Madurez solitaria de Carmen Cort¨¦s
Desde su primer baile por sole¨¢, una soberbia aparici¨®n en bata de cola negra, sobria y fuerte, serena y vertical, Carmen Cort¨¦s nos dej¨® ver la gran bailarina que es, su poder y su entrega. Es la madurez solitaria de una honesta y consecuente artista del flamenco que indaga y crea pacientemente su trabajo esc¨¦nico.
El espect¨¢culo recurre a la poes¨ªa de la generaci¨®n del 27, e introduce versos de Garc¨ªa Lorca, Altolaguirre, Guill¨¦n, Alberti, Prados y Cernuda. La propia bailarina, con una emocionante respiraci¨®n tras el baile, dice alg¨²n poema. El resultado es m¨¢gico, integrado y efectivo. Ella disfruta en la danza de una heterodoxia sin ruidos, sutil y sincera, que no chirr¨ªa ni perturba la consecuci¨®n de un baile flamenco superior y profundo. Pasa lo mismo con la m¨²sica contempor¨¢nea y los acentos atonales, que se dan cita entreverados con la tradici¨®n y expresan, desde una ¨®ptica poco usual hoy, otro concepto de fusi¨®n. Hay que mencionar con justicia la calidad y seriedad del trabajo musical. Por una parte, las composiciones, y por otra, los int¨¦rpretes. Guadiana y Eva Dur¨¢n dan sentido a los versos musicalizados, y tanto la bater¨ªa de Marc Miralta (gran sorpresa su di¨¢logo mano a mano con el baile) como el contrabajo de Pablo Mart¨ªn Caminero hacen un sensible trabajo de acompa?amiento y dibujo de atm¨®sferas. Mart¨ªn Caminero demostr¨® una especial sensibilidad extrayendo del contrabajo raras y complejas sonoridades, lo mismo que acompa?¨® a Carmen con acierto en sombr¨ªos pizzicati capaces de integrarse en la danza.
Tambi¨¦n muere el mar
Baile, coreograf¨ªa y direcci¨®n: Carmen Cort¨¦s. M¨²sica y guitarra: Jes¨²s del Rosario. Luces: Ada Bonadei. Vestuario: Guy Carlota. Festival emociona!!! Mujer. Colegio de M¨¦dicos, Madrid. 23 de Marzo.
Con el vestuario, Carmen Cort¨¦s pone en marcha un ejercicio de argumentaci¨®n, lo usa como elemento b¨¢sico del recital. No hay excesivos adornos, hay citas vern¨¢culas, pero sobre todo, los trajes sirven para acentuar el ¨¢nimo del baile, su expresi¨®n y sentimiento. El aula del colegio no es el sitio ideal para iluminar a una bailarina-bailaora en goce de su potencia y su dibujo, pero el arte supo disolver esas carencias.
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