Cientos de miles de iraqu¨ªes apoyan a Sadam en las calles
Las manifestaciones fueron convocadas por el partido en el poder, el Baaz
Varios cientos de miles de iraqu¨ªes marcharon ayer en todo el pa¨ªs contra los planes militares de Estados Unidos y en apoyo a su presidente, Sadam Husein. Las manifestaciones, organizadas por el Partido Baaz, tuvieron un aspecto festivo, casi de carnaval, y en ellas se mezclaban los esl¨®ganes de paz y la exhibici¨®n de armas. La convocatoria m¨¢s numerosa tuvo lugar en Bagdad, donde militantes del Baaz, funcionarios y estudiantes constituyeron el grueso de los participantes en ambas orillas del Tigris.
"S¨ª al sacrificio por Irak, s¨ª a Sadam Husein, no a la guerra", coreaban los participantes, uniendo sentimientos nacionalistas y defensa del r¨¦gimen. A pesar del car¨¢cter propagand¨ªstico de muchas de las consignas, la mayor¨ªa de los participantes mostraban una convicci¨®n genuina y aseguraban a los informadores extranjeros su disposici¨®n a defender a su pa¨ªs y a su l¨ªder.
"Es l¨®gico", explic¨® a este diario un profesor universitario. "Las manifestaciones est¨¢n organizadas por el partido y viene a ellas su base popular". Adem¨¢s, a?adi¨®, "los directores de los centros de ense?anza, que son miembros del partido, traen a sus alumnos, y los funcionarios organizan sus propios grupos". En bloques bien formados, institutos, escuelas o departamentos de distintos ministerios exhib¨ªan sus pancartas de apoyo al l¨ªder y compet¨ªan por ver qui¨¦n hac¨ªa m¨¢s ruido al llegar a la tribuna donde los prebostes del partido presid¨ªan el acto.
El aparato de seguridad era ostensiblemente mayor que en la manifestaci¨®n de hace un mes. Numerosos hombres del partido, vestidos de civil, armados con Kal¨¢shnikov, rev¨®lver al cinto y canana de municiones en bandolera, vigilaban el entorno. No eran las ¨²nicas armas a la vista. Junto al toque de color que siempre supone la presencia de representantes de las tribus, en esta ocasi¨®n tambi¨¦n los estudiantes exhibieron fusiles.
Adolescentes armados
"Me lo dieron en el instituto cuando hac¨ªa primer curso", declara Abdul Rahm¨¢n, como si tener un Kal¨¢shnikov a los 15 a?os fuera la cosa m¨¢s natural del mundo. Abdul Rahm¨¢n, que ahora estudia tercero, afirma que todos sus compa?eros de clase en el Treinta de Julio han recibido un arma similar. "Los miembros del partido nos ense?an a disparar y hemos hecho un ejercicio para preparar la manifestaci¨®n", a?ade, antes de tranquilizar a la periodista asegurando que no se lleva el arma a casa, sino que tiene que devolverla al instituto.
Al no tratarse de manifestaciones espont¨¢neas, algo inusual en este pa¨ªs, resulta dif¨ªcil evaluar su significado. Varias fuentes consultadas por esta enviada se remontan a la d¨¦cada de los setenta para recordar movilizaciones de este calibre. "S¨®lo las que se celebraron al final de la guerra con Ir¨¢n y para condenar la agresi¨®n estadounidense de 1998 han sido as¨ª de numerosas", afirma un residente.
Aun as¨ª, llama la atenci¨®n que la amenaza de guerra no sacara a la calle de forma masiva a esa clase media empobrecida por las sanciones ni a los numerosos comerciantes que, a diferencia de hace un mes, abrieron con normalidad sus tiendas. Preguntados, varios de ellos se excusaron con que ten¨ªan mucho trabajo y por eso no pod¨ªan cerrar. S¨®lo unos pocos reconocen a media voz que su temor a los bombardeos no es suficiente para dar su apoyo al r¨¦gimen.
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