Colegas y par¨¢sitos
El s¨¢bado pasado, y en estas mismas p¨¢ginas, el periodista de TVV Josep L¨®pez y otras 42 firmas solidarias del citado medio -o eso supongo- publicaron una catilinaria en la que se pon¨ªa a caldo a un pu?ado de colaboradores del referido ente que, por ignoro qu¨¦ melindre, no se se?alaban con nombres y apellidos, aunque resultaren identificables para las gentes del oficio. Cuentacorrentistas, torcidamente aviesos, c¨ªnicos, apesebrados y, en suma, manada que se nutre de la gran ubre del zaplanismo, son algunos de los dicterios que aquellos colegas adjudican a estos colaboradores, entre los que se me incluye de modo inconfundible y contra quien parece condensarse su diatriba.
El meollo de ¨¦sta, o tal deduzco, consiste en reprocharnos la colaboraci¨®n en la TVV gobernada por el PP, percibir unos honorarios por tal concepto y no romper lanzas contra la proyectada privatizaci¨®n de su gesti¨®n. Ordenemos la respuesta, empezando por este ¨²ltimo apartado que, en lo que me concierne, he de atribuir a la juventud de mis inquisidores, pues no dentaban todav¨ªa o hac¨ªan sus primeros palotes period¨ªsticos cuando ya hab¨ªa yo consumido resmas de papel -valga la demas¨ªa- reivindicando la titularidad p¨²blica de este poderoso instrumento para la vertebraci¨®n del pa¨ªs, con su recuperaci¨®n ling¨¹¨ªstica y cultural. S¨®lo por eso, que no por aficiones estatalistas. Ya hemos visto en qu¨¦ ha venido a parar desde que se fund¨® en 1984.
Y sigo postulando lo mismo, p¨²blica y profesionalmente, con la salvedad de reconocer la legitimidad de la f¨®rmula propuesta por el PP, avalada por su mayor¨ªa electoral y el fracaso del modelo vigente. ?O acaso tienen mis debeladores votos bastantes y remedios id¨®neos para el desmadre de esa casa? No hay, pues, incoherencia entre lo que postulo y lo que admito democr¨¢ticamente con las reservas reiteradas. Otra cosa es que, por indecencia intelectual, m¨¢s que por ligereza, mis cr¨ªticos fuercen y descontextualicen algunos de mis p¨¢rrafos o afirmaciones.
La colaboraci¨®n. Hablemos de ella. Por lo pronto he de admitir que es discriminativa. Se les propicia a unos y no a otros. Igualito que cuando imperaba el PSPV, y se equivocan ambos partidos. Pero he de a?adir que cuantas veces he comparecido en los espacios televisivos nunca he sufrido la menor censura y estoy esperando que mis debeladores me imputen alguna obsecuencia o renuncia, al margen de que, como ellos, considere inanes o desma?ados los aludidos programas. Con los socialistas no tuve siquiera, como otros de mayor talla period¨ªstica, la menor oportunidad de pisar un plat¨®. No recuerdo la m¨¢s leve protesta solidaria o corporativa, colegas.
Y la pasta, ese cheque calentito que los catilinarios me restriegan por el morro, insinuando aviesamente -ahora s¨ª- cifras escandalosas. Publ¨ªquenlas, junto a sus n¨®minas y rendimientos laborales, pr¨¢cticamente nulos en muchos casos. Verdad es que no son culpables de la injusta marginaci¨®n que padecen en TVV, pero despu¨¦s de tantos a?os podr¨ªa colegirse que se han adaptado al parasitismo, marchitando o frustrando definitivamente sus talentos, acaso in¨¦ditos en no pocos de estos suscriptores del desahogo que glosamos. El reconcomio no conduce m¨¢s que a la melancol¨ªa o al cabreo, trocado en modus vivendi. A cuidarse.
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