Un ¨¦xito de cart¨®n

En el curr¨ªculo de Javier Sol¨ªs aparecer¨¢ que el d¨ªa que debut¨® en Valencia cort¨® dos orejas y sali¨® a hombros. Mas no se enga?e el animoso novillero pacense, pues tales orejas fueron producto de un despiste generoso del presidente, mientras que su salida por la puerta grande sucedi¨® con los tendidos vac¨ªos. Es decir, nadie se qued¨® para reconocerle un ¨¦xito que, al fin y al cabo, fue m¨¢s de cart¨®n que de piedra.

Sol¨ªs dio todo lo que pudo, lo cual tampoco significa que diera todo lo que tiene. Pero a su primer novillo, noble, con cierta calidad y con las fuerzas medidas para bien de novillero principiante, multiplic¨® las series de muletazos con rudimentaria concepci¨®n. Puso entrega, ¨¢nimo, pero novillo con tanta bondad exig¨ªa tambi¨¦n algo m¨¢s de gusto y torer¨ªa.

En el quinto, y con la tarde dando bandazos, volvi¨® a poner empe?o. Este novillo, berre¨®n en banderillas, manso y protest¨®n, no merec¨ªa labor distinguida por fortuna para Sol¨ªs. La faena, en este caso justificada, fue tan tesonera como opaca.

Mat¨ªas Tejela, a cuatro d¨ªas de su alternativa, pas¨® como de puntillas. Lejos de aparecer deslumbrante, como la ocasi¨®n pintaba, se dej¨® ver como un torero triste y desmotivado. En su primero, de tan buen fondo como manifiesta invalidez, anduvo por el ruedo desangelado. Cuatro bellos naturales no justificaron una faena que no tuvo repercusi¨®n. El cuarto bis se apag¨® muy pronto y el torero tambi¨¦n. La faena fue un pulso a cu¨¢l de los dos pon¨ªa m¨¢s por desesperar a la gente.

Novillada con tan poca raza y fuerza perjudic¨® a Jos¨¦ Luis Mi?arro, el m¨¢s biso?o de la terna. El tercero, protest¨®n y molesto, no le dej¨® asentarse y Mi?arro anduvo irregular, sin acabar de llegar. El sexto, otro de los que mansearon en varas, se defini¨® cuesta abajo. Empez¨® con aire y acab¨® desaseado. Mi?arro se inici¨® bien, dando distancia, para acabar ahogando al ya ahogado novillo.