La otra mejilla
El problema de los cristianos -para ellos y para nosotros- es que nunca han logrado dejar de ser jud¨ªos. Saben que, sin la Resurrecci¨®n, su religi¨®n se queda en juda¨ªsmo puro y duro (creo que lo dijo por all¨ª san Pablo), con el diente por el diente y el ojo por el ojo y dem¨¢s lindezas. Pero, ?qu¨¦ persona medianamente razonable puede creer de verdad en la Resurrecci¨®n, ni dando el famoso salto de la fe al m¨¢s hondo de los vac¨ªos? Y, si da el salto, ?c¨®mo puede estar seguro de que no se est¨¢ enga?ando? Y as¨ª, los cristianos (puede haber excepciones, claro est¨¢), bajo el intolerable peso de no creerse en privado lo que tienen que afirmar creer en p¨²blico, van por la vida arrastrando una situaci¨®n intolerable, cargados de penalidades y obligaciones y dogmas, resentidos porque otros no aceptan su hip¨®tesis fundamental, y sin ni el consuelo de un cielo que valga la pena (?hay que ver lo poco, e ingrato, que se les promete a los cristianos en el m¨¢s all¨¢ comparado con el para¨ªso musulm¨¢n, y eso que se trata, seg¨²n todos los indicios, del mismo Dios!). Ya lo dijo Norman Brown: el cristianismo ofrece muy poco al creyente aqu¨ª abajo, y muy poco all¨ª arriba.
Al incorporar el principio femenino a su credo, encarn¨¢ndolo en Mar¨ªa, el catolicismo, con todo, tiene sitio parar la belleza, la ternura, las l¨¢grimas. Pero el protestantismo es rigurosamente masculino, duro, sin seno consolador. Al enterarme de que Bush es metodista y, algo aun peor, metodista "renacido", me he puesto a temblar, porque el metodismo representa una de las vertientes m¨¢s puritanas del protestantismo. Vengo de all¨ª, por un peculiar sarcasmo del destino, y me consta por experiencia personal c¨®mo son los metodistas: gentes tan obsesionadas con el Viejo Testamento y los Diez Mandamientos que el Serm¨®n en el Monte, sublime, ocupa en su escala de valores no s¨®lo el segundo rango sino el tercero o el quinto. ?La prohibici¨®n n¨²mero uno de la secta? El alcohol. Y ahora resulta que Bush, el ex bebedor, ha sido "salvado" por la ley seca de los suyos. S¨ª, me he puesto a temblar y sigo temblando porque los peores inquisidores suelen ser los "renacidos" y los conversos, puestos diariamente en el trance de demostrar a s¨ª mismos y a los dem¨¢s la autenticidad de su cambio (de ello sab¨ªa mucho Torquemada). Ellos no dan nunca la otra mejilla.
El historiador romano Tito Livio opinaba que, de todos los habitantes de Hispania, los del Sur eran los "menos belicistas", los m¨¢s adictos a la paz. Complace saberlo y constatar que, pese a los vaivenes de la historia, los sure?os de hoy siguen siendo, por abrumadora mayor¨ªa, personas que no quieren la guerra. Una de las peores secuelas del contubernio Aznar-Bush es que va a crear nuevos enemigos para Espa?a en los pa¨ªses musulmanes cuando, justamente, Espa?a tiene la obligaci¨®n de servir de puente de entendimiento entre Oriente y Occidente. La maurofobia de Aznar es un hecho bien documentado. Qu¨¦ decepci¨®n tener en estos momentos un presidente de Gobierno con la cabeza atestada de falsa historiograf¨ªa e incapaz de comprender la que podr¨ªa ser la verdadera misi¨®n de esta naci¨®n en el mundo de hoy.
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