In¨²tiles deseos de convencer

Sigue Carmen Werner anclada en su epid¨¦rmica y p¨¢lida imitaci¨®n de Bausch, de sus ambientes, sus recursos y sus estructuras. En las obras de Provisional Danza siempre hay un desequilibrio entre las formalidades esc¨¦nicas y el sustrato argumental, tal vez por el deseo de impactar a toda costa y por la falta de un verdadero aparato reflexivo.

Una cosa es tener un estilo, y otra, repetir de manera obsesiva esos tics de autocastigo confesional. Hay dramaturgia, pero sigue sin haber s¨®lida estructura.

Tampoco queda claro, en este estreno del espect¨¢culo Fermina en la sala Cuarta Pared, de Madrid, el sentido ¨²ltimo de la banda sonora, un collage sobre el que se evoluciona a veces a comp¨¢s y otras aleatoriamente. Los artistas, bien preparados y dotados para la expresi¨®n danzada, se concatenan eficazmente o hacen sus m¨¦ritos solistas con honestidad, con deseo de convencer. Pero eso no basta para producir arte, para hacer verdadera danza.