El pulso del Estado serbio con la mafia
Los clanes criminales se han enquistado en el aparato estatal y en la sociedad
Erradicar el hampa o admitir que la mafia dirige el pa¨ªs. Un jefe policial resum¨ªa en estos t¨¦rminos la encrucijada en que se encuentra Serbia, 10 d¨ªas despu¨¦s del asesinato del primer ministro Zoran Djindjic, que las autoridades atribuyen al clan de Zemun, uno de los grupos mafiosos m¨¢s fuertes del pa¨ªs.
La c¨¢rcel de Belgrado se encuentra llena a rebosar de presos sospechosos de pertenecer a las mafias relacionadas con el atentado contra Djindjic. El viceprimer ministro de Serbia, Nebojsa Covic, declar¨® que en estos d¨ªas la polic¨ªa interrog¨® a casi 2.000 personas, de las que 800 han pasado a prisi¨®n. El estado de excepci¨®n, decretado tras el atentado contra Djindjic, permite a la polic¨ªa mantener a los detenidos incomunicados hasta 30 d¨ªas. Con todos los instrumentos del estado de excepci¨®n ya no quedan excusas para no asestar un golpe decisivo al complejo mafioso-pol¨ªtico-policial que permita al Estado recuperar la iniciativa.
La herencia del derrocado Slobodan Milosevic, ahora preso en La Haya, ha resultado muy pesada para Serbia. Los clanes mafiosos, formados por una explosiva mezcla de delincuentes comunes, polic¨ªas de unidades especiales sin empleo, ex combatientes de los sanguinarios grupos paramilitares de las guerras en la antigua Yugoslavia y antiguos miembros de los servicios secretos, se han enquistado en el aparato estatal y en la sociedad serbia. Como muestra palpable de esta conexi¨®n, el pasado mi¨¦rcoles fue arrestado al fiscal general adjunto de Serbia, Milan Sarajlic, por su relaci¨®n con el clan de Zemun. El Gobierno declar¨® que Sarajlic estaba a sueldo de los mafiosos y recib¨ªa instrucciones de sus capos, Milorad Lukovic alias Legi¨®n y Dusan Spasojevic, alias El alban¨¦s. El fiscal reconoci¨® haber recibido 150.000 euros de un mill¨®n pendiente de cobro por haber dado al clan los nombres de testigos protegidos cuya identidad se manten¨ªa en secreto. Adem¨¢s, Sarajlic hab¨ªa obstaculizado e impedido la investigaci¨®n de los asesinatos m¨¢s escandalosos de los ¨²ltimos a?os y puesto en libertad a detenidos. La ¨²ltima de las haza?as del fiscal prevaricador fue liberar a Dejan Milenkoviv, alias Bugsy, autor de la tentativa de asesinato contra Djindjic el pasado 21 de febrero. Bugsy lanz¨® su cami¨®n contra el coche de Djinjic, ten¨ªa antecedentes penales y sus documentos eran falsos, pero tres d¨ªas m¨¢s tarde qued¨® en libertad y desapareci¨® del mapa.
Para propiciar la ca¨ªda de Milosevic y su r¨¦gimen, Djindjic hab¨ªa negociado en octubre de 2000 con Legi¨®n, entonces jefe de las fuerzas especiales de la polic¨ªa, los llamados boinas rojas, una unidad plagada de los paramilitares m¨¢s sanguinarios de las guerras de Croacia, Bosnia y Kosovo. A cambio de que los centenares de miles de manifestantes en las calles de Belgrado no atacaran a los polic¨ªas y militares y, tal vez, de una futura inmunidad, Lukovic prometi¨® a Djindjic que los boinas rojas no intervendr¨ªan para salvar a Milosevic. Despu¨¦s Djindjic lleg¨® a declarar que no entregar¨ªa al Tribunal Penal Internacional de La Haya para la antigua Yugoslavia (TPIY) a las personas que hab¨ªan facilitado la ca¨ªda del r¨¦gimen. Tras unos incidentes, con disparos de por medio, Legi¨®n dej¨® su puesto en las fuerzas especiales y pas¨® a trabajar a pleno empleo con la mafia de Zemun, un barrio de Belgrado, rival del clan de Surcin, la zona donde se encuentra el aeropuerto de la capital serbia.
La guerra entre clanes alcanz¨® su punto culminante a finales de febrero. El mafioso de Surcin Ljubisa Buha alias Cume, que se jactaba de haber contribuido a la ca¨ªda de Milosevic con el apoyo de su gente armada, acus¨® desde el extranjero, adonde hab¨ªa huido, a Legi¨®n y al clan de Zemun de haber cometido 30 asesinatos y de los cr¨ªmenes y atentados sin resolver m¨¢s escandalosos del final de la era Milosevic y de la actual transici¨®n en Serbia. Cume presum¨ªa de ganar 25.000 euros diarios con sus ocho m¨¢quinas de asfaltar, que le proporcionaban las contratas del Gobierno para reparar la deteriorada infraestructura vial de Serbia.
El semanario Identitet, que apareci¨® la v¨ªspera del atentado con el anuncio de que un francotirador podr¨ªa disparar contra Djindjic, y que ha sido clausurado, public¨® la grabaci¨®n de una conversaci¨®n de Djindjic con sus colaboradores en la que se debat¨ªa la posibilidad de detener a Legi¨®n y a El alban¨¦s. Identitet est¨¢ considerado como pr¨®ximo y financiado por este grupo mafioso. Djindjic coment¨® la publicaci¨®n de su conversaci¨®n como la constataci¨®n de que la mafia dispone de medios m¨¢s poderosos que el Gobierno.
El Tribunal de La Haya comenz¨® a presionar para la entrega de varios criminales de guerra reclamados, como el ex general Ratko Mladic y los responsables de las matanzas de Vukovar en Croacia. Adem¨¢s, el TPIY se interesaba por Legi¨®n y los presuntos criminales de los grupos paramilitares, que se sintieron acorralados y amenazados de extradici¨®n. Presionado por el TPIY, Estados Unidos y la Uni¨®n Europea, que amenazaban con cortar los cr¨¦ditos a Serbia si no extraditaba a los presuntos criminales de guerra, Djindjic y su Gobierno iban a firmar nuevas extradiciones. Las balas del francotirador se lo hicieron pagar a Djindjic. Davor Lukac, un periodista experto en mafias coment¨® a EL PA?S: "En Serbia los favores se pagan". A Djindjic se le olvid¨® pagar el favor de Legi¨®n y los boinas rojas el d¨ªa en que cay¨® Milosevic.
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