A un taxista de Bagdad
Ignoro, mi buen Hamid al Alziyah, si estas l¨ªneas le sacar¨¢n ventaja al misil, o te alcanzar¨¢n con la p¨²rpura de tus intestinos estercolando el s¨¦samo de tu huerto, o con las esquirlas de tu cr¨¢neo fosfatando la confitura de d¨¢tiles, que preparabas con tanto esmero a tus hijos, ya adolescentes o quiz¨¢ con el s¨®lo recuerdo de una fugaz adolescencia reventada en mariposas de luz, por la encarnizada maquinaria de los invasores. En fin, a¨²n conf¨ªo en que nada de esto haya sucedido, que le ganemos la partida a la log¨ªstica, y que contin¨²es con tu taxi llevando pasajeros por los zocos de Al-A'Adam¨ªa, o degustando apaciblemente un te a la naranja, mientras fumas tu pipa de agua y juegas unas manos al domin¨®. Si lees estas l¨ªneas, puede que una parte de Occidente haya persuadido a la otra, a esa otra que miente, falsea, impone, coacciona, amenaza, es decir, mi buen Hamid al Alziyah, hoy, la parte m¨¢s p¨²trida del planeta. Y en esa otra parte, est¨¢ mi pa¨ªs. Ya ves que desgracia, ?no te parece?
Pero quiero decirte que la mayor¨ªa de las gentes de mi pa¨ªs y de otros muchos pa¨ªses, millones y millones, se han echado a las calles y se han puesto de tu lado, del lado de tus hijos, de tu pueblo, de la inocencia, de la dignidad, del respeto a la vida, a los derechos y a los principios. Tampoco s¨¦ si todo eso servir¨¢ para detener tanta locura, tanta ambici¨®n: la locura y la ambici¨®n de quienes pretender saquear tu petr¨®leo, desollar tu cuerpo y el de tu familia, arrasar tu casa, en nombre de grandes frases, de grandes farsas, de infames intereses. Te digo que esos tipos que confunden, que chantajean e intimidan, no representan m¨¢s que su propia corrupci¨®n y la de sus compinches. Personalmente, me repugnan: a muchos, les repugnan. Son tipos de cuidado, tipos que llevan una urna llena de papeletas bajo el brazo, como si la democracia fuera una urna funeraria. Pero, mi buen Hamid al Alziyah, tienen el pecho vac¨ªo y recauchutado de matanzas. Deseo que, en breve, a¨²n podamos compartir la sonrisa y un refresco de uva, cuando cae la tarde en tu ciudad.
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