La perdurabilidad de Van Gogh
Marcado por el alto voltaje de su ansia existencial, que le desequilibr¨® mentalmente hasta el suicidio, la fama p¨®stuma de Vincent van Gogh ha estado marcada siempre por la impronta novelesca de su vida, una vida entregada a la b¨²squeda de la verdad hasta el extremo de la inmolaci¨®n. Por otra parte, el maravilloso testimonio de sus cartas, la mayor parte dirigidas a su hermano Th¨¦o, en las que supo expresar con una sinceridad conmovedora sus atormentadas cuitas personales y art¨ªsticas, acrecentaron todav¨ªa m¨¢s la admiraci¨®n popular por el destino tr¨¢gico del solitario creador moderno. As¨ª se explica el creciente prestigio legendario de este esforzado y ¨¢vido pintor, cuya biograf¨ªa ha inspirado a un sinf¨ªn de novelistas, m¨²sicos y cineastas de nuestra ¨¦poca, como, entre otros, Irving Stone, Vincent Minnelli, Robert Altman o Maurice Pialat. Aun sin desmerecer nada esta pasi¨®n general por Van Gogh como perfecta encarnaci¨®n del mito rom¨¢ntico del artista, nos gustar¨ªa que su fascinante vida no oscureciese su obra pict¨®rica, cuyo valor art¨ªstico ser¨ªa el mismo, aunque nada supi¨¦semos acerca de las circunstancias personales de su autor, sin duda, junto a Gauguin y C¨¦zanne, una de las figuras capitales del posimpresionismo.
Van Gogh sirve de inspiraci¨®n a nuevas obras de arte
Quienes, de siempre, supieron apreciar el valor en s¨ª de la obra pict¨®rica de Vincent van Gogh fueron los artistas, tanto sus estrictos contempor¨¢neos como los que vinieron despu¨¦s. En este sentido, ya se pronunciaron, al poco de su prematura muerte, acaecida en 1890, a la fat¨ªdica edad de 37 a?os, -la misma que tuvieron al morir Rafael, Watteau o Toulouse-Lautrec-, los primeros representantes de las vanguardias del siglo XX, los fauvistas y los expresionistas, pero tambi¨¦n geniales figuras independientes, como Pablo Picasso. No acab¨® ah¨ª la proyecci¨®n de Van Gogh entre los artistas de vanguardia del XX, porque, tras la Segunda Guerra Mundial, el reto?ar del expresionismo hizo volver de nuevo la mirada sobre el ardiente holand¨¦s, cuya atrabiliaria figura y fogoso pincel inspiraron, sobre todo, a Francis Bacon y a otros artistas de la llamada Escuela de Londres. Algo parecido volvi¨® a ocurrir con los neoexpresionistas de los a?os 1980 y, desde posiciones menos formularias, con otros artistas recientes, que, sea por un motivo o por otro, con uno u otro soporte, reviven su vida, su actitud, sus iconos, o parodian su fama, como se pudo comprobar a trav¨¦s de algunos de los protagonistas de la escandalosa exposici¨®n Sensation.
Aunque cronol¨®gicamente a
remolque de estas relecturas art¨ªsticas de artistas -los artistas suelen conversar entre s¨ª a trav¨¦s del tiempo al margen de la opini¨®n del p¨²blico y de los cr¨ªticos-, el papel asignado a Van Gogh en la historia del arte tambi¨¦n ha sido objeto de revisi¨®n durante las ¨²ltimas d¨¦cadas. Tal es el caso de su reubicaci¨®n en la "tradici¨®n rom¨¢ntica del Norte", que, seg¨²n Robert Rosenblum, une a Caspar David Friedrich con Mark Rothko, unidos por un sustrato cultural formado por eslabones como el propio Van Gogh, Munch o Mondrian. Con esta misma intenci¨®n de revisi¨®n cr¨ªtica, aunque desde otra perspectiva, Albert Boime tambi¨¦n public¨® un profundo e innovador an¨¢lisis de la c¨¦lebre Noche estrellada del holand¨¦s. En todo caso, son ¨¦stos algunos ejemplos sueltos, cogidos a vuelapluma, de ese "revolver" constante sobre la obra de Van Gogh y su inagotable significaci¨®n, que no en balde ocup¨® la mente de Martin Heidegger, de Karl Jaspers, de Meyer Shapiro y de tantas otras mentes privilegiadas de nuestra ¨¦poca. Quiz¨¢ por todo ello, cuando nos encontramos celebrando el 150? aniversario de su natalicio en 1853, Van Gogh contin¨²a, no digo ya siendo objeto de culto p¨²blico, sino, sobre todo, de inspiraci¨®n de nuevas obras de arte, la prueba definitiva de que ese artista sigue "vivo", porque lo estar¨¢ mientras sintamos que lo que expres¨® en sus cuadros nos concierne.
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