Un honesto artesano
Tarraconense de 1919, falleci¨® a los sesenta y un a?os en Madrid, tras haber dirigido cerca de cien pel¨ªculas, todo un r¨¦cord. Particip¨® en la Divisi¨®n Azul, de la que regres¨® mutilado y sin tener "d¨®nde caerme muerto", aunque, seg¨²n declar¨®, "no me dej¨¦ tragar por el pozo de la angustia, ten¨ªa una meta a la que llegar y luchaba por ella: yo quer¨ªa ser feliz y hacer cine. Y lo he conseguido". Aprendiendo el oficio como ayudante de direcci¨®n de Carlos Serrano de Osma, y tras algunas pel¨ªculas menores, inici¨® con La patrulla (1954) una saga de filmes sobre la guerra civil, de la que destac¨® La fiel infanter¨ªa (1959), cuyo r¨®tulo final estaba dedicado a cuantos hab¨ªan ca¨ªdo en la contienda, fueran del lado que fueran, disgustando con ello a la censura.
Practic¨® todos los g¨¦neros cinematogr¨¢ficos con solvencia de artesano, muy aplaudida entonces por la revista Film Ideal. Desde el cine social (Cuerda de presos, 1955) al peplum (Los siete espartanos, 1962), pasando por el cine folcl¨®rico, especialmente taurino (Aprendiendo a morir (1962), con El Cordob¨¦s; Nuevo en esta plaza (1966), con Palomo Linares), y el musical (Dos chicas locas, locas, 1964, con Pili y Mili). Pero fue en la comedia donde acab¨® especializ¨¢ndose, desde las producidas por Jos¨¦ Luis Dibildos, que intentaban ir "un poco m¨¢s all¨¢", a las de Paco Mart¨ªnez Soria producidas por Pedro Mas¨® (La ciudad no es para m¨ª, 1965) o algunas con Alfredo Landa (Vente a Alemania, Pepe, 1970).
Para Pedro Lazaga, "el ser artesano no indica que no se sea tambi¨¦n un creador, artesano tiene un tufillo peyorativo", y a?ad¨ªa: "Tengo muchos guiones en casa que voy ense?ando a los productores, que me dicen: 'Venga ya, chalao, ?c¨®mo vamos a hacer esto?". Quiz¨¢ frustrado al no haber realizado una obra m¨¢s personal, su trabajo, sin embargo, marca con car¨¢cter el cine espa?ol m¨¢s caracter¨ªstico de los sesenta y setenta.
Babelia
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