Las ONG, listas para la guerra
Las organizaciones destacadas en Irak alertan de que los preparativos humanitarios de EEUU dejan fuera el centro del pa¨ªs
Todos coinciden. Si estalla la guerra en Irak, la prioridad ser¨¢ el abastecimiento de agua a la poblaci¨®n civil, en especial en Bagdad. Tanto el Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR) como la media docena de ONG con programas permanentes en Irak se preparan con discreci¨®n para lo peor. Atrapados entre su voluntad de mantener el trabajo habitual, para no convertirse en instrumentos de la guerra de propaganda, y la necesidad de tener capacidad de respuesta inmediata. Todos defienden tambi¨¦n que se usen las estructuras existentes en el pa¨ªs para canalizar la ayuda humanitaria, en vez de crear l¨ªneas de ayuda nuevas, como planea Estados Unidos.
"Irak es un pa¨ªs, no un trozo de desierto, con 23 millones de habitantes, lo que significa padres, madres, hijos...", se?ala el portavoz del CICR en Bagdad, Roland Huguenin, preocupado por las l¨ªneas de abastecimiento a la poblaci¨®n civil. "Esperamos que esta vez no destruyan las plantas de tratamiento de aguas", conf¨ªa. Por si acaso, el CICR ha puesto en marcha hace 10 d¨ªas una m¨¢quina que empaqueta agua en bolsas de un litro y que ya han empezado a distribuirse a todos los hospitales de la capital. "Si al final no hay guerra, les valdr¨¢n para el verano", apunta sabedor de que esa ayuda no alcanza para todos.
Y es precisamente la poblaci¨®n de la capital y sus alrededores la que m¨¢s preocupa a las ONG. "Hay gran riesgo de cat¨¢strofe humana en el centro de Irak, ya que seg¨²n los planes del Pent¨¢gono la asistencia humanitaria va a acompa?ar a las tropas que avancen, lo que significa que un tercio de la poblaci¨®n puede quedar excluida", advierte Alexander Christof, jefe de misi¨®n de Arquitectos para Gente Necesitada (APN). Cerca de ocho millones de habitantes de Bagdad y sus alrededores que quedar¨ªan atrapados entre los previsibles frentes del norte y del sur, sin acceso a las provisiones que se almacenan en pa¨ªses vecinos.
"Los norteamericanos dicen que atender¨¢n a la gente en las ¨¢reas que ocupen, pero ?qui¨¦n va a ocuparse de Bagdad?", se pregunta Christof. Todos los consultados coinciden en que "las estructuras locales no tienen capacidad de respuesta." "La Media Luna Roja iraqu¨ª ha preparado a 3.500 voluntarios y dispone de una buena red, pero carece de material", manifiestan. "La poblaci¨®n se encuentra ya en una situaci¨®n vulnerable, la m¨ªnima disrupci¨®n tendr¨¢ consecuencias graves para su bienestar", advierte Philippe Schneider, responsable de Premi¨¨re Urgence.
De momento, la mayor¨ªa de las ONG han decidido unir sus fuerzas y trabajar juntas en un plan de respuesta r¨¢pida que incluye distribuci¨®n de comida, servicios m¨¦dicos y refugio. "Hemos realizado una evaluaci¨®n de grupos vulnerables y sus necesidades, y trataremos de cubrir los vac¨ªos que vayan surgiendo", explica Schneider. El temor es que un ataque colapse las infraestructuras existentes.
El abastecimiento de agua es sin duda uno de los puntos d¨¦biles. "Las plantas potabilizadoras apenas funcionan a un 50%-55% de su capacidad; si falla el suministro el¨¦ctrico y hay que recurrir a generadores, se reducir¨¢ a menos del 20%", alerta Margaret Hassan, responsable de Care, una ONG que lleva en Irak desde 1991 y que actualmente trabaja en tres proyectos combinados de agua y salud en el sur del pa¨ªs. "Habr¨¢ zonas de la red a las que despu¨¦s de un corte no llegue ya el agua y no hay medios alternativos de almacenamiento y transporte".
Todos se niegan a hablar de qu¨¦ tipo de conflicto esperan. "No somos militares", aduce Huguenin. Sin embargo, hay coincidencia en que no ser¨¢ como la guerra del Golfo en 1991. "Entonces hubo un alud de refugiados porque hab¨ªa muchos trabajadores extranjeros que quer¨ªan salir; ahora los iraqu¨ªes que quieren y pueden irse ya lo han hecho", a?ade. Su preocupaci¨®n se centra en los "25 d¨ªas siguientes [al ataque], hasta que vuelva a recobrarse la normalidad".
Entre tanto, se plantean c¨®mo reaccionar con rapidez y eficacia. "Este pa¨ªs no se puede comparar con Afganist¨¢n o con los Balcanes", apunta Christof, "aqu¨ª el sistema a¨²n funciona y tenemos que respetar las reglas". "Debieran aprovecharse las infraestructuras existentes en lugar de pretender instalar una red paralela, como se desprende de los planes que nos llegan de Estados Unidos". El personal humanitario no esconde su malestar porque se est¨¦ ignorando la experiencia de las organizaciones que ya est¨¢n sobre el terreno.
"No queremos dar la sensaci¨®n de que apoyamos un ataque totalmente injustificado, pero tampoco podemos permanecer de brazos cruzados", explica Claudia Rodr¨ªguez, coordinadora de M¨¦decins du Monde (MDM) en Bagdad. "Tenemos que adoptar las medidas log¨ªsticas que nos permitan cumplir nuestro mandato", subraya el responsable de APN. Sin embargo, eso requiere unos fondos que los donantes de estas ONG, b¨¢sicamente la UE, a¨²n no ha liberado para no dar la impresi¨®n de que respaldan la guerra.
El caso del CICR es distinto. Empez¨® a reforzar su oficina el pasado noviembre. Desde entonces ha contactado con todos los hospitales de Irak para poder tener una evaluaci¨®n r¨¢pida de las necesidades. "Si al final ocurre una guerra, haremos un llamamiento p¨²blico de apoyo a todas las organizaciones de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en todos los pa¨ªses del mundo", explica Huguenin. Muchos m¨¦dicos y enfermeras ya se han inscrito como voluntarios.
Ideas contra la 'e-bomba'
Los responsables de las ONG buscan en los zocos de Bagdad cajas de plomo, o planchas de ese metal para fabricarlas. Seg¨²n fuentes period¨ªsticas, ¨¦sa es la ¨²nica protecci¨®n posible para los equipos electr¨®nicos ante un arma novedosa: la bomba el¨¦ctrica o e-bomba. Siempre que luego se entierre la caja.
"Vamos a guardar un tel¨¦fono para asegurarnos de que, una vez superada la fase de bombardeo, tenemos comunicaci¨®n con el exterior y con el resto de los compa?eros", explica una fuente. El personal humanitario se muestra muy reservado con las medidas de seguridad que preparan e insisten en mantener su ritmo de trabajo. "No deseamos alarmar al personal local", se?alan.
"Sin duda, la posibilidad de que inutilicen nuestros sistemas inform¨¢ticos y de comunicaciones es preocupante", declara Roland Huguenin, del CICR, "pero ?qu¨¦ podemos hacer? Tenemos que seguir us¨¢ndolos cada d¨ªa". Aun as¨ª, admite que resulta razonable "proteger al menos un tel¨¦fono sat¨¦lite". Alguna ONG ha comprado bicicletas para el supuesto de desabastecimiento de gasolina.
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