La AMA, un nuevo poder deportivo
Dick Pound, el pretendiente canadiense a la presidencia del COI, perdi¨® las elecciones, se enfrent¨® al ganador, el belga Jacques Rogge, y decidi¨® dedicar sus energ¨ªas al fortalecimiento de un nuevo juguete, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), un organismo que puede llegar a alcanzar un poder tremendo, casi a la altura del COI seg¨²n algunos expertos, y que ha llevado al tradicionalista mundo del deporte unos aires de funcionamiento y transparencia inusuales, aires empresariales y funcionales, acompa?ados de una imagen de precisi¨®n y eficiencia, democracia y apertura.
Todo parece perfecto. Cuando el C¨®digo haya sido adoptado por federaciones y gobiernos, la AMA ser¨¢ la referencia ¨²ltima ante cualquier problema. Su proceso de desarrollo incluye la organizaci¨®n de todos los controles fuera de competici¨®n, el desarrollo de l¨ªneas cient¨ªficas y de investigaci¨®n, la acentuaci¨®n de su papel de gendarme mundial. Sin embargo, cuenta con un problema: su financiaci¨®n. Mientras el COI y las grandes federaciones cuentan con los Juegos y diversos torneos para atraer patrocinadores y televisiones, se antoja complicado que una agencia antidopaje atraiga sponsors. La AMA ser¨¢ siempre un organismo dependiente de la buena voluntad de los gobiernos, que aportan el 50% del presupuesto (unos 21 millones de euros para 2003) y el COI, que se responsabiliza de la otra mitad. Y la buena voluntad a veces choca con las disponibilidades o los deseos. En 2002, el movimiento ol¨ªmpico s¨®lo contribuy¨® con unos cinco millones de euros, cuando se hab¨ªa comprometido a 8,5 millones; y los gobiernos aportaron 6,3. Faltaron por pagar los pa¨ªses m¨¢s pobres y un par de grandes potencias, Rusia e Italia, que deber¨ªan haber aportado medio mill¨®n de euros cada una. Espa?a pag¨® sus 228.000 euros aunque, como muchos otros pa¨ªses, lo hizo con la advertencia de que considera que su aportaci¨®n es mayor que la proporci¨®n de poder que obtiene a cambio.
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