El miedo a las armas qu¨ªmicas desata una huida masiva de kurdos
Decenas de miles de civiles abandonan las ciudades del norte de Irak
Otra vez la huida masiva de civiles es la imagen que anuncia una guerra inevitable. Coches, furgonetas, tractores; todo vale para empacar mantas y algo de comida, poner a los ni?os a salvo en las monta?as y alejarse de la amenaza del gas mostaza. Eso es lo que ocurr¨ªa en la tarde de ayer en las carreteras de las aglomeraciones urbanas de Erbil o Suleimaniya, en el norte de Irak, que escapa desde 1991 al control del r¨¦gimen de Sadam Husein.
En las afueras de Erbil ya se observaban ayer las primeras caravanas con familias enteras
"Tenemos miedo a Sadam, pero tambi¨¦n a Turqu¨ªa", dice un l¨ªder kurdo
Dohuk, capital del norte del Kurdist¨¢n iraqu¨ª, era anoche una ciudad fantasma tras la fuga de decenas de miles de personas -todos alegaban miedo a un ataque con armas qu¨ªmicas- en direcci¨®n a las aldeas de las monta?as. "A los kurdos nos sobran razones para tener miedo", afirmaba ayer en su despacho oficial Sahwkat Bamarni, delegado del Gobierno regional del Kurdist¨¢n en Dohuk. "Es una larga historia de represi¨®n del r¨¦gimen iraqu¨ª contra nuestro pueblo: el programa de exterminio, el bombardeo con gas mostaza de la ciudad de Halababya, que caus¨® m¨¢s de 5.000 muertos precisamente hace ahora 15 a?os", explica Bamarni. "Los kurdos sabemos que puede volver a pasar otra vez; por eso muchos escapan ahora hacia las monta?as. Y las tropas de Sadam est¨¢n en Mosul, a media hora de aqu¨ª".
Las familias del Kurdist¨¢n iraqu¨ª han comenzado a acaparar alimentos, mientras las colas se hacen ya interminables en las gasolineras, donde el precio del combustible se dispar¨® ayer m¨¢s de un 35%. El movimiento de huida que se produjo ayer en las afueras de Dohuk parec¨ªa espont¨¢neo, sin que los peshmergas (milicianos) del Partido Democr¨¢tico del Kurdist¨¢n (PDK) intervinieran apenas, salvo para separar a algunos conductores acalorados en una disputa tras una colisi¨®n m¨²ltiple en la caravana.
Tahsin Abdal¨¢ Ibrahim parec¨ªa tomarse con calma el viaje de su familia hasta el distrito de Shaqlaw. ?l iba al volante de un Mercedes, mientras su hermano conduc¨ªa un BMW. "Llevamos a los ni?os al campo para quedarnos m¨¢s tranquilos; pero nosotros volveremos esta noche a la ciudad", explicaba Tahsin mientras observaba desde la cuneta el incesante paso de veh¨ªculos que se alejaban de la ciudad. "No sabemos si nos atacar¨¢n con armas qu¨ªmicas, pero no quiero que mis hijos est¨¦n expuestos a semejante peligro", admit¨ªa.
En las afueras de Erbil, sede de las instituciones del autogobierno kurdo, ya se observaban en la ma?ana de ayer las primeras caravanas de furgonetas cargadas de enseres dom¨¦sticos y con familias enteras que viajaban en direcci¨®n a la monta?a. Pero el flujo de civiles en fuga se desbord¨® ya por la tarde, cuando este enviado especial se acercaba al t¨¦rmino de su viaje a Dohuk, que cuenta con unos 350.000 habitantes. Desde el cruce de la carretera de Zawite, a m¨¢s de 10 kil¨®metros del centro de la ciudad, la caravana de veh¨ªculos cargados de familias era interminable. Y se mantuvo hasta la ca¨ªda de la noche. El movimiento de p¨¢nico colectivo se extendi¨® poco despu¨¦s de que los canales internacionales de televisi¨®n, y en especial Al Yazira, empezaran a informar de que ya no se iba a producir ninguna votaci¨®n en el Consejo de Seguridad de la ONU.
"No, estos ni?os no son m¨ªos", se excusaba Mohamed Awat ante una furgoneta en la que viajaban ocho peque?os asustados. "Yo s¨®lo soy el conductor. Los llevo a la aldea de Deralcok, y ya es mi tercer viaje del d¨ªa. Luego tendr¨¦ que ocuparme de los m¨ªos". En el Kurdist¨¢n iraqu¨ª muchas familias decidieron emprender ayer una salida de la ciudad que hab¨ªan preparado con todo detalle desde hace semanas. En zonas tur¨ªsticas de las monta?as kurdas, como en Penyuin, cerca de la frontera de Ir¨¢n, es imposible alquilar una casa o un cuarto desde hace m¨¢s de dos meses, seg¨²n un responsable de la Administraci¨®n aut¨®noma en Suleimaniya, donde las tiendas de campa?a tambi¨¦n se han agotado.
"Mucha gente tendr¨¢ que dormir en alojamientos provisionales mientras empezamos a organizar los campamentos", reconoc¨ªa ayer el representante del Gobierno regional kurdo en Dohuk, mientras la tormenta comenzaba a descargar una intensa lluvia al atardecer. El Gobierno kurdo no cuenta por ahora con ninguna ayuda exterior para atender a los civiles desplazados.
"Tenemos miedo a Sadam, pero tambi¨¦n a Turqu¨ªa. A los soldados iraqu¨ªes les combatiremos utilizando nuestro cuerpo como arma si es necesario. Pero a los turcos no les queremos aqu¨ª. Si necesitamos su ayuda, ya se la pediremos", dec¨ªa Sahwkat Bamarni para alertar del peligro de que estalle un enfrentamiento a tres bandas entre las fuerzas de Bagdad, las de Ankara y los peshmergas si el Ej¨¦rcito turco ocupa el territorio aut¨®nomo del norte de Irak. "De los norteamericanos no sabemos todav¨ªa nada", admiti¨® sombr¨ªo. Frente a su oficina, en medio de un toque de queda no declarado, los kurdos que han decidido permanecer en la ciudad de Dohuk se dedicaban anoche a cruzar con tiras adhesivas los cristales de sus casas. La guerra parece estar cerca.
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