Irresolubles e incomprensibles
Dec¨ªa sir Alex Douglas-Home que ¨¦l ten¨ªa dos tipos diferentes de problemas, los pol¨ªticos y los econ¨®micos. Los primeros le parec¨ªan irresolubles y los segundos incomprensibles. La guerra en Irak est¨¢ sacando a la luz una mezcla inextricable de ambos. Hasta tal punto que, en algunos an¨¢lisis, la situaci¨®n se presenta (quiz¨¢ de manera infundada) como mucho m¨¢s complicada que la de 1991: la comparaci¨®n con la primera guerra del Golfo es inevitable pues, a pesar de sus caracter¨ªsticas propias, es asombroso lo parecido de la reacci¨®n de los mercados en las dos ocasiones.
La subida de las bolsas comienza, en ambos casos, tras constatarse el fracaso definitivo de la v¨ªa diplom¨¢tica (recu¨¦rdese que, en 1991, EE UU no expuls¨® al embajador iraqu¨ª hasta la misma v¨ªspera del inicio del ataque contra las fuerzas de Sadam Husein); la cotizaci¨®n del d¨®lar, tras estar en declive desde 1985, inici¨® entonces una fuerte recuperaci¨®n que, a lo largo de los ocho meses siguientes, lleg¨® a acumular un 22% (en esta ocasi¨®n ya roza el 5%); y los precios respectivos del oro y del petr¨®leo se han reducido ahora dr¨¢sticamente, igual que lo hicieron entonces tras la fuerte subida que sigui¨® a la invasi¨®n de Kuwait.
Las dificultades de tipo diplom¨¢tico a las que hizo frente el primer George Bush no le iban a la zaga a las que, con tan poco ¨¦xito, ha tenido que bandear el actual presidente de EE UU: a¨²n exist¨ªa la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y algunos de sus m¨¢s poderosos generales amenazaban a los EE UU con no tolerar su intervenci¨®n en Irak; el Ej¨¦rcito iraqu¨ª era mucho m¨¢s potente, y la determinaci¨®n de tener una posici¨®n propia en el conflicto llev¨® al presidente franc¨¦s Fran?ois Mitterrand a viajar a Bagdad. Y, quien crea que en el terreno econ¨®mico las cosas eran mucho m¨¢s favorables, es porque se ha olvidado de que los EE UU estaban oficialmente en recesi¨®n, la que dur¨® los nueve meses que van de julio de 1990 a abril de 1991 y cuyo final no pudo certificarse hasta a?o y medio m¨¢s tarde. Fue ese mismo a?o y medio de recuperaci¨®n lenta y difusa lo que le hizo perder las elecciones presidenciales al primer George Bush en noviembre de 1992 (recu¨¦rdese el lema: "Es la econom¨ªa, ?est¨²pido!").
Al igual que entonces, lo m¨¢s probable es que la situaci¨®n de estancamiento que vive en estos momentos la econom¨ªa norteamericana se prolongue durante uno o dos a?os m¨¢s, con o sin una nueva recesi¨®n de por medio. Los graves problemas de d¨¦ficit fiscal que tiene ahora la econom¨ªa de los EE UU coinciden con los que ten¨ªa en 1991 y s¨®lo en un terreno la situaci¨®n es ahora mucho peor que la de entonces: el del d¨¦ficit comercial, lo que har¨¢ que el d¨®lar, tras una fase de recuperada fortaleza, vuelva a caer frente al euro y el yen (en 1991 la mayor parte de esta correcci¨®n la ten¨ªan ya hecha los EE UU). Las bolsas, por su parte, reflejar¨¢n, probablemente, todo esto en un movimiento lateral con grandes oscilaciones.
La comprensi¨®n de los problemas suele ir acompa?ada de un proceso de reducci¨®n de lo desconocido a lo conocido. Las sorpresas vienen siempre de la mano de los elementos nuevos. Y aqu¨ª esos elementos, fundamentalmente geoestrat¨¦gicos, ser¨¢n los que quiz¨¢ vayan a condicionar el que los problemas aparezcan de nuevo bajo su viejo aspecto: irresolubles e incomprensibles.
Juan Ignacio Crespo es director de An¨¢lisis de Lipper.
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