Imperio contra globalizaci¨®n
Imperio contra globalizaci¨®n? El pulso est¨¢ planteado. O mejor dicho, EE UU, huyendo de un concepto multilateral de gobernanza global, puede estar convirti¨¦ndose en un imperio para controlar los efectos nocivos contra su seguridad que se derivan de la globalizaci¨®n. Si la Administraci¨®n de Clinton se identificaba con el globalismo, el intento de promover la globalizaci¨®n, la de Bush est¨¢ en una pol¨ªtica bien diferente de control de la globalizaci¨®n. A¨²n en plena digesti¨®n del 11-S, y mientras EE UU se prepara a una guerra contra Irak que tiene mucho que ver con esta pol¨ªtica, los servicios llamados de inteligencia secundan esta l¨ªnea, al alertar de los peligros que conlleva la globalizaci¨®n para la seguridad nacional de la mayor potencia militar de la Tierra.
Clinton favoreci¨® procesos de paz (en Irlanda del Norte, Chipre o entre israel¨ªes y palestinos) de una forma no imperial. Bush puede pretender, tras la guerra, la imposici¨®n de soluciones
Seg¨²n Nairn, la crisis de Irak no debe ser vista como una guerra por el petr¨®leo, sino como un intento de "militarizar el dominio econ¨®mico que EE UU disfrut¨® en los a?os noventa"
El calificativo de "imperio" ya no asusta a los analistas estadounidenses. Lo usan sin complejos, aunque con la preocupaci¨®n, expresada por Michael Ignatieff y otros, de que convertirse en imperio lleve a EE UU a dejar de ser rep¨²blica o democracia. De momento, la nueva legislaci¨®n, como la Ley Patri¨®tica (de la que se plantea ahora aprobar una segunda versi¨®n a¨²n m¨¢s dura), est¨¢ transformando a EE UU por dentro hasta l¨ªmites insospechados.
Antiamericanismo creciente
En una comparecencia a mediados de febrero en la correspondiente Comisi¨®n del Senado estadounidense, los jefes de tres servicios de inteligencia, George Tenet (de la CIA), el vicealmirante Lowell Jacoby (de la Agencia de Inteligencia de la Defensa -DIA-, del Pent¨¢gono) y Robert Mueller III (de la FBI), coincidieron -al menos en la parte de la sesi¨®n abierta- en su apreciaci¨®n de los peligros de la globalizaci¨®n. Si ¨¦sta ha impulsado la econom¨ªa, tambi¨¦n se ha convertido en una grave amenaza para EE UU, al facilitar el crecimiento de las redes terroristas, la proliferaci¨®n de los conocimientos tecnol¨®gicos para fabricar armas de destrucci¨®n masiva, la multiplicaci¨®n de Estados fracasados que tienen que hacer frente a crecientes problemas de insurgencia y el aumento del anti-americanismo y de los rencores contra un EE UU dominante.
Tenet y Jacoby reconocieron aspectos positivos en la globalizaci¨®n, pero tambi¨¦n es de sumo inter¨¦s que los jefes de inteligencia apunten que el proceso ha dejado a mucha gente en peor situaci¨®n que antes y "ha exacerbado tensiones locales y regionales". En Oriente Pr¨®ximo, se?ala el director de la CIA, entre un 50% y un 80% de los desempleados son j¨®venes menores de 25 a?os". Es decir, que aumentan las razones que alimentan los conflictos.
"Nuestro mayor reto puede ser el de alentar y consolidar los aspectos positivos de la globalizaci¨®n y a la vez gestionar y controlar los negativos", se?al¨® Jacoby en su testimonio. La globalizaci¨®n, "pese a su plus positivo para la econom¨ªa global", se ve as¨ª "con una fuerza sumamente destructora que los Gobiernos s¨®lo pueden gestionar con dificultad".
Seg¨²n Tenet, hemos entrado en "el nuevo mundo de la proliferaci¨®n": "En su vanguardia se sit¨²an organizaciones no estatales que proporcionan material y tecnolog¨ªa" para las armas de destrucci¨®n masiva que antes s¨®lo ten¨ªan pa¨ªses con peso propio.
"La globalizaci¨®n de tecnolog¨ªas intensivas en I+D est¨¢ permitiendo a pa¨ªses peque?os, grupos e individuos acceder a capacidades anteriormente limitadas a las grandes potencias", seg¨²n Lowett, para el cual, adem¨¢s, la reducci¨®n en 50% de los gastos en defensa en el mundo en los ¨²ltimos a?os no s¨®lo lleva a "opciones asim¨¦tricas" (una de las cuales podr¨ªa ser el terrorismo, frente a la superioridad militar), sino que esta reducci¨®n del mercado de armamentos lleva a una mayor competencia en venta de armas, en un entorno globalizado en el que las restricciones en transferencia de tecnolog¨ªa militar y embargos de armas resultan m¨¢s dif¨ªciles. Cita en particular los sistemas para atacar a buques.
En vez de potenciar los reg¨ªmenes internacionales existente, o promover unos nuevos, para evitar esta proliferaci¨®n, Estados Unidos parece preferir las medidas directas. As¨ª, la crisis de Irak tiene que ver con la pol¨ªtica contra la globalizaci¨®n de la Administraci¨®n de Bush. Tom Nairn, de la revista New Left, califica en un largo art¨ªculo publicado en OpenDemocracy, a "Am¨¦rica" como "enemiga de la globalizaci¨®n". Es una visi¨®n desde la izquierda que en sus planteamientos esenciales viene a coincidir con la CIA, la DIA. El temor ya se est¨¢ traduciendo en medidas, como las que ha tomado el Gobierno de EE UU al instaurar mayores controles a la inmigraci¨®n legal (y, aparentemente con menos ¨¦xito, la ilegal), adem¨¢s de un creciente proteccionismo comercial. O esa defensa adelantada que supone la bautizada como Iniciativa de Defensa de los Contenedores, por la cual algunos puertos son especialmente vigilados para controlar los cargamentos que salen con destino a EE UU, unas medidas a las que, pr¨¢cticamente sin debate, se han sumado Espa?a y otros pa¨ªses. O el intento de frenar en Internet el intercambio de informaci¨®n cient¨ªfica y t¨¦cnica que pueda ser utilizada para fines militares o terroristas.
Seg¨²n Nairn, la crisis de Irak no debe ser vista como una guerra por el petr¨®leo, sino contra la la globalizaci¨®n, un intento de "militarizar el dominio econ¨®mico que Estados Unidos disfrut¨® en los a?os noventa", y de controlar las fuerzas de la globalizaci¨®n, que, como se ha visto estos d¨ªas con las manifestaciones contra la guerra, en parte se han socializado.
En su muy discutido y discutible libro Imperio, Michael Hardt y Toni Negri ven que la globalizaci¨®n ha dejado a Estados Unidos peque?o, en p¨¦rdida de control sobre el entorno, como uno m¨¢s frente a ese nuevo monstruo global que lo llena todo. El posterior ataque del 11-S, manifestaci¨®n del lado oscuro de la globalizaci¨®n, lo puso tr¨¢gicamente de manifiesto. Y la respuesta a esa p¨¦rdida de control resulta imperial, aunque sea un imperio de nuevo cu?o. Clinton favoreci¨® procesos de paz (en Irlanda del Norte, Chipre o entre israel¨ªes y palestinos) de una forma no imperial. Bush puede pretender, tras la guerra, la imposici¨®n de soluciones. Es muy diferente. A esta potencia que permite derrotar a los enemigos a relativamente bajo coste y sin grandes bajas por su parte, Jay Tolson la llama el "imperio de la bomba inteligente (smart-bomb imperium)".
![Unos manifestantes protestan en Nueva York durante las sesiones del Foro Econ¨®mico Mundial, en febrero de 2002.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/T62MXWP7BUA7FHEG46SML3PA3Q.jpg?auth=ab18bebafb54bc674cd61a81b0b0f00faaca31d23484c9c5deeff68ffad60a89&width=414)
Nuevas formas de insurgencia
PARA EL DIRECTOR de la DIA, Lowell Jacoby, Al Qaeda est¨¢ presente en "seis continentes". Es de suponer que considera a Am¨¦rica Latina como continente separado. En las nuevas formas de insurgencia estudiadas por el profesor y ex militar brit¨¢nico, John Mackinlay en Globalizaci¨®n e insurgencia (Globalisation and insurgency, II SS, Londres). La globalizaci¨®n ha cambiado los t¨¦rminos de las insurgencias, con nuevas formas de violencia, y nuevas posibilidades con la globalizaci¨®n de los transportes por aire, por mar o con la desregulaci¨®n de los flujos financieros. Para Mackinlay, los objetivos de los movimientos de liberaci¨®n, separatistas, de reforma y o los se?ores de la guerra explican las aspiraciones de los insurgentes, no sus manifestaciones, que en algunos casos, como los de Ham¨¢s o Hezbol¨¢, operan tambi¨¦n en sus labores sociales -porque no las hace el Estado- con organizaciones no gubernamentales que ellos mismos impulsan. Mackinlay rechaza aplicar el t¨¦rmino terrorismo de forma generalizada, pues lo considera "meramente el arma o el instrumento del insurgente; es una t¨¢ctica, y como concepto abstracto no puede ser el objetivo de una contraestrategia". La globalizaci¨®n ha ampliado el abanico de posibilidades y definiciones de los insurgentes, que Mackinlay reduce a cuatro: Lumpen (con una organizaci¨®n d¨¦bil), clan (con m¨¢s organizaci¨®n), fuerzas insurgentes populares (m¨¢s ideologizadas, que buscan derrocar un r¨¦gimen en particular) y fuerzas insurgentes globales, que no van contra un r¨¦gimen espec¨ªfico y que intentan sobrevivir en entornos internacionales diversos, como Al Qaeda, una red multicultural.
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