La conquista de El Fandi
Un toro bravo y encastado, tambi¨¦n noble, fue el segundo. Para so?ar y, sobre todo, para saber torear. Son casos que ponen a prueba a los toreros. Ayer, Alberto Ram¨ªrez se encontr¨® ante un examen de nota o de suspenso. Entregado ese toro en varas, tambi¨¦n se ofreci¨® con admirable bravura en la muleta. Un acuerdo entre toro y torero permiti¨® que la faena tuviera nivel y futuro en su principio: hab¨ªa un pacto entre ellos y respeto mutuo. Cada uno defendi¨® su faena, aunque el toro pareci¨® justificar m¨¢s sus intereses y dej¨® la impresi¨®n de ganar definitivamente la partida. La labor de Ram¨ªrez, construida cual castillo de naipes, se desmoron¨® al final: no pas¨® del aprobado.
Ese toro marc¨® el nivel m¨¢s alto de una corrida muy variada de juego que, fundamentalmente, se movi¨® mucho, cuesti¨®n ¨¦sta que supone gozosa noticia. En ese aire de movilidad, aun con un evidente fondo de mansedumbre, fue el tercero, toro manso pero vibrante, en este caso una cierta paradoja bien recibida. La lidia de este toro qued¨® marcada por el espectacular tercio de banderillas de El Fandi: cuatro pares, dos al viol¨ªn, de gran pegada popular. En la muleta, el de El Pilar busc¨® sin disimulo su querencia natural hasta acabar por disolver su sociedad con El Fandi. La faena fue una cuesti¨®n de incompatibilidad de caracteres, en la que s¨®lo el torero mostr¨® actitud y super¨® con creces al toro. La oreja cortada a ese toro fue m¨¢s bien el premio a aquel tercio de banderillas que al verdadero peso de la faena de muleta.
El Pilar / Finito, Ram¨ªrez, El Fandi
Seis toros de El Pilar, correctos de presentaci¨®n y variados de juego. El segundo, bravo y noble, ovacionado en el arrastre.
Finito de C¨®rdoba: pinchazo y bajonazo (palmas); entera y cuatro descabellos (gran bronca). Alberto Ram¨ªrez: dos pinchazos (aviso) y cuatro descabellos, (divisi¨®n), casi entera trasera (oreja protestada). El Fandi: casi media atravesada (oreja); m¨¢s de media (dos orejas). Plaza de Castell¨®n, 29 de marzo. 7? de feria. Tres cuartos de entrada
El Fandi volvi¨® a enloquecer los tendidos con las banderillas en el sexto, toro rebrincado y sin entrega que acab¨® por rendirse a su matador. Bien reunido, El Fandi forz¨® con inteligencia el gui¨®n de una faena que no tuvo m¨¢s remedio que tragarse el toro.
La oreja que cort¨® Alberto Ram¨ªrez al quinto fue cuesti¨®n de paisanaje. El toro lo arroll¨® al recibirlo con una larga cambiada, salv¨¢ndose milagrosamente de un grave percance. La voluntad estuvo por encima de cualquier otra condici¨®n en una faena aseada pero inacabada.
Finito se march¨® entre almohadillas. En su primero anduvo animoso, pero tambi¨¦n ventajista, y se inhibi¨® en el cuarto, que descubri¨® el lumpen de un torero que parece acabado.
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