La estampita
Sat¨¢n existe y se le ha aparecido a Aznar para hacerle una propuesta cl¨¢sica. "Imagina", le ha dicho, "a un hombre que recorre las calles de una ciudad situada a miles de kil¨®metros de aqu¨ª; no sabes si est¨¢ casado o viudo, si tiene hijos, si es feliz. Desde tu perspectiva, posee la relevancia de una hormiga. Podr¨ªas acabar con ¨¦l apretando este bot¨®n. Te dir¨¦, por si eres escrupuloso, que no habla tu idioma, que es pobre, de piel oscura y que practica una religi¨®n distinta de la de tu mujer. El bot¨®n est¨¢ desinfectado. S¨®lo trabajo con tecnolog¨ªa punta y adoro la higiene. Es un bot¨®n sensible: basta acariciarlo con la yema de los dedos. Puedes, si lo prefieres, ponerte unos guantes de cirujano para que todo sea m¨¢s limpio, para no dejar huellas, para parecer un m¨¦dico en vez de un asesino".
"El hombre morir¨¢ en seguida, y, a cambio de esa muerte tan insignificante, tus pies alternar¨¢n con las pezu?as de los seres m¨¢s poderosos de la Tierra sobre la misma mesa de caf¨¦. Los generales se fotografiar¨¢n a tu lado pas¨¢ndote la mano por el hombro. Todo lo que fantaseabas en tus sue?os de adolescente m¨¢s pringosos se cumplir¨¢ en el momento en el que ese hombre-hormiga muera. Veo que salivas de gusto, por lo que te dir¨¦ la verdad: en este caso concreto no se trata de un hombre, sino de una poblaci¨®n entera, un hormiguero. ?Qu¨¦ m¨¢s da? ?Acaso sabes qui¨¦nes son esas ni?as, esos adolescentes desharrapados, esos hombres que visten y gesticulan de un modo extra?o para ti? Si lo piensas, est¨¢n en la frontera de la animalidad. Aprieta el bot¨®n, no sigas resisti¨¦ndote a la dicha".
El diablo ha hecho la misma propuesta a otros hombres, para amortizar el viaje a la Tierra, pero s¨®lo la han aceptado tres, no sabemos si los tres m¨¢s tontos o los tres m¨¢s ambiciosos, aunque puede que sean los tres m¨¢s tontos y m¨¢s ambiciosos a la vez. El diablo se los ha llevado volando por los aires a una isla perdida en medio del oc¨¦ano, ha abierto un sobre y les ha ense?ado el 10% de los placeres a los que tendr¨ªan acceso si se decid¨ªan a apretar el bot¨®n con o sin el apoyo de las leyes. Y ellos, los tres, han dicho babeando que s¨ª porque, aunque parezca mentira, el timo de la estampita contin¨²a funcionando. Ya vemos con qu¨¦ clase de individuos.
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