La primera gran ley sanitaria del siglo XXI

Si la pol¨ªtica es el arte de lo posible, la pol¨ªtica sanitaria es el arte de hacer posible lo necesario. Y lo necesario es, en estos momentos, hacer realidad un Sistema Nacional de Salud donde no haya servicios de primera y de segunda, que motive a los profesionales, que responda al envejecimiento, y a las nuevas formas de vivir y enfermar, que tenga en cuenta las opiniones de las personas como individuos y como sociedad; y que en definitiva est¨¦ a la altura de los nuevos tiempos.

La Ley de Cohesi¨®n y Calidad pretende responder a este reto, en el marco de la realidad actual y plantea para ello una pol¨ªtica sanitaria basada en tres grandes l¨ªneas estrat¨¦gicas: Mejorar los resultados en salud, garantizar a los ciudadanos la equidad, calidad y participaci¨®n en la atenci¨®n sanitaria, y promover la cohesi¨®n en el Sistema Nacional de Salud. El acuerdo alcanzado entre todos los grupos parlamentarios en la Ponencia del Congreso, hacen que estemos m¨¢s cerca de hacer realidad la primera gran ley sanitaria del siglo XXI.

La innovaci¨®n de base cient¨ªfica es esencial para mejorar los resultados del sistema

Como primera l¨ªnea, La Ley de Cohesi¨®n y Calidad apuesta por un Sistema Nacional de Salud solidario, capaz de dise?ar pol¨ªticas sanitarias consensuadas y resalta el concepto del abordaje integral de la atenci¨®n a la salud. Y para ampliar y perfilar el contenido de la atenci¨®n sanitaria, en el Cat¨¢logo de Prestaciones se incorporan, por primera vez, la Salud P¨²blica y la Atenci¨®n Sociosanitaria y se a?aden tanto en la Atenci¨®n Primaria como en la Atenci¨®n Especializada, la salud bucodental, la salud mental, los cuidados paliativos y el mantenimiento de la salud para las personas discapacitadas. Se pone especial ¨¦nfasis en la orientaci¨®n hacia la Atenci¨®n Primaria, como garant¨ªa de la continuidad de la atenci¨®n a lo largo de la vida del paciente.

Mejorar los resultados en salud es tambi¨¦n plantearse de una manera global el mejor modo de prestar la asistencia. Con los Planes Integrales sobre las patolog¨ªas m¨¢s prevalentes o con mayor impacto social, se pretende centrar la atenci¨®n en los resultados sanitarios finales considerando la promoci¨®n, la prevenci¨®n y la atenci¨®n sanitaria como una cadena continua de actuaciones.

De esta cadena forman parte las innovaciones en la terapia farmacol¨®gica y en las tecnolog¨ªas sanitarias; su influencia para mejorar los resultados en salud es incuestionable. Para que el Sistema Nacional de Salud disponga de los tratamientos m¨¢s actuales y asegurar a los ciudadanos su calidad, seguridad y eficacia, se regula su incorporaci¨®n sobre la base de una evaluaci¨®n objetiva, realizada por las Agencias de Evaluaci¨®n de Tecnolog¨ªas. Es un reto que no admite demora, que no se hab¨ªa abordado hasta ahora de una manera rigurosa por las autoridades sanitarias.

Uno de los factores que mejor explica los resultados de nuestro sistema sanitario es la competencia de nuestros profesionales. Una competencia cient¨ªfico-t¨¦cnica que se adquiere desde el pregrado al postgrado, en la formaci¨®n profesional, mediante la formaci¨®n continuada, frecuentemente en diferentes Comunidades Aut¨®nomas. En la Ley, se crea la Comisi¨®n de Recursos Humanos, como medio para coordinar y cooperar, no s¨®lo en el SNS, sino tambi¨¦n con el Ministerio de Educaci¨®n, porque la calidad del sistema es la calidad de sus profesionales. Hay una apuesta irrenunciable por la movilidad voluntaria de los profesionales como garant¨ªa de calidad y unas bases sobre lo que debe ser el desarrollo profesional.

Porque los grandes pasos en la Medicina siempre son consecuencia de la investigaci¨®n y de la experiencia cl¨ªnica, en la Ley de Cohesi¨®n y Calidad se dedica un cap¨ªtulo a la investigaci¨®n. La innovaci¨®n de base cient¨ªfica es esencial para el desarrollo de los servicios sanitarios y, en definitiva, para mejorar los resultados en salud del sistema. Debemos seleccionar sus grandes l¨ªneas de manera que la investigaci¨®n responda a las necesidades en salud y tambi¨¦n a impulsar la innovaci¨®n asistencial. El di¨¢logo entre la investigaci¨®n b¨¢sica y cl¨ªnica ha de ser permanente y sus resultados difundidos de forma que supongan una verdadera ganancia para la salud. Que el uso de la evidencia cient¨ªfica, permita informar el proceso de decisi¨®n de los ¨®rganos responsables, para definir y actualizar la pol¨ªtica sanitaria. Este modelo exige vertebrar los recursos, crear una masa cr¨ªtica de investigadores y la alineaci¨®n de objetivos y procedimientos entre el Ministerio, las Comunidades Aut¨®nomas y las Universidades. Para lo cual se impulsa la Iniciativa Sectorial de Investigaci¨®n en Salud y el incremento de la cooperaci¨®n estable, a largo plazo, entre el sector p¨²blico y la industria, por medio de la Comisi¨®n de Investigaci¨®n en Salud.

La segunda l¨ªnea estrat¨¦gica es garantizar la equidad, calidad y participaci¨®n a los ciudadanos. Nuestro sistema sanitario que ha alcanzado un alto nivel de equidad, conserva a¨²n en su seno desigualdades, puede ser m¨¢s solidario, puede ser m¨¢s equitativo, orientarnos al incremento del nivel de calidad y las garant¨ªas de la atenci¨®n sanitaria, y de esta manera evitar la variabilidad geogr¨¢fica y de la pr¨¢ctica cl¨ªnica. Los valores que los ciudadanos exigimos han aumentado e incluyen, no s¨®lo alcanzar los mejores resultados, sino garantizar la equidad, la seguridad, la accesibilidad en espacio y tiempo, la informaci¨®n, la calidad y, en fin, la humanizaci¨®n de la asistencia.

En este sentido, la regulaci¨®n de las garant¨ªas de las prestaciones constituye un aspecto esencial, ya que el reconocimiento de un derecho tiene el valor que le concede su garant¨ªa. Y en este contexto conviene destacar dos aspectos m¨¢s de los que se ocupa la Ley: El primero es la previsi¨®n de la existencia de Centros de Referencia del Sistema Nacional de Salud, para la atenci¨®n de aquellas patolog¨ªas que por su alta especializaci¨®n profesional o una elevada complejidad tecnol¨®gica, requieran la concentraci¨®n de los recursos diagn¨®sticos y terap¨¦uticos; el segundo, es realizar la necesaria extensi¨®n de las prestaciones m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito estricto del Sistema Nacional de Salud, a la totalidad del sistema sanitario incluidos, por tanto, los centros y servicios privados. La Tarjeta Sanitaria vehiculizar¨¢ la informaci¨®n en todo el sistema, permitiendo la movilidad de los pacientes. Y en un futuro, espero que no lejano, ser¨¢ el nexo para el intercambio de su informaci¨®n cl¨ªnica y para su movilidad en la UE.

Incorporar la filosof¨ªa de la mejora continua como gu¨ªa para la pr¨¢ctica diaria, en todos los niveles del sistema ser¨¢ un largo proceso, que requerir¨¢ cambios importantes en nuestra manera de trabajar y de organizarnos. Para impulsarlo se crea la Agencia de Calidad y el Observatorio del Sistema Nacional de Salud. Su informaci¨®n ayudar¨¢ a profesionales de la salud y otros interesados a aumentar sus competencias y conocimientos, incluir¨¢ inventarios y gu¨ªas de pr¨¢ctica cl¨ªnica y de cuidados, an¨¢lisis de buenas pr¨¢cticas, basadas en la evidencia, para que la experiencia de unos se pueda convertir en el aprendizaje de otros.

La calidad de los servicios sanitarios tiene otras dimensiones que se contemplan en esta Ley. El ciudadano no s¨®lo tiene derecho a ser informado como sujeto pasivo, sino que el sistema debe canalizar sus inquietudes y facilitar su participaci¨®n. Los pacientes, las asociaciones de pacientes, los familiares, y finalmente las personas son, en gran medida, los que definir¨¢n los servicios del Sistema. Por otro lado, los profesionales, sus asociaciones y sociedades cient¨ªficas, deber¨¢n contribuir a la formaci¨®n de la opini¨®n ciudadana.

La tercera y ¨²ltima de las l¨ªneas estrat¨¦gicas es potenciar la cohesi¨®n del sistema. Cuanto m¨¢s extendido, diversificado y descentralizado est¨¢ un sistema sanitario, m¨¢s necesario es asegurar la visibilidad de los objetivos centrales que den coherencia al conjunto.

Por ello, la Ley define los ¨¢mbitos de actuaci¨®n en que se precisa la colaboraci¨®n de todas las administraciones p¨²blicas sanitarias: las prestaciones, la farmacia, los profesionales, la investigaci¨®n, los sistemas de informaci¨®n, la calidad, los planes integrales, la salud p¨²blica y la participaci¨®n social.

Adem¨¢s, precisamos definir instrumentos capaces de fortalecer la cohesi¨®n del sistema. Estos instrumentos son el Consejo Interterritorial, el Fondo de Cohesi¨®n Sanitaria, el Sistema de Informaci¨®n y las Redes de conocimiento. El Consejo Interterritorial se convierte en el elemento clave del sistema donde se forjar¨¢n los consensos que hacen realidad nuestro sistema. De sus actividades se rendir¨¢ cuenta al Senado, al que se elevar¨¢, anualmente, el informe del Sistema Nacional de Salud. El buen gobierno, aplicado al contexto de las pol¨ªticas sanitarias, exige, a mi juicio, los principios de transparencia y de responsabilidad, que incluye la obligaci¨®n de rendici¨®n de cuentas. Ambas son condici¨®n indispensables para el ¨¦xito de las pol¨ªticas sanitarias, con may¨²scula. El consenso y la responsabilidad compartida es la base de esta Ley, acordada por todos los interlocutores sociales, que marcar¨¢ la evoluci¨®n del Sistema Nacional de Salud en los pr¨®ximos a?os.

El Fondo de Cohesi¨®n Sanitaria permitir¨¢ que todos puedan utilizar los mejores servicios especializados, profesionales y tecnol¨®gicos, en las mismas condiciones, independientemente de su ubicaci¨®n. Pero, adem¨¢s de facilitar la movilidad de los pacientes, el Ministerio de Sanidad y Consumo, a trav¨¦s del Fondo de Cohesi¨®n Sanitaria, financiar¨¢ pol¨ªticas que aseguren la cohesi¨®n sanitaria y la correcci¨®n de desigualdades. Textualmente, estas "pol¨ªticas se desarrollar¨¢n mediante los planes integrales de salud, que tendr¨¢n en cuenta las variables epidemiol¨®gicas y sociales que supongan una mayor necesidad de servicio, tales como patolog¨ªas cr¨®nicas, morbimortalidad estandarizada por edad, poblaci¨®n infantil, poblaci¨®n inmigrante y otras de car¨¢cter similar".

Los sistemas de informaci¨®n y comunicaci¨®n sanitarios estatales y auton¨®micos son un requisito previo para el desarrollo y el seguimiento de las pol¨ªticas sanitarias efectivas, eficientes y equitativas. La informaci¨®n sanitaria debe ser relevante y f¨¢cilmente accesiblepara los pol¨ªticos, los gestores, los profesionales, as¨ª como para el p¨²blico en general.

Necesitamos un sistema en el que cada actor contribuya, con su experiencia y capacidad, en su puesto de trabajo, en su ¨¢mbito de influencia o autoridad, para el ¨¦xito del conjunto de la organizaci¨®n. Un sistema descentralizado, en que los objetivos de cada uno tengan su reflejo y contrapartida en los objetivos comunes. Para que el Sistema Nacional de Salud tenga realmente una proyecci¨®n de futuro es imprescindible que exista un sentimiento de integraci¨®n del sistema. En este sentido, el propio Sistema Nacional de Salud se debe configurar como una aut¨¦ntica red de conocimiento. En el futuro, que empieza hoy, debemos promover el intercambio de informaci¨®n y la complementariedad de actuaciones de todos los agentes en materias como la promoci¨®n de la salud, la cooperaci¨®n internacional, la evaluaci¨®n de tecnolog¨ªas y la formaci¨®n en salud p¨²blica y gesti¨®n sanitaria.

Todos podemos sentirnos contentos por el esfuerzo realizado. Por el sentido de responsabilidad que han demostrado las personas que a lo largo de estos meses han intervenido con sus aportaciones en la elaboraci¨®n de esta Ley. Todos pueden sentirse protagonistas de este texto de consenso que consolida nuestro sistema de salud y pone las bases para afrontar con esperanza el futuro. Pero quiero que mis ¨²ltimas palabras vayan dedicadas a reconocer el esfuerzo, el trabajo y la ilusi¨®n que todos los profesionales del sistema sanitario realizan d¨ªa a d¨ªa. Ellos son los que est¨¢n haciendo que nuestro sistema sanitario sea uno de los mejores del mundo.

Ana Pastor es ministra de Sanidad.