n europea, tan esencial para la posici¨®n de Espa?a en el mundo y para su cohesi¨®n interna.
Aznar conoce desde hace meses las intenciones del presidente estadounidense, y seguro que ¨¦ste conoce las de Aznar, cosa que no puede decirse del Parlamento espa?ol, donde no se ha entrado todav¨ªa en el meollo de la posici¨®n que debe sostener Espa?a en el Consejo de Seguridad, ni se ha debatido c¨®mo se compatibiliza su entrega a la voluntad de Washington con los lazos que mantiene nuestro pa¨ªs con Am¨¦rica Latina y con los pa¨ªses mediterr¨¢neos. Si la guerra es corta, o cae Sadam Husein sin necesidad de que empiece el ataque, si adem¨¢s las fuerzas de ocupaci¨®n de EE UU son aclamadas en Bagdad -una perspectiva no descartable, que no justifica la guerra-, Aznar puede convertirse en socio privilegiado y triunfal de la potencia imperial. Algo que siempre ha buscado y que se ha visto facilitado por la llegada de una Administraci¨®n archiconservadora en Washington. ?sta es su apuesta.
Este cambio tambi¨¦n responde a una idea de Europa distinta: m¨¢s descoyuntada tras la ampliaci¨®n, con un menor peso de Par¨ªs y Berl¨ªn, y menos dinero de las arcas comunitarias para Espa?a, lo que reduce la dependencia de Alemania, con olvido ingrato de lo que han supuesto esas transferencias en el crecimiento espa?ol. Los nuevos socios no s¨®lo son m¨¢s pobres, sino tambi¨¦n m¨¢s proamericanos, y en eso, m¨¢s cercanos a la visi¨®n de Aznar, convencido partidario de la OTAN antes que de una pol¨ªtica exterior y una defensa com¨²n. Es la nueva Europa que ensalz¨® el secretario de Estado de Defensa, Donald Rumsfeld, organizada por el eje Londres-Madrid-Roma alrededor del magnetismo de Washington, en contraste con la vieja Europa franco-alemana, en la que Aznar no deja de sentirse perif¨¦rico.
Como parte del forcejeo para obtener la luz verde del Consejo de Seguridad, la derecha norteamericana ha convertido en deporte predilecto la denigraci¨®n de Francia. Al mismo ejercicio se est¨¢n librando algunos sectores de la opini¨®n aznarista, sin atender a que perjudica directamente los intereses espa?oles, incluida la lucha contra ETA, en la que Francia aporta mucho m¨¢s que EE UU, como ayer mismo se puso de manifiesto. Europa se ha construido sobre dos bases que siguen siendo necesarias, aunque ya no suficientes: el entendimiento entre Francia y Alemania y las relaciones transatl¨¢nticas. M¨¢s que la relaci¨®n con EE UU, el multiplicador de influencia para Espa?a en la esfera internacional es su participaci¨®n en el coraz¨®n de una Europa din¨¢mica. Una buena parte de Am¨¦rica Latina busca en Espa?a ese puente hacia una Europa que le permita un respiro frente al enorme vecino del Norte. Aznar ha podido comprobar a su paso por M¨¦xico -donde Fox no dio su brazo a torcer respecto a su posici¨®n en el Consejo de Seguridad- el da?o que le hace su pleno alineamiento con Bush a las relaciones con Iberoam¨¦rica.
Aznar ha puesto patas arriba los pilares de la pol¨ªtica exterior espa?ola. Para que sean s¨®lidos, deben reposar sobre el consenso pol¨ªtico y un amplio apoyo de la opini¨®n p¨²blica. Ambas cosas le faltan ahora a Aznar: ni tiene apoyo de la opini¨®n ni cuenta con consenso pol¨ªtico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Diplomacia
- Viajes oficiales
- George W. Bush
- Opini¨®n
- Preparativos b¨¦licos
- Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar
- Guerra Golfo
- Presidencia Gobierno
- Contactos oficiales
- Irak
- Tratados internacionales
- Relaciones internacionales
- PP
- Estados Unidos
- Oriente pr¨®ximo
- Partidos pol¨ªticos
- Pol¨ªtica exterior
- Uni¨®n Europea
- Asia
- Guerra
- Organizaciones internacionales
- Administraci¨®n Estado
- Conflictos
- Eventos
- Administraci¨®n p¨²blica