Vuelve un fantasma de la transici¨®n
Las recientes acusaciones de torturas, aunque imposibles de demostrar, resucitan el recuerdo oscuro de una ¨¦poca olvidada
Despu¨¦s de muchos a?os dormida, la palabra tortura ha vuelto con fuerza a los titulares. Un periodista vasco acusado de colaborar con ETA y dos empresarios valencianos supuestamente relacionados con Al Qaeda han denunciado haber sido maltratados durante el periodo que permanecieron detenidos e incomunicados en los calabozos de la Guardia Civil. Ninguno de ellos tiene pruebas de haber sido torturado, pero tampoco el Ministerio del Interior puede demostrar que el trato haya sido correcto. La pregunta es: ?sobrevive en Espa?a un fantasma propio de pa¨ªses democr¨¢ticamente subdesarrollados y que se cre¨ªa enterrado desde la transici¨®n? Si alguna organizaci¨®n no es sospechosa de connivencia con el Gobierno, ni con este ni con cualquier otro, es Amnist¨ªa Internacional. Su director en Espa?a, Esteban Beltr¨¢n, responde a la cuesti¨®n: "No se puede decir que la tortura en Espa?a sea sistem¨¢tica". Si bien, a?ade un motivo de preocupaci¨®n: "El clima de impunidad ante los casos que surgen puede hacerla m¨¢s extendida y persistente".
A Otamendi habr¨ªa que retarle a una carrera de derechos humanos, dice un guardia civil
Se refiere Beltr¨¢n a la actitud gubernamental ante las ¨²ltimas denuncias. Lejos de emprender investigaciones internas, el ministro del Interior, ?ngel Acebes, ha respondido en p¨²blico de forma airada, anunciando una querella contra Martxelo Otamendi, el director del diario Egunkaria, y atribuy¨¦ndole un comportamiento id¨¦ntico al que siguen los pistoleros de ETA tras ser detenidos. "Bien es verdad", a?ade el director de Amnist¨ªa Internacional, "que se dan muchas denuncias falsas pero eso no quita para que alguna vez se hayan producido torturas".
?Son ciertas las ¨²ltimas denuncias de malos tratos? Para intentar responder a esta pregunta, este peri¨®dico ha mantenido largas conversaciones con el director de Egunkaria, con los empresarios de Valencia, con un oficial de la Guardia Civil y con el propio ministro del Interior, adem¨¢s de con el secretario general del Sindicato Unificado de Polic¨ªa y con un magistrado de la Audiencia Nacional que prefiere no ser citado. La conclusi¨®n se acerca bastante a la reflexi¨®n aportada por varias de las fuentes: "Otamendi dice que fue torturado y la Guardia Civil mantiene lo contrario. No hay pruebas ni de lo uno ni de lo otro. Esto se parece bastante a una cuesti¨®n de fe. Usted decide a qui¨¦n creerse".
La declaraci¨®n del periodista vasco es de sobra conocida: asegura que durante los tres d¨ªas que permaneci¨® detenido e incomunicado fue insultado, vejado, obligado a hacer ejercicios f¨ªsicos extenuantes y a desnudarse en presencia de sus interrogadores. El cierre del diario que dirig¨ªa y sus denuncias de malos tratos le han otorgado en los ¨²ltimos d¨ªas un protagonismo inusitado. Como ¨¦l suele decir, tiene "una agenda de ministro", sobre todo en Euskadi y en Catalu?a, donde ha contestado a innumerables entrevistas, recibido premios y pronunciado conferencias. No oculta Otamendi su inter¨¦s por aprovechar la repercusi¨®n del cierre de Egunkaria para rescatar un asunto que pr¨¢cticamente viv¨ªa en el olvido desde los tiempos de la transici¨®n. Lo que, seg¨²n el ministro del Interior, no viene sino a demostrar que el periodista vasco act¨²a conforme a los dictados de la organizaci¨®n terrorista.
"?l sabe mejor que nadie", dice Acebes, "que no puede probar nada de lo que dice. Lo ¨²nico que intenta es poner bajo sospecha al Estado de derecho, darle un motivo al mundo radical para empu?ar una bandera y, de paso, invalidar su declaraci¨®n ante el juez. Y por eso nos vamos a querellar. ?O es que aqu¨ª todo el mundo tiene derecho a la presunci¨®n de inocencia menos la Guardia Civil? Las denuncias de Otamendi son falsas, calcadas del manual de ETA".
Cuando el pasado jueves un periodista le pregunt¨® al ministro por qu¨¦ sab¨ªa que las denuncias eran falsas, si acaso hab¨ªa ordenado alguna investigaci¨®n interna, Acebes se enfad¨®. Aunque no lo reconoce en p¨²blico, al ministro le preocupa que Otamendi, aun sin pruebas, pueda convencer a una parte de la opini¨®n p¨²blica.
"No es l¨®gico", reflexiona, "que se le pueda otorgar m¨¢s credibilidad a un acusado de colaborar con ETA que a los encargados de combatir el terrorismo". La diferencia con casos anteriores, y de ah¨ª la preocupaci¨®n del ministro, es que quien denuncia torturas en esta ocasi¨®n no es un pistolero con un historial de cr¨ªmenes a sus espaldas, sino el director de un medio de comunicaci¨®n al que todav¨ªa hay que probar su supuesta relaci¨®n con ETA.
Por si fuera poco, a las denuncias de Otamendi se le han unido esta semana la de los empresarios valencianos detenidos por su presunta relaci¨®n con Al Qaeda y luego puestos en libertad sin cargos. Uno de ellos, Manuel Francisco Palop, dice: "Me han tratado peor que a un perro. Me quitaron las gafas, los zapatos, el abrigo. He estado en un cuarto min¨²sculo, con la luz siempre encendida y mucha humedad. En Espa?a tambi¨¦n hay un Guant¨¢namo".
Ante la gravedad de las acusaciones, un oficial de la Guardia Civil explica: "Le garantizo que aqu¨ª no se tortura. Un forense visita al detenido al menos una vez al d¨ªa y sin avisar durante los cinco d¨ªas que puede durar la incomunicaci¨®n. Y, adem¨¢s, la tortura no es ni aceptable ni eficaz; s¨®lo engendra odio. Los agentes son gente joven, asisten peri¨®dicamente a cursos sobre derechos humanos y saben que una condena por malos tratos lleva aparejada la expulsi¨®n del cuerpo. Aqu¨ª todo es judicializado. No hay espacio de impunidad posible. Otra cosa es que a los detenidos se les haga dura la incomunicaci¨®n. Pero es necesaria para que no informen a la banda mientras se llevan a cabo las primeras pesquisas. Lo de quitarles algunas prendas o dejarles encendida la luz es para que no se autolesionen. A Otamendi y a la gente de ETA habr¨ªa que retarles a una carrera por los derechos humanos. Le aseguro que les sacar¨ªamos muchos kil¨®metros de ventaja".
Advertencia del Consejo de Europa
No ha sido una buena semana para ?ngel Acebes. Justo cuando el ministro del Interior anunciaba en el Congreso su querella contra Otamendi, el Comit¨¦ para la Prevenci¨®n de la Tortura, dependiente del Consejo de Europa, hac¨ªa p¨²blica su censura al Gobierno espa?ol por incumplir sus recomendaciones sobre la tortura. El comit¨¦ propone que los detenidos puedan elegir desde el primer momento un abogado y un m¨¦dico forense y que la incomunicaci¨®n no se extienda m¨¢s all¨¢ de 48 horas (en vez de los cinco d¨ªas actuales). Seg¨²n el Gobierno, la legislaci¨®n actual ya proporciona "un nivel de garant¨ªas adecuado".
Sin embargo, Amnist¨ªa Internacional (AI) ve con preocupaci¨®n la situaci¨®n. "El r¨¦gimen de incomunicaci¨®n", explica Esteban Beltr¨¢n, director de AI Espa?a, "propicia la tortura y los malos tratos y el Gobierno, lejos de reducirlo, se propone extenderlo a 13 d¨ªas". Amnist¨ªa Internacional propugna adem¨¢s que se instalen c¨¢maras en los centros de detenci¨®n y que se graben los interrogatorios.
Una medida que respalda el secretario general del Sindicato Unificado de Polic¨ªa. Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Forner explica: "El 99% de las denuncias de malos tratos son falsas. Con las c¨¢maras conseguir¨ªamos dos cosas, demostrar las denuncias que son falsas y querellarnos contra el falso denunciante. Pero tambi¨¦n podr¨ªamos actuar contra las manzanas podridas que pueda haber en el cuerpo".
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