El 'drag¨®n' se divierte
Miles de j¨®venes 'hippies' se concentran en ?rgiva pese a la prohibici¨®n de celebrar fiestas y la presencia policial
El "drag¨®n" ruge y no tiene intenci¨®n de marcharse del pueblo granadino de ?rgiva. La Fiesta del Drag¨®n, la concentraci¨®n hippy que anualmente re¨²ne a miles de j¨®venes venidos de diversos rincones de Europa se mantuvo ayer en el paraje conocido como Los Cigarrones sin que ni las prohibiciones del Ayuntamiento de ?rgiva ni la presencia de numerosos efectivos de la Guardia Civil pudieran impedirlo. Alrededor de dos millares de hippies, en su mayor¨ªa ingleses, se concentraron en la zona y celebraron peque?as actuaciones musicales.
La Fiesta del Drag¨®n no es una fiesta juvenil al uso. No tiene una fecha concreta de celebraci¨®n, no tiene organizadores, no tiene responsables, no tiene un servicio de seguridad ni sistema de atenci¨®n a los participantes. Empieza cuando llega el buen tiempo a ?rgiva y nunca se sabe cuando termina. J¨®venes hippies de todo el mundo van llegando a Los Cigarrones en sus coches, autobuses de segunda mano o camiones destartalados del Ej¨¦rcito ingl¨¦s, montan sus tiendas de campa?a, ponen m¨²sica por las noches, beben cerveza a todas horas, se pasean por el pueblo y as¨ª viven durante semanas o meses, hasta que les apetece marcharse a otra gran concentraci¨®n en alg¨²n rinc¨®n de Europa.
Steve, un ingl¨¦s de Bristol, lleva viviendo seis meses en el "campamento" hippy. Est¨¢ en contra de la guerra en Irak, afirma ser pacifista y dice que los j¨®venes no han hecho nada para que la Guardia Civil los controle o se lance contra ellos. "Probablemente", dice, "me ir¨¦ de aqu¨ª dentro de un par de meses". ?El destino? "Francia".
Steve habla de los ¨²nicos incidentes que se han registrado en la zona este a?o: sucedieron la tarde-noche del pasado jueves, cuando los hippies convocaron una marcha-manifestaci¨®n contra la guerra. Entre ellos hab¨ªa un grupo de j¨®venes que se hab¨ªan excedido con la bebida y que increparon a los agentes de la Guardia Civil que se han apostado de manera ostensible para efectuar controles a los coches que llegan hasta Los Cigarrones y impedir que los veh¨ªculos accedan al lugar. Hubo una carga y se produjo una detenci¨®n, la de un ciudadano franc¨¦s, por "resistencia activa" a un agente. "Pero pegaron con las porras a mujeres que llevaban ni?os en brazos", dice Steve. En ?rgiva, por su lado, los vecinos explican que los altercados se produjeron por un grupo de gente m¨¢s belicosa.
El aspecto del "campamento" hippy ayer era muy similar al de otros a?os: centenares de camiones, autobuses y coches con matr¨ªculas extranjeras aparcados junto a un riachuelo por el que apenas corre agua. Dos mil personas sentadas ante sus tiendas de campa?a, bebiendo whisky o cerveza o vendiendo baratijas. Puestos improvisados de artesanos italianos que vend¨ªan pipas de fumar hechas a base de madera. Los conocidos como pies negros acompa?ados de sus perros. Tambi¨¦n familias enteras que han hecho de la carretera y las grandes concentraciones juveniles en los conciertos de rock su modo de vida.
"Todas las noches hay fiesta", explicaba otro de los congregados en ?rgiva. "No hay una fiesta en concreto: cada uno pone m¨²sica en su tienda, o toca la guitarra".
La Guardia Civil, por su lado, despleg¨® un buen n¨²mero de de efectivos para efectuar controles. Tambi¨¦n hubo agentes a caballo vigilando en los montes, mientras, abajo, el "drag¨®n" se divert¨ªa.
Una multitud en la que hay de todo
Un altercado con la Guardia Civil y un detenido, el franc¨¦s L.F.S., por "resistencia activa" a un agente. ?se es, por ahora todo el balance negativo de la Fiesta del Drag¨®n en ?rgiva, un balance muy distinto al del pasado a?o: dos muertos por exceso de drogas y alcohol y un verdadero mot¨ªn contra agentes de la Guardia Civil en el que hubo disparos al aire y verdadero peligro de que los miembros del instituto armado fuesen linchados.
La Fiesta del Drag¨®n est¨¢ prohibida por el alcalde de ?rgiva, Adolfo Padial, del PP, que considera que no re¨²ne las condiciones de seguridad necesarias para celebrarse. Padial se ha mostrado este a?o "decepcionado por el escaso rigor de la administraci¨®n auton¨®mica y estatal en la aplicaci¨®n de la ley", lo que, a su juicio, es el motivo de que los hippies hayan vuelto a concentrarse en el pueblo.
La Guardia Civil busca, por su lado, encontrar alg¨²n tipo de irregularidad en los veh¨ªculos que se acercan para poder proceder contra ellos. Ni su presencia, ni la de agentes a caballo, ha disuadido a los concetrados de volver a acudir al "campamento". Padial teme que la fiesta volver¨¢ a celebrarse el pr¨®ximo a?o. Y los siguientes.
Entre los participantes en la concentraci¨®n, como en botica, hay de todo. Desde hombres de sesenta a?os que viven arm¨®nicamente con la naturaleza, duermen en tipis indios, y pasean por los montes, hasta skins rapados que beben cerveza en cantidades industriales a partir de las diez de la ma?ana. Una muchedumbre as¨ª es absolutamente dif¨ªcil de calificar. No obstante, la mayor¨ªa de quienes acuden a la concentraci¨®n son pacifistas que han hecho de la calle su vida y se niega a entrar dentro de las reglas del sistema.
Cerveza, hach¨ªs, whisky, marihuana o, simplemente agua, van corriendo de tienda en tienda. Todo el mundo habla en ingl¨¦s y los pocos espa?oles que hay son m¨¢s bien curiosos que han acudido al paraje de Los Cigarrones a ver qu¨¦ hacen o c¨®mo son esos hippies de los que todo el mundo habla. Algunos se sientan a fumarse un pitillo con ellos o beberse una cerveza.
Este a?o, la guerra en Irak tambi¨¦n se ha dejado notar en la Fiesta del drag¨®n. Un cartel a la entrada de la zona advierte: "No a la guerra y s¨ª a la fiesta". Por el suelo, en diversos lugares, hay escrito con piedras No war ( "Guerra no", en ingl¨¦s) y hasta los ni?os que acuden con sus padres hippies llevan las caras pintadas con mensajes antib¨¦licos.
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