Agua de d¨®nde sea y c¨®mo sea
La decisi¨®n de aprobar el Plan Hidrol¨®gico Nacional (PHN) se ha tomado sobre la base de un documento con una supuesta carga t¨¦cnica importante y que, en cambio, no ha soportado el m¨¢s m¨ªnimo an¨¢lisis t¨¦cnico y cient¨ªfico. Es un documento que carece de los m¨¢s elementales y b¨¢sicos principios cient¨ªficos y t¨¦cnicos. Uno de ellos es intentar trabajar con el nivel de conocimientos m¨¢s recientes y contrastados disponibles sobre el tema abordado. Pues bien, en dicho PHN nos encontramos ya en el planteamiento de partida con el t¨®pico, que no cient¨ªfico, de los "excedentes" de agua de un r¨ªo (en este caso el Ebro) que, el maldito, se empe?a en "perder en el mar". No parece, con ese argumento, que haya servido para nada el que ya estemos en el siglo XXI. En realidad se dir¨ªa que nos hemos retrotra¨ªdo a planificaciones propias de finales del XIX, ya que actualmente a nadie con un m¨ªnimo de sentido com¨²n y de formaci¨®n, sin necesidad de ser un cient¨ªfico, se le ocurre presumir de tama?a afirmaci¨®n.
"En la concentraci¨®n de hoy dif¨ªcilmente se puede pedir el uso racional del agua y la defensa del medio ambiente"
Esa concepci¨®n pretende hacernos creer que un r¨ªo es un mero canal de transporte de agua sin ninguna relaci¨®n con los ecosistemas que le rodean o en los que desemboca. Agua cuyos ¨²nicos usos permitidos deber¨ªan ser servir a sus despilfarradores, ego¨ªstas e insolidarios planteamientos basados en ni una gota de agua de r¨ªo al mar. Mal que les pese a algunas personas, en ninguna de las pol¨ªticas que se puedan estar aplicando actualmente, con un poco (tampoco hace falta mucho) de sentido de la medida y de los necesarios l¨ªmites que hemos de imponer a nuestro ciego desarrollismo, se le ocurre aplicar un plan hidr¨¢ulico, que no hidrol¨®gico, como el presente. Mientras aqu¨ª nuestros ilustres pr¨®ceres se empe?an en continuar construyendo presas y canales, en otros pa¨ªses como Estados Unidos, Alemania u Holanda ya se han planteado desmontar alguna de esas obras, que el tiempo ha demostrado eran un desprop¨®sito econ¨®mico y ambiental.
Espa?a y California se parecen mucho en cuanto a climatolog¨ªa, historia hidr¨¢ulica o en niveles de regulaci¨®n y disponibilidad de caudales, por lo que puede ser ilustrativo conocer a qu¨¦ conclusiones han llegado all¨ª, despu¨¦s de d¨¦cadas de construir presas, trasvases y de canalizar muchos kil¨®metros de r¨ªos. Tal como recogen dos reconocidos economistas espa?oles, Pedro Arrojo y Jos¨¦ Manuel Naredo en su libro La gesti¨®n del agua en Espa?a y California editado en 1997, la estrategia de planificaci¨®n hidr¨¢ulica para los siguientes 30 a?os en California apenas si inclu¨ªa nuevos pantanos o grandes infraestructuras. Y eso que California es uno de los territorios de crecimiento y desarrollo econ¨®mico m¨¢s acelerado del planeta, lo que implicar¨ªa, en principio, nuevas grandes infraestructuras que garantizaran los suministros h¨ªdricos futuros. Vaya, justo lo contrario que aqu¨ª se plantea.
Pero a¨²n hay m¨¢s cosas que aprender. Siguiendo con los mismos autores anteriores, ya en 1994 Daniel P. Beard, director de la m¨¢s importante y prestigiosa instituci¨®n p¨²blica norteamericana en materia de planificaci¨®n y gesti¨®n hidr¨¢ulica, la Agencia Federal de Recuperaci¨®n (US Bureau of Reclamation) dec¨ªa, en su discurso ante la Comisi¨®n Internacional de Grandes Presas reunida en Durban (Sud¨¢frica):
"La Agencia Federal de Recuperaci¨®n de los Estados Unidos fue creada como un organismo de construcci¨®n de obra p¨²blica hidr¨¢ulica. Los resultados de nuestro trabajo son bien conocidos: las presas de Hoover, Glen Canyon, Grand Coulee y otras fueron construcciones monumentales que son motivo de orgullo para nuestro pa¨ªs y nuestros trabajadores. Sin embargo en los ¨²ltimos dos a?os hemos llegado a la conclusi¨®n de que debemos efectuar cambios significativos en el programa de la agencia.
Una premisa de nuestro programa fue que los costes de los proyectos fueran reembolsados. Ahora nos hemos dado cuenta de que los costes de construcci¨®n y operatividad de proyectos de gran envergadura no pueden recuperarse.
Nuestra experiencia ha demostrado que los costes actuales de los proyectos completos exced¨ªan la estimaci¨®n original, y algunas de las te¨®ricas ventajas nunca fueros alcanzadas (...) Con el tiempo, nuestra experiencia pr¨¢ctica nos ha dado una apreciaci¨®n m¨¢s clara sobre los impactos ambientales de los proyectos de gran envergadura que desarrollamos. Fuimos lentos en reconocer estos problemas, y a¨²n estamos aprendiendo cu¨¢n agresivos son y c¨®mo corregirlos.
Tambi¨¦n nos hemos dado cuenta de que existen diferentes alternativas para solucionar los problemas de uso del agua, que no implican necesariamente la construcci¨®n de presas. Las alternativas no estructurales son a menudo menos costosas de llevar a cabo y pueden tener un menor impacto ambiental. El resultado ha sido que la ¨¦poca de construcci¨®n de presas en Estados Unidos ha tocado a su fin".
Esto, se asumi¨® en Estados Unidos en 1994, hace 9 a?os. Continuando con la publicaci¨®n anterior, al a?o siguiente, 1995, en el informe federal del Servicio Geol¨®gico de los Estados Unidos (US Geological Survey) se dice lo siguiente:
"La gesti¨®n tradicional del agua en Estados Unidos se ha centrado en la manipulaci¨®n de las abundantes disponibilidades de agua dulce del pa¨ªs para satisfacer las necesidades de los usuarios. En la ecuaci¨®n de la oferta y la demanda de agua, el Servicio Geol¨®gico de Estados Unidos ha apoyado durante m¨¢s de 100 a?os el enfoque de gesti¨®n del abastecimiento centrado en el lado de la oferta. Ahora, la era de la construcci¨®n de grandes presas y sistemas de conducci¨®n est¨¢ llegando a su fin; conforme nos acercamos al siglo XXI, la relativamente limitada oferta de agua" (en un pa¨ªs con muchos m¨¢s recursos h¨ªdricos que Espa?a) "y la infraestructura establecida deben ser gestionados con m¨¢s eficacia para satisfacer demandas crecientes. Los nuevos futuros suministros vendr¨¢n probablemente de la conservaci¨®n, el reciclaje, la reutilizaci¨®n y la mejora de la eficiencia en el uso del agua, m¨¢s que del desarrollo de ambiciosos proyectos. Es evidente que la Naci¨®n ya no puede seguir intentando satisfacer la insaciable demanda de agua mediante la continua ampliaci¨®n de una oferta que tiene l¨ªmites f¨ªsicos, ecol¨®gicos y econ¨®micos". Sobran los comentarios.
Por ¨²ltimo, dif¨ªcilmente en la concentraci¨®n de hoy tiene cabida alguna pedir el uso racional del agua, su ahorro, la defensa del medio ambiente, las mejoras de los regad¨ªos o la construcci¨®n de depuradoras para reutilizar sus aguas. Estos est¨¢n re?idos con intentar defender y mantener el actual modelo de desarrollo continuista, insostenible e insolidario, basado en la gesti¨®n de la oferta, es decir: Agua de d¨®nde sea y c¨®mo sea y que s¨®lo beneficia a unos pocos, a costa de jugar con uno de los m¨¢s preciados recursos de que disponemos: el agua.
lom es miembro de la Comisi¨®n del Agua de Acci¨® Ecologista-Agr¨®
William Co
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