Encuestando, que es gerundio
Dec¨ªa ayer alguien que uno puede ser listo y nada in¨²til y, sin embargo, convertise en el tonto ¨²til de una historia. Sobre todo si la historia necesita carnaza r¨¢pida para dar de comer a la tropa hambrienta. Que se lo digan, si no, a este pobre chico, de nombre Josep Camps, que se ha convertido en la cabeza de turco de un esc¨¢ndalo cuya proporci¨®n ser¨ªa may¨²scula si este pa¨ªs fuera normal. Y conjugo en condicional porque as¨ª lo marca una realidad hecha de tantas anormalidades que cuesta trabajo saber si una vive en un pa¨ªs europeo o en la Casa de las Mu?ecas de Famosa. Aqu¨ª nos comemos esc¨¢ndalos con la misma alegr¨ªa con que nos zampamos nuestro pan con tomate nacional, sin ninguna indigesti¨®n de la conciencia: De la Rosa, Estivill, c¨¦sped en el Camp Nou, subvenciones a cursos inexistentes... ?qu¨¦ son sino menudencias en un pa¨ªs medio de mentira? Al fin y al cabo, todos somos amigos y residentes en las mismas familias. Pero a pesar de la normalidad con que vivimos lo anormal, algunos nos empe?amos en pararnos en seco ante cada esc¨¢ndalo, quiz¨¢ con la vana intenci¨®n de hacer que se detenga alg¨²n tren. Aqu¨ª estoy, pues, clavada en el apeadero de las encuestas, a¨²n alucinada por la tranquilidad con que se ventilan las miserias en el Pa¨ªs de las Maravillas. Veamos la cosa. Un gobierno se inventa unas encuestas, las fabrica, las cocina y las promociona con dinero p¨²blico, e intenta, con ellas, comprarse un seguro de vida. Una especie de plan de pensiones para el chico nuevo que quiere quedarse con la hacienda. El responsable pol¨ªtico de la jugada pol¨ªtica para quedarse con el cotarro pol¨ªtico es uno de esos nuevos ejecutivos de la pol¨ªtica cuya carta de presentaci¨®n incluye tres virtudes: chuler¨ªa, desacomplejamiento y poca ideolog¨ªa. As¨ª aparece David Mad¨ª en nuestras vidas, pobres mortales que no hemos nacido para tanta categor¨ªa. Brazo derecho, dicen, de Artur Mas; una est¨¢ segura de ello, porque los brazos derechos tienen que ser as¨ª, un poco desalmados, un mucho prepotentes y, sobre todo, pelotas. Dec¨ªa Joan Barril, en una cr¨®nica de brillante sarcasmo, que ¨¦l hab¨ªa visto a David Mad¨ª un par de veces, pero que Mad¨ª no lo hab¨ªa visto a ¨¦l, no porque no lo tuviera pegadito a los codos, sino porque ?para qu¨¦ va a interesarse el director de comunicaci¨®n de la Generalitat en conocer a un periodista de tanta mili como Barril, director de un programa diario de radio y opinador de lujo tambi¨¦n diario de un peri¨®dico? La lista de los hombres y mujeres del periodismo invisibles para el chico, querido Barril, es muy larga. Pero es igual porque Mad¨ª, inteligentemente, debe de pensar que lo ¨²nico interesante es lo que puede inventarse. Un Barril virtual, por ejemplo, que, como sus encuestas, considere a Artur Mas el m¨¢s guapo, el m¨¢s alto, el mejor dotado. Y es que, en el para¨ªso de los David Mad¨ª, los opinadores tambi¨¦n se cocinan.
Pero no dimite, ni lo destituyen, ni lo ri?en, ni lo desplazan, ni le pagan una de esas vacaciones tan ¨²tiles para el cuerpo (especialmente para el cuerpo p¨²blico), quiz¨¢ hasta lo felicitan porque, al fin y al cabo, David Mad¨ª ha cumplido con su obligaci¨®n. ?Su obligaci¨®n es el bien p¨²blico? Sin duda, su obligaci¨®n es el bien privado, entendido ¨¦ste como el bien de un partido, de un l¨ªder, y hasta su propio bien, cosa nada desde?able. En un pa¨ªs donde se ha considerado l¨®gica y hasta entra?able una perversi¨®n profunda del sentido p¨²blico, el uso esquivo de la informaci¨®n colectiva en funci¨®n de los intereses partidistas, y donde el "avui no toca" no ha escandalizado a nadie, ?qu¨¦ podemos esperar? D¨ªganme ustedes si un solo periodista de este pa¨ªs, uno solo, se ha levantado nunca y se ha ido de una rueda de prensa de Pujol despu¨¦s de recibir esa respuesta. Hemos asistido durante a?os a ruedas de prensa cocinadas, con preguntas preparadas de antemano y con periodistas que aceptaban el encargo encantados de ser los elegidos. Hemos aceptado que la informaci¨®n fuera un privilegio del poder, y no una obligaci¨®n del poder, y m¨¢s de una vez hemos asumido como informaci¨®n la pura propaganda. Lo que pasa en este pa¨ªs no es que cocinen unas encuestas con dinero p¨²blico, con el vano intento de inventarse una realidad, lo grave es que la cocina existe desde siempre, cocina mucho y de todo, y todo nos lo comemos sin mala digesti¨®n. La perversi¨®n del concepto de poder viene de lejos, quiz¨¢ viene de siempre, y desgraciadamente no hemos cambiado a¨²n de paradigma.
?De qu¨¦ nos escandalizamos, pues, ahora? David Mad¨ª s¨®lo es un estudiante aplicado de los m¨¦todos patrios y, como tal, cree que lo suyo goza de impunidad. Por ello, ante una realidad tozuda que le avisa de cambios sociopol¨ªticos profundos, ¨¦l se inventa otra Catalu?a donde reinan los suyos y as¨ª reina lo suyo. ?Malversaci¨®n de dinero p¨²blico? ?Y qu¨¦ es lo p¨²blico, sino lo propio, en el manual del buen yuppy pol¨ªtico? Sin embargo, habr¨¢ que constatar dos hechos: uno, que la impunidad s¨®lo se consigue en el despotimo, pero que en democracia toda impunidad tiene fecha de caducidad. Puede que Mad¨ª salga pol¨ªticamente vivo de esto, pero no sale indemne. Y dos, que nadie gana elecciones invent¨¢ndose encuestas, por mucho master en fotocopiadoras que tenga. Si as¨ª lo pensaba el bueno de David, habr¨¢ que concluir que, adem¨¢s de prepotente, es ingenuo. En fin, Barril, cuando quieras vamos a conocerlo, que a m¨ª tampoco me ve, aunque le vea. Pero ?y si Mad¨ª no existe, virtual cual encuesta ganadora? ?Y si su lozana figura es un puro holograma? Puede..., aunque incluso en holograma lo suyo es de esc¨¢ndalo. Sonoro esc¨¢ndalo, pero con sordina catalana, esa que permite que nunca pase nada en la ci¨¦naga nacional. ?Ci¨¦naga? Perd¨®n, quer¨ªa decir oasis.
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