M¨¢s sobre Pierre M¨¦chain
Hace tan s¨®lo unas semanas, despu¨¦s de fijarme en una placa en un rinc¨®n escondido del puerto de Barcelona, escrib¨ª una cr¨®nica sobre el astr¨®nomo franc¨¦s Pierre M¨¦chain. Contaba en ella que M¨¦chain hab¨ªa sido un hombre clave en la medici¨®n del meridiano terrestre que dio origen en el siglo XVIII al patr¨®n oficial del metro, definido por la Academia de Ciencias de Par¨ªs como "la diezmillon¨¦sima parte del cuadrante del meridiano terrestre". M¨¦chain se desplaz¨® a Catalu?a en 1792 para completar la medici¨®n del sector del meridiano comprendido entre Rodez y Barcelona, y dado que le toc¨® vivir el periodo convulso de la Revoluci¨®n Francesa, no lo tuvo f¨¢cil. Al estallar la guerra entre Francia y Espa?a, llegaron a tomarle por esp¨ªa y muri¨® en Castell¨®n, en 1804, como consecuencia de la fiebre amarilla. Por todo ello, comentaba en mi cr¨®nica que la suya era una vida de novela. No sab¨ªa hasta qu¨¦ punto estaba en lo cierto. Por lo pronto, he recibido tres interesantes notas de lectores que ayudan a ampliar aquella cr¨®nica.
M¨¦chain se desplaz¨® a Catalu?a en 1792 para completar la medici¨®n del sector del meridiano entre Rodez y Barcelona
Jos¨¦ Clusa, profesor de matem¨¢ticas, me hace saber que ya existe una novela sobre este singular personaje. La escribi¨® el franc¨¦s Denis Guedj, doctor en Historia de las Ciencias, y se titula La medida del mundo. Pen¨ªnsula la public¨® en castellano en 1998 y trata de las aventuras de los astr¨®nomos Pierre M¨¦chain y Jean-Baptiste Delambre en sus respectivas expediciones para medir el meridiano comprendido entre Dunkerque y Barcelona. Se trata de una novela amena y bien documentada en la que M¨¦chain aparece como uno de los personajes principales y en la que se revela su desaz¨®n al descubrir que, tras hacer dos mediciones en Barcelona en el espacio de un a?o, ambas difer¨ªan en tres segundos. Todo un drama para un astr¨®nomo. En resumen, la vida de novela de M¨¦chain ya tiene su novela.
Llu¨ªs Permanyer, el periodista que lo sabe todo de Barcelona, me adjunta en su amable carta un art¨ªculo suyo aparecido en 1992 en el que aporta m¨¢s datos sobre M¨¦chain. He sabido por este art¨ªculo que M¨¦chain se instal¨® en sus d¨ªas barceloneses en un hotel de la calle de Aviny¨® llamado la Fontana de Oro. Desde all¨ª sal¨ªa cada d¨ªa para efectuar sus mediciones, para las que instal¨® un v¨¦rtice geod¨¦sico en lo alto del castillo de Montju?c. Mientras observaba el funcionamiento de una m¨¢quina hidr¨¢ulica, M¨¦chain sufri¨® un accidente y se rompi¨® la clav¨ªcula y varias costillas. Esto le oblig¨® a estar un tiempo inmovilizado y realiz¨® una cura en Caldes de Montbui. A finales de 1793 quiso regresar a Par¨ªs, pero la guerra entre Francia y Espa?a le forz¨® a quedarse en Barcelona, donde el capit¨¢n general, el conde de Lacy, lo encerr¨® en la Ciutadella para protegerle. Finalmente se march¨® en 1794, pero regres¨® en 1802 y permaneci¨® en Espa?a hasta su muerte en Castell¨®n, en 1804.
La tercera nota referente a M¨¦chain me la env¨ªa Jordi Bayona, escritor y hombre de cine que ya ha aparecido en las p¨¢ginas de este diario. ?l fue quien descubri¨® la foto de los a?os treinta del b¨®lido que avanza por La Rambla con la bandera republicana desplegada. Joan de Sagarra escribi¨® una cr¨®nica sobre el tema y el mismo Bayona ha escrito un interesante relato de inminente publicaci¨®n. Dec¨ªa Bayona en su nota que el astr¨®nomo barcelon¨¦s Josep Comas Sol¨¤ escribi¨® que, una vez concluidas las mediciones del cuadrante del meridiano, M¨¦chain crey¨® conveniente prolongar este arco hasta las islas Baleares, pero durante esta expedici¨®n muri¨® en Castell¨®n en 1804. "La obra inacabada de M¨¦chain", prosigue el art¨ªculo de Comas Sol¨¤, "fue continuada pocos a?os despu¨¦s, en 1806, por Arago y Biot (...). Ambos fueron delegados por Napole¨®n I para continuar en Espa?a los trabajos de M¨¦chain en compa?¨ªa del comisario espa?ol Rodr¨ªguez. Las operaciones empezaron en Valencia, y en 1808 Biot regres¨® a Par¨ªs y Arago las continu¨® solo en las islas de Mallorca y Formentera. Y aqu¨ª empieza la odisea del gran Arago. Abiertamente declarada en Espa?a la guerra de la Independencia contra los franceses, Arago, como franc¨¦s, fue considerado enemigo y esp¨ªa, y por tales motivos fue preso y encerrado en una fortaleza de Mallorca, donde s¨®lo Rodr¨ªguez pod¨ªa visitarle". Arago logr¨® evadirse de la prisi¨®n y trasladarse a Argelia. Pocos d¨ªas despu¨¦s tom¨® pasaje en un barco que deb¨ªa conducirle a Marsella, pero su barco fue apresado por espa?oles que le condujeron a Roses, donde Arago fue reducido otra vez a prisi¨®n, y de all¨ª fue trasladado a un pont¨®n en Palam¨®s. "Reconocido por el Gobierno espa?ol el car¨¢cter neutral de la misi¨®n encomendada a Arago", dice Comas Sol¨¤, "fue puesto en la libertad y el 28 de noviembre se dirigi¨® de nuevo a Marsella en un barco que un fuerte mistral hizo abordar en las costas de Bougie, el 5 de diciembre. All¨¢ fue nuevamente preso por una porci¨®n de marinos moros que le condujeron a Argelia, adonde pudo llegar, despu¨¦s de grandes peligros, el 25 de diciembre. Por fin, el 21 de junio de 1809, se embarc¨® en un buque que lleg¨® a Marsella el 2 de julio. Despu¨¦s de visitar a su madre en Perpi?¨¢n, se traslad¨® a Par¨ªs, donde dio cuenta detallada de sus trabajos y tribulaciones. La Academia de Ciencias, dados los grandes trabajos llevados a cabo y los m¨¦ritos adquiridos por Arago, lo admiti¨® en su seno el 18 de septiembre de 1809, a pesar de que s¨®lo ten¨ªa 24 a?os".
En resumen, una vez constatado que la vida de Pierre M¨¦chain ya ha dado para una novela, ah¨ª queda la evidencia de que la de Arago podr¨ªa dar tambi¨¦n para unas cuantas novelas. Y es que, por lo visto, la historia del metro fue mucho m¨¢s apasionante de lo que permiten imaginar 100 cent¨ªmetros.
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