Pol¨ªtica y fundamentalismos econ¨®micos
La recesi¨®n econ¨®mica contin¨²a planeando sobre Europa. No se prev¨¦ que desaparezca a corto plazo y s¨ª que se agudice, si no se consigue evitar la intervenci¨®n militar de EE UU en Irak.
Espa?a forma parte de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria (UEM), pero permanece entre los pa¨ªses de la cola en competitividad y productividad, supera con creces la tasa media de paro y ha conseguido estar en la avanzadilla en inflaci¨®n. Pese a los avances en algunos indicadores econ¨®micos (ver EL PA?S, 14 enero de 2003), no ha mejorado de forma significativa su situaci¨®n relativa en Europa.
A un a?o de la vigencia del euro y a tres de la creaci¨®n de la UEM, ?es hora de revisar la estrategia pol¨ªtica de la UEM y la de la mayor¨ªa de sus pa¨ªses? Parece que s¨ª. Y por supuesto, la espa?ola.
El uemismo de aquellos que conf¨ªan en demas¨ªa la soluci¨®n de los problemas econ¨®micos a los mercados y a la moneda ¨²nica no ha sido positivo. Hay que escuchar a los analistas cr¨ªticos con el proceso vigente de integraci¨®n europea, aunque lo creen indispensable y urgente para contrarrestar en lo posible los efectos negativos de una globalizaci¨®n hu¨¦rfana de gobierno. Dichos analistas abogan por: 1) una mayor democracia en las instituciones; 2) el avance en la coordinaci¨®n y armonizaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas, y 3) la unidad pol¨ªtica y social. Y auguran la persistencia, el aumento, el surgimiento de problemas, de no introducirse cambios en las pol¨ªticas. Algunos pa¨ªses de la vieja Europa lo est¨¢n haciendo. No as¨ª el Gobierno del se?or Aznar, parapetado en un fundamentalismo econ¨®mico que impide el avance en la soluci¨®n de problemas antiguos y nuevos. Los casos que siguen lo ejemplifican.
Persisten las asimetr¨ªas entre zonas en la UE. Pero la situaci¨®n de los pa¨ªses que, como Espa?a, est¨¢n peor situados en el ranking europeo de desarrollo econ¨®mico puede empeorar. ?Por qu¨¦?
Las econom¨ªas de los pa¨ªses con estructuras productivas menos diversificadas y modernas son m¨¢s vulnerables a la competencia cuando los mercados son m¨¢s amplios y transparentes. Estos mercados permiten aumentar la presencia y la competencia de productos nuevos, diferenciados, de calidad, procedentes de las ¨¢reas m¨¢s desarrolladas, y, tambi¨¦n, de productos m¨¢s baratos procedentes de pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo o del centro y este de Europa, obtenidos con unas condiciones de producci¨®n m¨¢s favorables para el capital.
Adem¨¢s, las ayudas estructurales y los fondos de cohesi¨®n procedentes de la UE van a reducirse de forma sustancial al ampliarse ¨¦sta en 2004. Y es posible que algunos de los pa¨ªses que se incorporen a la UE nos avancen en poco tiempo.
Hay que conseguir mayor desarrollo. Es esencial aumentar la competitividad bas¨¢ndola en la innovaci¨®n y la calidad de los productos. Pero el Gobierno espa?ol parece ignorarlo: los gastos en investigaci¨®n y desarrollo (I+D) se mantienen sensiblemente inferiores a la media europea, los de educaci¨®n son insuficientes e investigadores retornados tienen dificultades para ejercer su trabajo y obtener salarios dignos.
Otro problema: la inflaci¨®n, que puede mantenerse e incluso aumentar. ?Por qu¨¦? Demasiados analistas y gobernantes no valoraron el probable impacto del euro sobre los precios. Hoy todos lo admiten. Existen, no obstante, importantes diferenciales dentro de la UE (1,1%, tasa acumulada durante el a?o 2002 en Alemania; 4%, en Espa?a). El se?or Prodi, presidente de la Comisi¨®n Europea, los ha atribuido a la adopci¨®n o no de medidas preventivas adecuadas para evitar la subida de precios. Sus principales efectos negativos son p¨¦rdidas de poder adquisitivo y de competitividad. Y donde, como en Espa?a, la competitividad se basa a¨²n en gran parte en precios relativos bajos, su incidencia sobre el desarrollo es mayor.
Pero las tensiones inflacionistas pueden persistir e incluso aumentar. Es muy posible que la mayor transparencia entre mercados europeos tienda a unificar precios, y
que la igualaci¨®n se realice al alza. El eventual aumento del precio del petr¨®leo empeorar¨ªa la situaci¨®n. Para soslayar estos problemas el Gobierno debe controlar mejor los mercados e impulsar, tambi¨¦n en este caso, el aumento de la competitividad de los productos. Y, defender la paz.
Y un problema nuevo: la escasez de recursos. La pol¨ªtica de estabilidad de la UEM, poco flexible y sin coordinar con la pol¨ªtica fiscal, restringe la capacidad interventora de los gobiernos para reactivar y modernizar las econom¨ªas, reducir el paro y aumentar el bienestar. El gasto p¨²blico queda limitado por el acuerdo entre los gobiernos (Pacto de Estabilidad) de no incurrir en un d¨¦ficit p¨²blico superior al 3% del PIB, y por la disminuci¨®n, m¨¢s o menos importante seg¨²n los pa¨ªses, de los ingresos fiscales debida al bajo crecimiento econ¨®mico. Adem¨¢s, algunos gobiernos recortan las cargas fiscales para aumentar la competitividad relativa de los productos y para atraer capitales y votos. Y, tambi¨¦n, por su adicci¨®n a las propuestas de no intervenci¨®n del paradigma neoliberal.
El fundamentalismo con el que el Gobierno del se?or Aznar aplica la pol¨ªtica de estabilidad (el d¨¦ficit cero es uno de los principales objetivos de su pol¨ªtica), su escasa afecci¨®n a controlar los mercados, su poca eficacia cuando interviene en la econom¨ªa, su miop¨ªa respecto a la urgencia de favorecer el desarrollo, su pol¨ªtica fiscal regresiva y populista y su belicismo no parece que sean los ingredientes m¨¢s apropiados de una pol¨ªtica que permita solventar los problemas mencionados. La pol¨ªtica del se?or Aznar dificulta la convergencia con Europa y entorpece la configuraci¨®n de la UE como una gran zona emblem¨¢tica que persigue y consigue desarrollo, bienestar, democracia y paz.
Hay que abandonar los fundamentalismos econ¨®micos. Hacen falta pol¨ªticas alternativas. Y las hay.
Carme Massana es profesora de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB.
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