87 a?os
Un 15 de marzo como hoy, hace 87 a?os, nac¨ªa Blas de Otero en Bilbao. El lunes pr¨®ximo, en medio de los preparativos del estreno de la ¨²ltima guerra, que ser¨¢ la ante¨²ltima, su ciudad recordar¨¢ al autor de Pido la paz y la palabra. Ser¨¢ en la Biblioteca de Bidebarrieta, en el sal¨®n donde los liberales de la Sociedad El Sitio construyeron una de las tribunas m¨¢s selectas de Espa?a, hasta que lleg¨® el C¨¦sar Visionario y les cerr¨® el negocio, incaut¨® el edificio y ni Garc¨ªa de Enterr¨ªa pudo medio siglo despu¨¦s recuperar la casa del abuelo (la de mi bisabuelo galdosiano de la Margen Izquierda, la de bilbainos como Eusebio Ab¨¢solo o el invisible Javier de Bengoechea).
All¨ª estar¨¢ Luis Garc¨ªa Montero, junto a las voces de Soledad Bravo y Paco Iba?ez; all¨ª estar¨¢n los incondicionales de la poes¨ªa (ese peque?o pueblo en armas contra la soledad, en palabras del desaparecido Javier Egea); all¨ª estar¨¢ Sabina de la Cruz y all¨ª estar¨¢, ante todo, la palabra del poeta, sus versos que no pierden el apresto, la costura perfecta de los cl¨¢sicos y la vigencia hist¨®rica. Una vigencia hist¨®rica que el poeta no hubiese deseado. Porque al poeta la guerra le pis¨® los talones desde su nacimiento, aquel 15 de marzo de 1916, mientras el gas mostaza y otras amenidades qu¨ªmicas convert¨ªan los campos de Europa en el noveno c¨ªrculo dantesco. Luego vendr¨ªa nuestra guerra civil, los camiones erizados de armas que le transportar¨ªan al frente de Levante y una larga y oscura posguerra mientras el mundo, nuevamente, ard¨ªa por sus cuatro costados. Y despu¨¦s lo dem¨¢s, las dem¨¢s guerras, desde el Vietnam de Mailer y de Tobias Wolf a la Angola de Antonio Lobo Antunes.
De todas ellas supo Blas de Otero y contra todas ellas combati¨® desde el frente de papel de sus libros, no sin sufrir alguna que otra baja y unas cuantas mutilaciones chuscas. Pero a pesar de todo, desde el optimismo universal de la izquierda (un si es no es irenista o un si es no es panglosiano), el poeta muri¨® convencido de que la Historia avanza (aunque sea dos pasos hacia atr¨¢s y uno adelante). El poeta no hubiera querido creer que su 87 cumplea?os coincidir¨ªa con una guerra como la que ahora mismo promocionan los Estados Unidos con la ayuda de un par de comerciales -representantes los llamaban antes- llamados Blair y Aznar.
Blas de Otero cre¨ªa en el hombre (en sus tiempos la peste del lenguaje pol¨ªticamente correcto no hab¨ªa infectado la literatura, de manera que no necesitaba recordar que su hombre era tambi¨¦n mujer) por encima de todas las cosas. Hace 35 a?os, otro 15 de marzo como ¨¦ste, el poeta recordaba en su 52 cumplea?os que segu¨ªa pensando lo mismo que a los siete, es decir, que las nubes eran grandes, los monopolios enormes y los vietnamitas chiquitos e invencibles. A sus 52 a?os segu¨ªa sin tener ni bicicleta ni televisor ni ganas de dormir ni, por supuesto, cuenta vulgar y corriente. A sus 52 a?os se plantaba en medio de los hombres y les espetaba que le enga?aron a los 7 a?os, a los 17 y casi a los 27. A sus 52 a?os Blas de Otero segu¨ªa pidiendo la paz, y se la conced¨ªan de momento, y la palabra, y le mutilaban la lengua. Este 15 de marzo Blas de Otero hubiese celebrado -?celebrado?- su 87 cumplea?os.
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