No es un paseo militar
La resistencia iraqu¨ª al, por otra parte, relativamente r¨¢pido avance de las tropas de la coalici¨®n anglo-norteamericana est¨¢ resultando sorprendente. Pese al inmenso poder destructivo de los miles de bombas que han ca¨ªdo, el camino a Bagdad no est¨¢ despejado para las fuerzas norteamericanas y brit¨¢nicas. Hay duros combates en tierra. El n¨²mero de bajas reconocidas, militares y civiles, va creciendo de forma alarmante. Ayer Irak se permiti¨® exhibir ante las c¨¢maras del mundo a soldados de EE UU hechos prisioneros, aunque, al hacerlo de forma humillante, Rumsfeld record¨® que Irak viola las reglas de la Convenci¨®n de Ginebra. Sin embargo, EE UU tambi¨¦n ha ense?ado a prisioneros iraqu¨ªes, cuyo n¨²mero empieza a ser un problema para el avance de la ofensiva. Los horrores de la guerra est¨¢n ya plenamente presentes en lo que ayer Bush calific¨® como el mero "comienzo de un duro combate".
El ataque contra Irak se est¨¢ produciendo por aire y por tierra desde todos los puntos cardinales, en unas ofensivas que, adem¨¢s de intentar asegurar puertos y pozos de petr¨®leo, convergen hacia el centro de gravedad de esta guerra: Bagdad. El empuje masivo hacia la capital podr¨ªa empezar ma?ana mismo. Frente al ataque de EE UU, la estrategia militar iraqu¨ª intenta atraer al enemigo a las ciudades, donde puede compensar su total desventaja tecnol¨®gica. Los brit¨¢nicos y estadounidenses han luchado duramente por controlar el puerto de Um Qasr, pero han optado por bordear Basora y no entrar en una batalla por la principal ciudad del sur. Y hasta ahora, el intens¨ªsimo bombardeo de los aliados ha evitado, al menos en Bagdad, interrumpir el fluido el¨¦ctrico y el agua corriente, y ha preservado los puentes. Pero, si las necesita, EE UU tiene armas que pueden sembrar el caos completo en esa ciudad de cinco millones de habitantes.
Si la resistencia de las fuerzas iraqu¨ªes se mantiene como hasta ahora, el camino a Bagdad no ser¨¢ un paseo militar y la ayuda humanitaria, cada vez m¨¢s urgente, tardar¨¢ en llegar. El hecho de que, en la paralela batalla medi¨¢tica, el r¨¦gimen iraqu¨ª a¨²n controle buena parte de la informaci¨®n, o desinformaci¨®n, que les llega a los iraqu¨ªes, puede facilitar esta resistencia. El hecho de enfrentarse a "fuerzas invasoras", como, con objetividad, las califica The New York Times, alimenta estos focos, pese al odio que tantos iraqu¨ªes acumulan contra Sadam Husein y su r¨¦gimen. A lo largo de estos a?os, con su presencia militar en suelo santo musulm¨¢n de Arabia Saud¨ª, EE UU ha tenido tiempo de descubrir que, para muchos ¨¢rabes, su tierra ni se pisa ni se toca.
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