?rboles
Pudiera parecer en estos d¨ªas que la opini¨®n p¨²blica s¨®lo est¨¢ alarmada por dos grandes problemas, que son la guerra y el Prestige, y que llamar la atenci¨®n sobre los problemas que tenemos aqu¨ª mismo, en nuestros barrios, es casi un insulto cuando en el resto del mundo est¨¢n pasando cosas tan gordas. Pero como creemos que una cosa no quita la otra, tenemos que decir que tambi¨¦n nos alarmamos cuando vemos que de pronto ya no existen dos ¨¢rboles centenarios, ¨¢rbol m¨¢s, ¨¢rbol menos, el cemento es lo que importa, cortamos por lo sano que luego ya pondremos palmeras o cualquier otro tipo de ¨¢rbol m¨¢s acorde con la imagen que debe proyectar nuestra ciudad. Nos preocupan mucho, al margen de la pol¨ªtica del hecho consumado, dos posturas: La pol¨ªtica, porque no puede olvidar, el equipo del Ayuntamiento, que est¨¢n ah¨ª en representaci¨®n de la ciudadan¨ªa, y ya est¨¢ bien de hacer las cosas sin consultar con las asociaciones de vecinos, a las cuales las ningunea bastante.
Y decimos esto no s¨®lo por la pena que nos produce que se cortaran los eucaliptos de El Palo sin consultar con nadie (como si los vecinos no fueran nadie), lo decimos, adem¨¢s, porque existen en la ciudad de M¨¢laga otros frentes abiertos por la ciudadan¨ªa en defensa de sus ¨¢rboles y reclamando lo que le parece m¨¢s sensato: Que se les consulte a las personas que viven en un lugar c¨®mo llevar a cabo reformas importantes que pueden afectar al cambio en sus habituales modos de vida. Como ejemplo, los vecinos de El Bulto. Nadie les garantiza que cualquier d¨ªa de estos, con la excusa del bien com¨²n, y en aras de la concepci¨®n rectil¨ªnea de las grandes avenidas, cortar¨¢n los ¨¢rboles protegidos, que ya forman parte de un paisaje vivido durante a?os y que han dado singularidad a un entorno bastante deteriorado. Donde ahora est¨¢n poniendo aceras, ma?ana ser¨¢n sustituidas por asfalto.
No nos queda, a la ciudadan¨ªa, m¨¢s que elevar nuestras voces para reclamar todo aquello que creamos justo y exigirles a nuestros representantes pol¨ªticos que ratifiquen sus promesas por escrito. No podemos olvidar que tenemos el poder del voto.
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