"Nac¨ª para dirigir el Old Vic"
Si hay alguien destinado desde su nacimiento a tomar el control creativo del Old Vic, Kevin Spacey (South Orange, Nueva Jersey 1959) cree que ¨¦l es ese hombre. "Para m¨ª, esto es algo extraordinario. Siento que todo lo que he hecho en mi vida me ha estado conduciendo hasta aqu¨ª", afirma en voz baja. "Esto es lo que quer¨ªa hacer". Irradia un entusiasmo apasionado mezclado con una especie de alegr¨ªa sobrecogida al contemplar su cometido cuando se convierta en el director art¨ªstico del atribulado teatro en oto?o del pr¨®ximo a?o; pero antes, tiene muchas tareas por hacer. "Tenemos un a?o y medio que dedicaremos a recaudar fondos, contratar personal, escoger a los directores que queremos, elegir las obras y formar una compa?¨ªa alrededor de ellas", declara. "Representaremos nuevas obras, viejas obras, Shakespeare. . . y daremos algunas sorpresas. Cuando se mira la historia del teatro brit¨¢nico, se ve que parte de las grandes obras surgieron de la ira ante las pol¨ªticas que tanto la realeza, el Parlamento o la se?ora Thatcher estaban llevando a cabo. Eche la vista atr¨¢s y mire algunas de las obras de Trevor Griffiths o Barrie Keeffe. ?D¨®nde est¨¢n esos escritores? ?D¨®nde est¨¢n sus voces? Vamos a encontrarlos porque s¨¦ que est¨¢n ah¨ª fuera".
"Representaremos nuevas obras, viejas obras, Shakespeare... y daremos algunas sorpresas"
"No hay nada que no me guste de Londres. Estar¨¦ all¨ª durante seis meses del a?o o m¨¢s"
Ganador de dos oscars (mejor actor en 2000 por American beauty e int¨¦rprete secundario en 1995 por Sospechosos habituales), el actor piensa seguir protagonizando dos producciones al a?o, y tambi¨¦n dirigir¨¢ obras y usar¨¢ su influencia para convencer a las estrellas de Hollywood de que contin¨²en la creciente tradici¨®n de aparecer en la escena de Londres por prestigio m¨¢s que por dinero. Se espera que Judi Dench act¨²e en alguna de las producciones, y Stephen Daldry, candidato a los Oscar por Las horas, ha declarado que a?adir¨¢ su talento a la compa?¨ªa. Para Spacey, esto es un sue?o. "Estoy sumamente emocionado ante la idea de dirigir un teatro", declara Spacey, "porque creo que puede lograrse much¨ªsimo y puedo usar lo que me ha ocurrido en el cine como un im¨¢n no s¨®lo para actores, directores y escritores, sino tambi¨¦n, espero, para un p¨²blico completamente nuevo que de otro modo seguramente no vendr¨ªa al teatro".
Kevin Spacey desmenuza sus planes para el Old Vic en Los ?ngeles, al d¨ªa siguiente de volver de una gira por ciudades y universidades estadounidenses para hablar de su nueva pel¨ªcula, La vida de David Gale, dirigida por Alan Parker (que se estrena en Londres el pr¨®ximo d¨ªa 14 y en Espa?a el 6 de junio) o, como ¨¦l dice, "para pregonar mis mercanc¨ªas como un proxeneta en Amsterdam". Es una de las personalidades m¨¢s misteriosas de Hollywood, un actor muy admirado que guarda a buen recaudo su vida privada. Aunque es conocido por sus interpretaciones en filmes como American beauty, Sospechosos habituales y LA Confidential, aprendi¨® su oficio en el teatro. Estudi¨® en Juilliard, aunque pronto se uni¨® al New York Shakespeare Festival y luego empez¨® a trabajar en Broadway, haciendo su debut frente a Liv Ullmann en Ghosts.
Vestido con una chaqueta de cuero negra y pantalones de sport, es sereno, amigable y expresivo y, aunque reacio todav¨ªa a divulgar demasiados detalles, es evidente que ha dedicado muchos pensamientos y energ¨ªa a su nuevo trabajo. Hay tambi¨¦n, afirma con una sonrisa, un par de ideas falsas que quiere corregir inmediatamente. En primer lugar, est¨¢ el asunto del que tanto se ha hablado de las goteras en el techo. Es verdad, admite, que hace falta gastarse m¨¢s de 100.000 euros para arreglar el techo (en total, se estima que la restauraci¨®n del teatro alcanzar¨¢ 750.000 euros). "Pero se le ha prestado una atenci¨®n excesiva, es como si a la gente le lloviera encima en el teatro", afirma. "Lo cierto es que cuando se entra al teatro uno no ve que algo vaya mal. Es un espacio incre¨ªblemente bello y sigue teniendo un aspecto magn¨ªfico".
"Ha habido tambi¨¦n algunas informaciones falsas sobre que el teatro ha fracasado de alg¨²n modo y que yo vengo montado en un caballo blanco para salvarlo, lo que es una cierta injusticia para la gente que ha estado trabajando aqu¨ª durante los ¨²ltimos cinco a?os haciendo grandes producciones que han estado agotando las entradas; el teatro, de hecho, ha tenido beneficios desde que redise?amos la junta directiva en 1998, as¨ª que le ha ido bastante bien. Esta pr¨®xima fase es un paso que durante dos a?os he sabido que estaba cercano, pero logramos mantenerlo en secreto, lo que fue bastante bueno teniendo en cuenta que s¨®lo se filtr¨® el d¨ªa antes de que lo anunci¨¢ramos".
Aunque asume plena responsabilidad por los ¨¦xitos o fracasos art¨ªsticos del teatro, se mantiene inflexible en que las tareas de proporcionar el dinero para reparaciones y mantenimiento deben residir en otra parte. "Estas son ¨¢reas en las que el Arts Council y el Gobierno deber¨ªan intervenir m¨¢s. Es un edificio calificado de categor¨ªa II por el Theatre Trust y, por ¨²ltimo, ahora pueden ver que hay una visi¨®n art¨ªstica y que va a haber direcci¨®n y una verdadera compa?¨ªa formada; creo que tendremos muchas m¨¢s posibilidades de que nos ayuden. No les estamos pidiendo dinero para hacer nuestras producciones, sino que acudimos a ellos para que nos ayuden a restaurar los edificios".
La perspectiva de empezar una nueva vida en Londres no asusta al actor, criado en Los ?ngeles, que ten¨ªa seis a?os cuando sus padres, visitantes asiduos de la capital brit¨¢nica, le llevaron a ver su primera obra en el Old Vic. Desde entonces ha visitado la ciudad muchas veces, tanto por trabajo como por placer, y ha aparecido sobre el escenario del Old Vic en 1998 en la puesta en escena del Howard Davies de la obra de Eugene O'Neill The iceman cometh. Regres¨® al papel en un reestreno en Broadway al a?o siguiente. Todav¨ªa no ha hecho ninguna gesti¨®n para buscar casa en Londres pero afirma que est¨¢ deseando establecerse all¨ª. "No hay nada que no me guste de Londres", dice. "Soy un angl¨®filo. No me importa el tiempo en absoluto. Estar¨¦ all¨ª durante seis meses del a?o o m¨¢s, pero haga el tiempo que haga, hay un enorme lado positivo en el esp¨ªritu con el que me enfrento a esta nueva aventura".
Antes de mudarse a Londres, espera poder meterse en una pel¨ªcula m¨¢s y lograr su vieja ambici¨®n de interpretar a Bobby Darin en una biograf¨ªa cinematogr¨¢fica del difunto cantante que ha estado en preparaci¨®n durante varios a?os. Est¨¢ previsto que en junio comience el rodaje de Beyond the sea, que tambi¨¦n producir¨¢ Spacey, y en el que cantar¨¢ varias de las canciones de Darin, incluido Dream lover, Mack the knife, Splish splash y la canci¨®n del t¨ªtulo. "Ha sido la pel¨ªcula que m¨¢s dificultades ha tenido para encontrar financiaci¨®n", se?ala. "Menos mal que las pel¨ªculas que giran alrededor de la m¨²sica vuelven a tener aceptaci¨®n, aunque no pienso que hayan perdido nunca el favor del p¨²blico. Creo simplemente que la gente de esta industria tiene escasa memoria, porque no recuerdan pel¨ªculas como Que empiece el espect¨¢culo y Fama".
Su carrera como actor cinematogr¨¢fico no interferir¨¢ en sus deberes en el Old Vic. "Tengo suerte si me llega un buen gui¨®n al a?o, as¨ª que no es un problema realmente", afirma. Aunque est¨¢ decidido a que su periodo a cargo del Old Vic sea recordado como de ¨¦xito e innovador, es lo bastante realista como para esperar algunos reveses. "Me imagino que tendremos nuestras dificultades iniciales, como cualquier nueva organizaci¨®n. Pero espero que se nos d¨¦ la oportunidad de cometer errores y aprender, y que se juzgue el valor de nuestra compa?¨ªa por lo que llevemos a esa escena a lo largo de un periodo de tiempo razonable".
? Telegraph Group Limited 2003.
Babelia
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