La Rochelle, esp¨ªritu atl¨¢ntico
Veleros, gastronom¨ªa y un gran acuario al noroeste de Francia
En La Rochelle, fundada hace mil a?os, se respira el mar en todos los rincones: en sus antiguos edificios de piedra gris, en sus c¨¢lidos caf¨¦s frente al muelle del puerto viejo y en su nuevo acuario. La brisa del mar refresca la cara al entrar al puerto a trav¨¦s de las dos torres del siglo XIV que forman parte de las fortificaciones, y que, como gigantes de piedra, se yerguen orgullosas. La muralla de 42 metros de altura se vislumbra a¨²n en algunas partes, y recuerda el pasado de un importante puerto comercial y punto de partida de miles de emigrantes franceses hacia Canad¨¢.
Haci¨¦ndole honor a su historia marina, La Rochelle inaugur¨® en abril de 2001 un acuario con m¨¢s de 500 especies de peces que habitan en 65 estanques. En unas dos horas se recorren ecosistemas del Atl¨¢ntico, el Mediterr¨¢neo, el Caribe, el ?ndico y el Pac¨ªfico. Por ejemplo, hay 17 tiburones de cinco especies que viven en un gran dep¨®sito de 1,5 millones de litros de agua. Uno de ellos, el tibur¨®n gris, tra¨ªdo de las c¨¢lidas costas de Florida, se mueve sigilosamente y le observa a uno con misterio. Pero no hay de qu¨¦ preocuparse, ya que ha sido alimentado con peque?os peces llamados fanecas y una gran cantidad de sepias. En otro estanque, 300 sardinas atl¨¢nticas emiten un brillo plateado que se enciende y se apaga continuamente. Tambi¨¦n asombran las medusas, que se acercan con parsimonia a los acr¨ªlicos transparentes de un t¨²nel de cinco metros de longitud como si fueran peque?os paraca¨ªdas blancos cayendo a c¨¢mara lenta.
Al salir del acuario, uno siente que huele a alga, y ni de broma piensa en comerse un pescado o una gamba. Sin embargo, al cruzar el puerto, en cualquiera de las brasseries es muy f¨¢cil rendirse a la tentaci¨®n de un plato de mariscos acompa?ado de un vino blanco. Un lugar ideal para admirar los veleros que entran y salen del puerto viejo, tanto los de competici¨®n como los antiguos de tres o m¨¢s m¨¢stiles. Alrededor de 4.000 embarcaciones de placer flotan en las dos marinas de la ciudad (unas 3.400 en Marimes y el resto en el puerto viejo). Es tal el fervor por la vela que cada a?o La Rochelle forma parte de importantes regatas, como la vuelta al mundo de la carrera Volvo, a mediados de mayo, o la vuelta a Francia, en julio.
Ahora muchas embarcaciones sirven de placer, pero antes, entre los siglos XVI y XVIII, su papel fue traer productos del nuevo continente. Al caminar por la Rue du Pont, uno se imagina los tiempos cuando all¨ª se comerciaba con pieles de la Nueva Francia (Canad¨¢), especias y az¨²car de las Antillas, y algod¨®n de Luisiana. Mientras llegaban productos ex¨®ticos a La Rochelle, miles de franceses part¨ªan a poblar esas lejanas tierras.
En estas mismas calles del puerto, ahora tranquilas, se vivieron tiempo atr¨¢s tambi¨¦n algunas tragedias. La m¨¢s significativa data de principios del siglo XVII. Entonces, 23.000 protestantes murieron a causa del hambre y de las epidemias durante los 15 meses que dur¨® el asedio ordenado por el cardenal Richelieu.
Paseos en bicicleta
No hay nada como pasearse en bicicleta para conocer los antiguos edificios y calles del viejo puerto, aunque el antiguo adoqu¨ªn provoque un constante temblor¨ªn en todo el cuerpo. En el Quai Car¨¦ngae se puede disponer de bicicletas sin coste alguno por dos horas entregando un carn¨¦ de identidad, o bien alquilar una enfrente del Museo Mar¨ªtimo (00 33 5 46 31 03 66) y en la estaci¨®n de trenes SNCF (00 33 05 46 50 57 33).
Otro sitio de ensue?o para los ciclistas es la isla de R¨¦, una larga y estrecha franja de unos 30 kil¨®metros, a media hora en autom¨®vil de La Rochelle. Un puente de tres kil¨®metros une la isla con la costa. All¨ª los ciclistas cuentan con 60 kil¨®metros de camino para rodar con tranquilidad entre peque?os bosques de pinos, vi?edos y reservas naturales. Adem¨¢s, pueden visitar los puertos pesqueros, como San Mart¨ªn, la capital de la isla, un pu?ado de casas blancas en torno a un muelle de piedra, o gozar de las pl¨¢cidas playas al sur de la isla. Y para quienes deseen a¨²n seguir en contacto con el agua, cerca se encuentra Les Marais Poitevin, un sistema complejo de canales y r¨ªos que los franceses conocen como la Venecia verde. Los canales se pueden recorrer en barcas motorizadas pilotadas por una especie de gondolieri.
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicos
Poblaci¨®n: 100.000 habitantes en La Rochelle. Prefijo telef¨®nico: 00 33.
C¨®mo llegar
- Aeropuertos m¨¢s cercanos: Nantes (a 141 kil¨®metros) y Burdeos (a 198).
- Air France (901 11 22 66), a Nantes, desde Madrid, 292 euros, y desde Barcelona, 333; m¨¢s tasas. A Burdeos, desde Madrid, 221, y desde Barcelona, 238; m¨¢s tasas.
Dormir y comer
- Comfort Hotel Sant Nicolas (546 41 71 55). 13, Rue Sardinerie. 48 euros.
- Hotel de Par¨ªs (546 41 03 59). 18, Rue Gargoulleau. 45 euros, la doble.
- Restaurante La Marine (546 41 08 68). 30, Quai Duperr¨¦. Men¨², 10 euros.
- Restaurante Bar Andr¨¦ (546 41 28 24). 7, Rue Saint Jean du P¨¦rot. 27 euros.
Informaci¨®n y visitas
- Oficina de turismo (546 41 14 68; www.larochelle-tourisme.com)
- Venice Verte (549 25 99 29).
- Acuario de La Rochelle (546 34 00 00; wwww.aquarium-larochelle.com).
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