Marina Pardo y Rosa Torres-Pardo hacen de Alb¨¦niz un poeta del jazz
La cantante y la pianista, quien se estrena tambi¨¦n como vocalista, graban las canciones del compositor catal¨¢n y les dan un aire jazz¨ªstico alejado radicalmente del clasicismo. Son temas que Alb¨¦niz compuso bajo la protecci¨®n de un mecenas norteamericano, en el que el maestro da muestras de su af¨¢n de modernidad.
Es como poner en hora un reloj y tambi¨¦n es una especie de liberaci¨®n de los estilos y los sentidos. Isaac Alb¨¦niz estaba all¨ª, en las estanter¨ªas y en las grabaciones, cubierto de polvo, condenado por muchos al folclorismo y ahora se le est¨¢ sacando el brillo de la modernidad gracias a algunos. Al carro se han apuntado la mezzosoprano Marina Pardo y la pianista Rosa Torres-Pardo, que no son primas ni parientes, nada m¨¢s que amigas y colegas en la m¨²sica, aparte de rendidas admiradoras del compositor espa?ol, que vivi¨® entre 1860 y 1909, pero que escribi¨® con mente avanzada y esp¨ªritu de aventurero rom¨¢ntico, como ponen de manisfiesto las canciones que ambas acaban de grabar en The caterpillar, su nuevo disco editado por Deutsche Grammophon.
Adelantan que es una versi¨®n muy libre. "Pod¨ªamos haberlo hecho como muchos creen que se debe hacer, con la voz impostada, pero no hemos querido, hemos tratado de hacer una versi¨®n nuestra, aunque realmente es Alb¨¦niz lo que est¨¢ presente siempre", asegura Rosa Torres-Pardo, que se estrena tambi¨¦n como cantante y sorprende con una voz de dama del jazz, m¨¢s propia de los clubes humeantes que de las salas de conciertos cl¨¢sicas.
Marina Pardo se explica:
"Quer¨ªamos alejarnos de las ideas preconcebidas. No creo que hayamos desvirtuado las partituras. ?sta es una ¨¦poca de mestizajes y quien lo hace ya antes es Alb¨¦niz con estas canciones". El m¨²sico las compuso gracias al dinero de Francis Money Coutts, un banquero con ¨ªnfulas de artista, que le mantuvo durante a?os y le alent¨® para que escribiera su obra vocal, tanto ¨®peras como Merl¨ªn u operetas como The magic oppal, lo mismo que sus canciones escritas en franc¨¦s, ingl¨¦s, italiano y espa?ol.
"Money Coutts y su mujer Nelly le veneraban, cre¨ªan que pod¨ªa ser un Wagner", dice Torres-Pardo. ?l tambi¨¦n les apreciaba. Incluso, en el caso de Nelly, a quien dedican una canci¨®n de la serie, hay algo que muchos creen que va m¨¢s all¨¢... Pero lo m¨¢s importante es que la relaci¨®n fue muy beneficiosa para Alb¨¦niz. "Era muy ca¨®tico, y esa relaci¨®n, ese v¨ªnculo a cambio de dinero, le oblig¨® a hacer obras vocales, le disciplin¨® de alguna forma", dice la pianista.
"Lo mismo que ha conseguido Rosa conmigo", confiesa Marina Pardo. Aunque la principal raz¨®n para haber grabado este disco est¨¢ en el placer puro y duro de la m¨²sica. "Lo hemos hecho para divertirnos, ante todo", dicen a d¨²o. Pero tambi¨¦n admiten que les ha alentado unas ganas confesas de mostrar al Alb¨¦niz m¨¢s moderno. "No nos sentimos transgresoras, pero Alb¨¦niz estar¨ªa encantado escuch¨¢ndolo". El ansia de modernidad se ve ya en la portada. No es la t¨ªpica foto de pose ante un piano, con dos int¨¦rpretes vestidas de largo. Es una ilustraci¨®n muy pop en tonos negros y rojos. "Intuimos que algunos nos criticar¨¢n, tenemos miedo a los ortodoxos, que son muchos en nuestro campo y que paralizan las cosas, empezando por los conservatorios, esos sitios donde no nos ense?an ni a improvisar ni a ser felices", asegura Rosa Torres-Pardo, una int¨¦rprete amiga de alejarse de estereotipos y templos.
De entre todas las piezas que se mueven entre los terrenos negros del desamor y la depresi¨®n hacia algunos pasteles m¨¢s dulces o juegos como The caterpillar, las dos se quedan con las cuatro ¨²ltimas canciones, que Alb¨¦niz las llam¨® simplemente Four songs. "Son complicadas para la voz y tristes, pero adem¨¢s, para el piano, tienen mucha dificultad", afirma Torres-Pardo, que no es persona de buscar lo f¨¢cil. Les impresiona bastante los estados de ¨¢nimo de sus autores: "Los dos hablan de enfermedad, de descreimiento, de amor en rebeld¨ªa, de dolor, desaliento", aseguran.
Las seguir¨¢n cantando en
directo. "En junio, el 5 y el 7, las haremos en el Teatro Real", anuncian. Pero las han rodado ya bastante, en lugares peque?os, en b¨²squeda de cercan¨ªa: "Son canciones que requieren intimidad, son muy po¨¦ticas, yo las veo m¨¢s en un club de jazz, entre humo de tabaco, que en los auditorios", asegura Marina Pardo. El caso es salirse un poco del tiesto. "Eso hemos querido. Incluso nos preguntamos c¨®mo lo clasificar¨¢n en las tiendas. ?Lo har¨¢n en la secci¨®n de m¨²sica cl¨¢sica o lo meter¨¢n en las estanter¨ªas del jazz, el blues? Yo no sabr¨ªa d¨®nde ponerlas", afirma Torres-Pardo.
El caso es que se sienten un poco descolocadas: "Yo soy una pianista que canto y Marina una cantante que se desmelena y se va por otros caminos", dice Torres-Pardo. Y es que ella confiesa su admiraci¨®n por Mompou, que se quitaba cinturones: "Escrib¨ªa fuera de las l¨ªneas divisorias del pentagrama y eso es algo que siempre me ha impresionado, como una declaraci¨®n de principios", asegura.
Justo lo mismo que hacen ellas, combativas, en estos tiempos de compromiso urgente, que ya metidas en harina y en canci¨®n quieren elevar su protesta para despedirse. "Que no se nos olvide. Pon no a la guerra", dicen. La pianista lo tiene pegado en el buz¨®n de entrada de su casa y al lado del timbre en un cartel bien visible. Por si no queda claro lo remarcan y a?aden: "Nunca M¨¢is". Pues eso.
Los derechos que da la 'Iberia'
ROSA TORRES-PARDO ya anuncia su vena posesiva sobre Alb¨¦niz. Ha estudiado de manera obsesiva durante m¨¢s de dos a?os la suite Iberia, de la que ha ido interpretando partes por diferentes escenarios, pero que har¨¢ entera en el Auditorio Nacional de Madrid en noviembre dentro del ciclo Grandes Int¨¦rpretes. "Cuando me hablaron de hacer las canciones dije que s¨ª r¨¢pidamente y me lanc¨¦ a cantarlas tambi¨¦n porque pens¨¦ que Alb¨¦niz era ya un poco m¨ªo", dice la artista. Cantar siempre le ha entusiasmado. "La voz es el instrumento m¨¢s perfecto que existe", declara. "T¨² eres due?o de todos sus mecanismos", cuenta. Adem¨¢s, todo se complementa maravillosamente. "Desde que interpreto las canciones le he perdido el miedo reverencial a la suite Iberia. Me cuesta mucho menos tocarla y la disfruto much¨ªsimo m¨¢s, siento que me he ido al otro lado, que he cruzado la orilla, que me he puesto totalmente de su parte". ?Y qu¨¦ pasos se pueden dar cuando se pierde el miedo a una obra? "Perder el miedo es conquistar la libertad. Ah¨ª empieza la aut¨¦ntica interpretaci¨®n", dice la pianista.
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