La boina
El bar¨®metro del Centro de Investigaciones Sociales de enero de 2003 ni siquiera se tom¨® la molestia de preguntar a los ciudadanos si sent¨ªan la falta de agua como un problema. Como mucho, hubo un lote generalista bajo el ep¨ªgrafe Problemas de la agricultura, ganader¨ªa y pesca, y pese a su amplitud el conjunto apenas era percibido como tal entre los grandes asuntos de Espa?a por el 1,2% de los encuestados. S¨ª se hab¨ªa preguntado de modo expl¨ªcito en el bar¨®metro del pasado oto?o, y para los valencianos, entonces, hab¨ªa 30 problemas m¨¢s importantes que ¨¦ste, que s¨®lo preocupaba mucho al 0,5% de la poblaci¨®n. Sin embargo, en el discurso oficial, la vida de los valencianos parece que dependa en este momento en exclusiva del hilo psicol¨®gico del trasvase del Ebro. En ciertos ambientes, la sugesti¨®n agr¨ªcola no s¨®lo ha recuperado el esplendor del siglo XIX, sino que se impone como un s¨ªmbolo sobre una ciudad que ya no recuerda haber llevado boina en su vida. En los ¨²ltimos ocho a?os 68.000 valencianos han dejado la agricultura, frente a unas incorporaciones insignificantes, para las que, endemismos aparte, esta actividad ya no constituye la principal fuente de ingresos. Incluso es probable que por razones de edad en el plazo de diez a?os haya desaparecido el principal contingente de labradores, puesto que la Administraci¨®n no ha propiciado la revoluci¨®n estructural y empresarial que requiere la agricultura para ser competitiva y atractiva para los j¨®venes. Pero al PP ahora no le interesa la agricultura como una convicci¨®n. Ni siquiera como un potencial que requiere serias pol¨ªticas para desarrollar sus posibilidades. Sino como un s¨ªmbolo. Como un instrumento capaz de ser utilizado contra su adversario pol¨ªtico, como ya hiciera -y hace cuando se le pone a tiro- con una lengua que siempre ha callado mejor que hablado. El PP trata de ponerle la boina El¨®segui a Valencia, aun a costa de borrarle su l¨ªvido maquillaje de I+D, para que se mueva en la coreograf¨ªa hortofranquista que ha dispuesto para ma?ana, sin principio ni fin, con bandas de m¨²sica, paellas y tracas, y que viene a ratificar que si algo nos singulariza a los valencianos es que somos lo que nunca har¨ªa el resto de Espa?a.
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