Paella para todos

El pr¨®ximo domingo habr¨¢ en Valencia los trenes y autobuses adicionales que brillaron por su ausencia el 15 de febrero, d¨ªa de la manifestaci¨®n contra la guerra de Irak, la mayor registrada nunca en la ciudad. El domingo tambi¨¦n habr¨¢ paella gratis y banda de m¨²sica para amenizar la jornada de los que asistan a la concentraci¨®n en apoyo del Plan Hidrol¨®gico impulsada por el PP de la Comunidad Valenciana sin regatear medios, incluyendo el buzoneo de mill¨®n y medio de cartas. Todo ello con cargo a las instituciones que gobierna ese partido con mayor¨ªa absoluta: el Consell, las Cortes valencianas y las tres diputaciones. La cosa sale por algo m¨¢s de un mill¨®n y medio de euros.

La concentraci¨®n, con el lema Agua para todos, est¨¢ formalmente convocada por la Asociaci¨®n Valenciana de Agricultores, aunque todo el mundo sabe que quien la impulsa es el partido del ex presidente de la Generalitat y actual ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, en un intento de capitalizar con vistas a las elecciones de marzo el Plan Hidrol¨®gico Nacional, aprobado hace a?o y medio, y especialmente el trasvase del Ebro, contra sus rivales socialistas, defensores de medidas de ahorro, racionalizaci¨®n y aprovechamiento de infraestructuras previas a cualquier transferencia entre cuencas.

Envuelto en un patriotismo hidr¨¢ulico agresivo -el delegado del Gobierno, Juan Cotino, ha llegado a afirmar que "todo el que se sienta valenciano debe acudir a la concentraci¨®n"-, el PP ha dado un paso m¨¢s en la instrumentalizaci¨®n de todo tipo de organizaciones sociales con fondos p¨²blicos. Al implicar de lleno a las instituciones en lo que a todas luces es una campa?a partidista, con utilizaci¨®n del dinero de todos los valencianos (favorables o no al PHN, simpatizantes o no del PP, partidarios o no de las paellas gigantes) para una movilizaci¨®n inducida desde el Gobierno, los correligionarios de Zaplana se han adentrado en una din¨¢mica de confusi¨®n entre lo p¨²blico y lo privado, las instituciones y los partidos que ocasionalmente las dirigen, en la que el actual ministro de Trabajo cuenta con una larga experiencia. Por supuesto que el PP est¨¢ en su derecho de promover las manifestaciones que estime convenientes, pero es impropio de un sistema democr¨¢tico que las financie con cargo al erario p¨²blico.