El Atl¨¦tico pierde el norte en Huelva

Suele ocurrir que quien confunde al enemigo lo acaba pagando. Le pas¨® ayer al Atl¨¦tico, que empez¨® jugando contra el Recreativo, el rival verdadero, y, de pronto, llegado un punto del partido, se puso a pelear con el ¨¢rbitro, el adversario imaginario, el que de todas todas no lo era. Y de la distracci¨®n se aprovech¨® el Huelva, que se meti¨® en el encuentro cuando el Atl¨¦tico ya estaba fuera, mirando sin sentido al del silbato, y se peg¨® un homenaje. Anot¨® tres goles, adem¨¢s muy grandes, y puso al Atl¨¦tico de rodillas, humillado por un equipo peque?o que ha sabido tomarle este a?o la medida y sacarle de quicio con muy poco.

De la responsabilidad del naufragio no se libra ninguno de los rojiblancos, ninguno. Pero a la cabeza del reparto de culpas aparecen dos nombres, Nagore y Luis Aragon¨¦s. El centrocampista fue el jugador que con m¨¢s tozudez se confundi¨® de enemigo, el que con m¨¢s descaro abandon¨® el partido y se meti¨® en la cabeza una absurda y nociva teor¨ªa de conspiraci¨®n arbitral. Y acab¨® expulsado por dos amonestaciones, la suma de una entrada est¨²pida por detr¨¢s y, dos jugadas m¨¢s tarde, de unas protestas tan insensatas como innecesarias.

No tard¨® ni dos minutos el Recreativo en meterse los puntos en el bolsillo. Advirti¨® que el Atl¨¦tico hab¨ªa perdido un hombre y el norte de una sola tacada y se decidi¨® a aprovecharlo. Fue Ra¨²l Molina el m¨¢s listo en apreciar que a su equipo le hab¨ªa llegado su momento. Y, as¨ª, le dej¨® primero un bal¨®n de oro a Xisco para que lo empotrara en el larguero, y un minuto despu¨¦s le dej¨® otro servicio m¨¢gico a Quique Romero para que conectara la volea de su vida.

Cuando Luis Aragon¨¦s quiso levantar al Atl¨¦tico ya era tarde. No en vano el t¨¦cnico ya hab¨ªa contribuido a enredar a los suyos con lesivas sustituciones. Merm¨® el equipo con la de Luis Garc¨ªa por Javi Moreno (m. 53) y se cay¨® otro poquito cuando Stankovic entr¨® por Jorge (m. 60). Cuando la expulsi¨®n de Nagore, mientras Alcaraz movi¨® ficha con acierto, el entrenador atl¨¦tico, en cambio, se qued¨® quieto. Y despu¨¦s, cuando tocaba atacar para nivelar el marcador, cuando adem¨¢s la tarjeta roja de Ra¨²l Molina hab¨ªa devuelto la igualdad num¨¦rica al duelo, Luis Aragon¨¦s mand¨® a la ducha a Fernando Torres. Sali¨® Dani (m. 76) y el Atl¨¦tico ya no hizo otra cosa que el rid¨ªculo y encajar goles.

Es evidente que Luis Aragon¨¦s conoce la plantilla que maneja, pero d¨ªa a d¨ªa se encarga de aparentar lo contrario. Con tanta insistencia se deshace del Ni?o cuando el Atl¨¦tico necesita goles que la cosa empieza a sonar a provocaci¨®n. Torres no es a¨²n el futbolista que ser¨¢, pero s¨ª lo mejor que habita en la plantilla. Es un problema constante para el rival y un motivo de esperanza, casi el ¨²nico, para su equipo, que sabe que, a la que le est¨¢s perdiendo la fe, va y te aparece con algo grande.

Pero, sin el Ni?o en el campo, lo que apareci¨® con may¨²sculas fue el Recreativo, que se emborrach¨® de felicidad con dos golazos de bandera. Magn¨ªfico el de Xisco, por la utilidad de su recorte y la violencia de su remate, y sublime el de Ben¨ªtez, por el sombrero inicial que le tir¨® a Coloccini y por el globito con el que bati¨® a Esteban.

El Atl¨¦tico, que no hab¨ªa sido mucho durante la primera mitad, pero s¨ª mejor (Coloccini envi¨® un bal¨®n al larguero), se desplom¨® en la segunda parte. Se confundi¨® de rival y perdi¨® los papeles. Y el Recre, que ya le conoce, que esperaba su momento para entrar de cabeza en el encuentro, se lo restreg¨® con sa?a.