"La Iglesia hace mal al mirar a otro lado en Cajasur"
Antonio Fern¨¢ndez Poyato (Zuheros, C¨®rdoba, 1955) es vicepresidente ejecutivo de Cajasur, a propuesta de la Diputaci¨®n de C¨®rdoba, y miembro de la ejecutiva regional del PSOE. En esta entrevista censura el personalismo en la gesti¨®n del presidente de la caja, Miguel Castillejo, critica la actuaci¨®n del PP y pide a la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica que se pronuncie sobre la pol¨¦mica suscitada en torno a Cajasur. Su principal preocupaci¨®n es el "expolio" de la representaci¨®n de los ayuntamientos y de la Diputaci¨®n en la caja tras pasar a depender parcialmente del Ministerio de Econom¨ªa.
Pregunta. ?C¨®mo est¨¢ viviendo la caja la pol¨¦mica en la que est¨¢ inmersa?
Respuesta. Cajasur es una de las empresas m¨¢s importantes de C¨®rdoba y Andaluc¨ªa y los trabajadores, los ¨®rganos de gobierno y los clientes est¨¢n viviendo con preocupaci¨®n este momento.
"El PP ha puesto el aparato del Estado a disposici¨®n de Miguel Castillejo"
P. ?D¨®nde sit¨²a usted el origen de esta crisis?
R. El origen est¨¢ en el enfrentamiento de Castillejo con el Gobierno andaluz por su negativa a reconocer el ordenamiento legal emanado del Parlamento y las competencias de la Junta en esta materia. Castillejo no ha reconocido nunca el Estado de las Autonom¨ªas y ya en 1986 intent¨® eludir las competencias auton¨®micas y adscribir la caja al Ministerio de Econom¨ªa. A veces da la impresi¨®n de que Castillejo practica la insumisi¨®n al Estatuto de Autonom¨ªa y acepta con resignaci¨®n la legislaci¨®n estatal. ?se es el origen del conflicto, que se remonta a 1999. Y ahora ese conflicto se reanuda por la sustracci¨®n a la Junta de una competencia que le corresponde seg¨²n la Constituci¨®n y el Estatuto. Cajasur, la Iglesia y quienes han amparado el cambio de tutela al Ministerio de Econom¨ªa deben explicar qu¨¦ ha pasado y por qu¨¦ lo han hecho.
P. ?Por qu¨¦ ampara la Iglesia a¨²n a Castillejo?
R. De la Iglesia conocemos la opini¨®n del obispo de C¨®rdoba, que ha hablado claro y ha propuesto la adaptaci¨®n de los derechos de la Iglesia en Cajasur a los tiempos. Ahora son el presidente de la Conferencia Episcopal y el nuncio del Vaticano en Espa?a
quienes deben hablar. La jerarqu¨ªa de la Iglesia hace mal al mirar hacia otro lado y debe tener en cuenta los intereses de los cordobeses y andaluces y de las instituciones p¨²blicas de la comunidad. En la Espa?a constitucional, el respeto es fundamental para la convivencia entre instituciones.
P. Dice que la Iglesia debe hablar y el primer paso que ha dado ha sido trasladar al obispo a Granada.
R. A pesar de llevar varios a?os en Cajasur y estar relacionado con el mundo eclesi¨¢stico, los tiempos y las formas de la Iglesia es algo que se me escapa. Es evidente que en una primera lectura pierden unos y ganan otros, pero me niego a pensar que eso sea as¨ª. El obispo de C¨®rdoba ha sido un hombre decente en sus responsabilidades p¨²blicas, m¨¢s all¨¢ de las militancias ideol¨®gicas. Defiende la transparencia, la clarificaci¨®n y la defensa de los derechos de todos, es decir, los de la Iglesia, de los ayuntamientos y de la Diputaci¨®n. La convivencia existi¨® en el pasado y estoy seguro de que existir¨¢ en el futuro, pero es indudable que la Iglesia ha hablado trasladando al obispo a Granada. Y deber¨ªa seguir hablando porque si no genera confusi¨®n respecto a lo que piensa a su m¨¢ximo nivel.
P. ?Y por qu¨¦ cuenta Castillejo con el respaldo del PP?
R. El pacto entre el PP y Castillejo es evidente pero vergonzante; ambos lo niegan y adem¨¢s lo utilizan en su estrategia de enfrentamiento con la Junta. El PP ha puesto el aparato del Estado a disposici¨®n de Castillejo y a veces da la sensaci¨®n de que el Gobierno se postra ante ¨¦l. ?Por qu¨¦ y a cambio de qu¨¦? No lo s¨¦, pero el PP debe aclarar por qu¨¦ no conf¨ªa en los ciudadanos, en los ayuntamientos, en los impositores y trabajadores. S¨®lo conf¨ªa en Castillejo. Debe explicar por qu¨¦ Cajasur va a ser m¨¢s eficiente, m¨¢s democr¨¢tica, m¨¢s profesional, m¨¢s independiente por el hecho de aumentar del 35% al 46% la representaci¨®n del Cabildo y disminuir la de los ayuntamientos y la Diputaci¨®n. Debe explicar por qu¨¦ no todos los ciudadanos somos iguales ante la ley. Si uno representa al Cabildo podr¨¢ tener m¨¢s de 70 a?os, ser presidente, consejero delegado, en definitiva, tener el poder ejecutivo. En cambio todo eso est¨¢ vetado para los representantes de los impositores, trabajadores, ayuntamientos o Diputaci¨®n. El PP ha aprobado a Castillejo unos estatutos a su medida y a cambio el PP espera con avidez el nombramiento de un consejero delegado al que se entregar¨ªa todo el poder de la caja.
P. ?Cree, entonces, que ese pacto del que habla se fundamenta en la nueva figura del consejero delegado?
R. Se equivocan quienes piensan que la figura de una persona, aunque sea laica y del PP, resuelve los problemas institucionales y empresariales de una entidad tan compleja como una caja, especialmente Cajasur. La ¨²nica preocupaci¨®n del PP y del Gobierno con los nuevos estatutos era amarrar la figura del consejero delegado. Aunque sea un mago de las finanzas, no va a ser la soluci¨®n de Cajasur, aunque algunos piensen que s¨ª lo ser¨¢ para conseguir una cuota de poder.
P. Ante el enconamiento de las posiciones, ?ve alguna posibilidad de recuperar el di¨¢logo?
R. Cajasur tiene que volver a ser respetuosa con el ¨¢mbito competencial auton¨®mico. Adem¨¢s, Castillejo y la Iglesia deben saber que ni los ayuntamientos ni la Diputaci¨®n van a permitir el expolio. De 40 municipios andaluces que hay hoy en Cajasur, s¨®lo 14 o 15 tendr¨¢n representaci¨®n. Y de los 29 cordobeses, s¨®lo nueve la tendr¨¢n. Cuando se resuelvan estas dos circunstancias, estaremos en condiciones de sentar las bases de un di¨¢logo que es necesario. La Iglesia debe recuperar el tiempo perdido y tomar iniciativas que conduzcan al respeto de los derechos de los andaluces y de sus instituciones.
P. La denuncia que la Junta ha presentado en la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n ha detectado graves irregularidades en Cajasur. ?C¨®mo se ha producido esta situaci¨®n?
R. Como consejero conozco lo que ha publicado la prensa y he pedido al presidente de Cajasur explicaciones. Tenemos una honda preocupaci¨®n porque todav¨ªa no conocemos la inspecci¨®n ni la denuncia que se ha trasladado a la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n. Hay que conocer los datos de la inspecci¨®n, analizarlos a fondo, ver si se ajustan a legalidad y sacar las consecuencias si no se ajustan. Venimos criticando desde hace tiempo el modelo de gesti¨®n personalista. Una cosa es la natural delegaci¨®n de poderes y otra es la sustracci¨®n total de los poderes del Consejo de Administraci¨®n. Quien ha sustra¨ªdo esos poderes y no ha rendido cuentas debe responder porque nosotros hemos demandado que Cajasur modernizara su toma de decisiones y no ha sido as¨ª.
P. ?Por qu¨¦ se reserva Castillejo con celo la obra social?
R. Hay un error de partida: se cree que la obra social de Cajasur existe porque es una caja fundada por la Iglesia. El dividendo social existe en todas las cajas. El presidente ha reclamado que eso es algo que ten¨ªa que administrar personalmente y en todo caso el patronato fundador. Esto es un disparate en t¨¦rminos jur¨ªdicos. Esa patrimonializaci¨®n de la obra social hace parecer que la labor social la hace Castillejo, no Cajasur, y de aquellos polvos vienen estos lodos. Hay otra confusi¨®n: no hay ninguna caja en Espa?a cuya entidad fundadora reciba tanto dividendo social como recibe la Iglesia. Los fundadores tienen en las cajas derechos de representaci¨®n, no derechos de propiedad o sobre los dividendos. La concepci¨®n y la ejecuci¨®n de la obra social de Cajasur debe cambiar radicalmente.
P. ?Ha cobrado dietas por ir al cine, a conciertos o a misa?
R. No, s¨®lo he cobrado las dietas que me corresponden por asistir a los consejos y a la comisi¨®n ejecutiva de Cajasur.
P. ?Qu¨¦ opina de que el sindicato mayoritario de Cajasur se posicione a favor de Castillejo?
R. Los trabajadores son el principal activo de Cajasur, pero deben tener algo claro: nadie les puede pedir que no obedezcan las leyes ni respeten a las autoridades democr¨¢ticas. Y tambi¨¦n deben saber que el origen de esta incertidumbre es responsabilidad exclusiva de quien est¨¢ incumpliendo la legalidad, no de quienes acuden a los tribunales en leg¨ªtima defensa de sus derechos.
El problema Castillejo
Pregunta. ?Considera que Castillejo deber¨ªa haber renunciado ya a la presidencia?
Respuesta. Castillejo, durante mucho tiempo, parece que fue una soluci¨®n para Cajasur. Hoy son cada vez m¨¢s los que piensan que es un problema. Desde el respeto institucional, creo que Castillejo se ha equivocado en los ¨²ltimos tiempos en el gobierno de la caja. Se ha equivocado en la insumisi¨®n al Estatuto, a la autoridad andaluza, expoliando los derechos de la Diputaci¨®n y los ayuntamientos y al ser desleal con el pacto de fusi¨®n que ¨¦l firm¨®. Tambi¨¦n se ha equivocado al dividir al consejo, a la Iglesia y a la sociedad cordobesa. Debe analizar la situaci¨®n y tomar la decisi¨®n que crea mejor para Cajasur y ¨¦l mismo.
P. ?Con el paso tiempo se est¨¢ cerrando una salida airosa de la caja porque la pol¨¦mica va a m¨¢s?
R. Quienes cre¨ªan que esto era una tormenta de verano ya lo habr¨¢n descartado. Los problemas son de fondo. Por responsabilidad hemos cre¨ªdo algunas veces que las cuestiones internas deb¨ªan resolverse en el seno del consejo. Luego dimos un paso y las expresamos en la Asamblea y se nos retir¨® la palabra. Es verdad que el di¨¢logo se ha roto dentro y fuera del consejo. Las cosas empeoran y algunos aluden a la Junta de Andaluc¨ªa, pero fue el Banco de Espa?a el que despu¨¦s de su ¨²ltima inspecci¨®n, cit¨® al presidente y a algunos consejeros para que conocieran las conclusiones de la marcha de la entidad. Las cosas empeoran, pero ni Castillejo ni la Iglesia tienden puentes de di¨¢logo para resolver los problemas. Cuando se tiene la edad de Miguel Castillejo, pensar en el futuro de la entidad es fundamental. Ser¨ªa bueno que pensara en el futuro de la empresa y de los trabajadores y que tome la decisi¨®n que crea m¨¢s conveniente y no pensar que todo es una conspiraci¨®n de instituciones p¨²blicas o privadas contra ¨¦l.
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