Irak impone nuevas restricciones a la prensa
Los informadores extranjeros tendr¨¢n que ir siempre con un gu¨ªa y aceptar todas las normas de seguridad
"Est¨¢ prohibido dar direcciones de misiles, localizaci¨®n de objetivos y secretos militares", resumi¨® el director de informaci¨®n del Gobierno iraqu¨ª, Uday al Tai, al presentar anteanoche las "nuevas regulaciones" para los medios de comunicaci¨®n. Diez d¨ªas despu¨¦s del inicio de la guerra, los periodistas extranjeros acreditados en Bagdad a¨²n goz¨¢bamos de una libertad de movimientos inusual en este pa¨ªs y en un conflicto b¨¦lico.
Al Tai, el hombre que tras el alto el fuego de la guerra del Golfo anunci¨® con satisfacci¨®n el levantamiento de la censura, reconoci¨® que la medida significaba su reimplantaci¨®n. Las televisiones ya eran objeto de un mayor control. Desde el inicio de la guerra necesitaban el sello de un comit¨¦ censor antes de poder trasmitir sus im¨¢genes. Sin embargo, para el resto de los informadores prevalec¨ªa la ambig¨¹edad y, con ella, cierta sensaci¨®n de libertad.
"S¨®lo aqu¨ª pagamos porque nos bombardeen", se?ala un periodista griego
En la convicci¨®n de que lo que no est¨¢ prohibido es posible, los periodistas explor¨¢bamos cada d¨ªa los l¨ªmites del sistema con desiguales resultados. No hay toque de queda, pero el intento de esta enviada de comprobar d¨®nde hab¨ªan ca¨ªdo los misiles de la segunda noche de los bombardeos estuvo a punto de costarle su acreditaci¨®n. Mensaje recibido: no se puede salir de noche sin permiso de la autoridad.
"Nadie tiene derecho a coger un taxi en la calle", advirti¨® tambi¨¦n Al Tai antes de pedir que quienes tengan contratado un conductor, le identifiquen y faciliten los datos de su veh¨ªculo. El responsable iraqu¨ª, que present¨® estas restricciones, como medidas de seguridad, subray¨® que a partir de ahora los informadores s¨®lo se alojar¨¢n en uno de los dos hoteles autorizados (Palestina e Ishtar, antiguos Meridien y Sheraton respectivamente) y no podr¨¢n salir sin la compa?¨ªa de un gu¨ªa del Ministerio de Informaci¨®n.
La mayor¨ªa de estas normas ya exist¨ªan con anterioridad, pero desde meses atr¨¢s los responsables del Centro de Prensa hac¨ªan la vista gorda. Por un lado, la avalancha de periodistas hab¨ªa desbordado sus previsiones y carec¨ªan de funcionarios suficientes para vigilar el trabajo de todos ellos. Por otro, desde el pasado octubre, se percib¨ªa una ligera apertura dentro de los esfuerzos del r¨¦gimen por mejorar su imagen.
Salvo los c¨¢maras de televisi¨®n y los fot¨®grafos, cuya mayor visibilidad siempre les ha obligado a trabajar bajo la atenta mirada de un gu¨ªa, numerosos periodistas de otros medios nos mov¨ªamos de forma independiente por Bagdad. S¨®lo salir de la capital requer¨ªa un permiso escrito. Aun as¨ª, en las ¨²ltimas semanas fueron varios los que viajaron a otras ciudades sin que nadie les pidiera documento alguno ni les parara en un puesto de control.
"Al adoptar estas medidas, los iraqu¨ªes act¨²an igual que los estadounidenses", coment¨® un periodista griego molesto con las restricciones. "S¨®lo que aqu¨ª pagamos porque nos bombardeen", apunt¨® un colega en referencia a los 125 euros por d¨ªa que cada informador est¨¢ obligado a abonar por los servicios del Centro de Prensa.
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