Una joven acusa a un cura de abusar de ella desde que ten¨ªa cuatro a?os
El sacerdote, que fue juez eclesi¨¢stico, sigue celebrando misas, seg¨²n el abogado de la v¨ªctima
La Audiencia de Madrid inici¨® ayer un juicio contra un cura, que adem¨¢s era juez eclesi¨¢stico de la di¨®cesis de Alcal¨¢ de Henares, acusado de abusar de una ni?a y violarla durante 10 a?os. La v¨ªctima, hoy de 27 a?os, relat¨® entre llantos el terrible sufrimiento, amenazas y vejaciones sexuales que padeci¨® entre los a?os 1978 y 1988, a partir del momento en que el cura entra a vivir como hu¨¦sped a la vivienda de Madrid que ella ocupaba junto a su madre, reci¨¦n separada, y su abuela. El sacerdote atribuy¨® las imputaciones a "fantas¨ªas" de la menor, a la que calific¨® de "psic¨®tica (enferma mental)".
La v¨ªctima explic¨® ayer que decidi¨® denunciar los abusos y violaciones que le infligi¨® el cura Jos¨¦ Mart¨ªn de la Pe?a, hoy de 73 a?os, cuando estudiaba COU, algunos a?os despu¨¦s de ocurridos ¨¦stos. No lo hizo antes porque sent¨ªa, seg¨²n dijo, "mucha verguenza" y ten¨ªa "un fuerte sentimiento de culpa".
El sacerdote se march¨® de la casa cuando la ni?a cumpli¨® los 13 a?os y not¨® que ya no era tan cr¨ªa y que empezaba a resistirse a las tropel¨ªas que supuestamente hab¨ªa sufrido desde los cuatro a?os. El p¨¢nico hacia el cura -"como digas algo, te mato", la amenaz¨® supuestamente desde que era s¨®lo una cr¨ªa- le llevaron a mantener en secreto durante m¨¢s de quince a?os su calvario. Con s¨®lo cinco a?os, ella se aseaba sola. "Ten¨ªa un sentido del pudor extremo; se encerraba y no dejaba que nadie entrase al ba?o", relat¨® ayer la madre ante el tribunal.
Sin embargo, los recuerdos de su infancia -"las felaciones que me obligaba a hacerle, las violaciones, los fuertes dolores que me causaba..."- no la dejaban vivir. Ni a ella ni a su madre, que, sin saber por qu¨¦, su hija faltaba a las clases de COU la mitad de los d¨ªas. "No iba a clase, me dedicaba a andar y andar, sin rumbo, y as¨ª pasaba horas y horas...".
Una d¨ªa la madre la sigui¨® y observ¨® con sus propios ojos lo que le dec¨ªan los profesores, que su hija faltaba mucho a clase y que no rend¨ªa. "Vi tan mal a mi madre que decid¨ª contarlo todo", record¨® ayer la v¨ªctima. Las declaraciones de ¨¦sta, impregnadas en l¨¢grimas y hechas desde una habitaci¨®n adyacente a la sala para que nadie viese su rostro, transcurrieron con aplomo.
"Regalos y vacaciones"
El sacedorte encausado, Jos¨¦ Mart¨ªn de la Pe?a, se enfrenta a una petici¨®n del fiscal de 13 a?os de prisi¨®n por "inumerables" abusos sexuales y violaciones, tanto anales como vaginales. El reo, que ahora tiene 73 a?os y que sigue celebrando misas en colegios y parroquias de la zona de Levante, es un hombre enjuto, de nariz aguile?a fina y alargada y con el pelo canoso despejado en la coronilla. Ayer ocultaba su rostro de los flases de los fot¨®grafos que cubr¨ªan el juicio con aspavientos de manos, as¨ª como con unas gafas oscuras y una bufanda.
Est¨¢ previsto que el juicio se prolongue hasta el jueves. El primero en declarar ayer fue el sacerdote. Ante los jueces mostr¨® una actitud de soberbia que incluso le cost¨® alguna reprimenda de la presidenta de la Secci¨®n Primera de la Audiencia, Consuelo Romera. Asegur¨® que se fue a vivir a casa de la menor y su madre tras separarse ¨¦sta de su marido. F¨¦lix Pancorbo, abogado de la v¨ªctima, explic¨® que el sacerdote actu¨® como juez eclesi¨¢stico en los tr¨¢mites de separaci¨®n de la madre de la menor, cuyo esposo "era alcoh¨®lico, y es a ra¨ªz de eso cuando se conocen", se?al¨®. En la casa ocup¨® una habitaci¨®n y por ella abonaba todos los meses 40.000 pesetas, entre otros gastos, con los que paliaba las vicisitudes econ¨®micas que entonces padec¨ªa la familia. Seg¨²n el abogado de la v¨ªctima, no s¨®lo pagaba esas 40.000 pesetas, sino que tambi¨¦n costeaba "las vacaciones, les hac¨ªa regalos y hac¨ªa compras, pues es una persona que trabajaba en muchos sitios y se jactaba de manejar dinero". Tras negar haber violado a la peque?a y asegurar que las imputaciones contra ¨¦l son fruto de "la calumnia y la fantas¨ªa de la madre", el sacerdote explic¨® que fue ¨¦sta la que se enamor¨® de ¨¦l y en alguna ocasi¨®n se le insinu¨®.
"No tengo tan mal gusto; jam¨¢s le he insinuado nada o mantenido alguna relaci¨®n con ¨¦l", relat¨® m¨¢s tarde la madre al ser preguntada por el fiscal, Rafael Escobar.
El cura a?adi¨® que consideraba a la ni?a como una sobrina. "La besaba como a cualquier ni?a normal, pero nada m¨¢s", explic¨® Mart¨ªn de la Pe?a. "En las declaraciones de la ni?a he visto 32 mentiras", se?al¨®. Admiti¨®, eso s¨ª, que por las tardes sol¨ªa impartir a la menor clases de apoyo de matem¨¢ticas. Una de las exigencias que impuso el cura cuando entr¨® a vivir como hu¨¦sped en casa de esta familia era que hab¨ªa que colocar cerrojos en todas las puertas, incluida la de la cocina y la de su habitaci¨®n; y as¨ª se hizo. La madre declar¨® que el sacerdote ten¨ªa prohibido que nadie entrase a su habitaci¨®n mientras ¨¦l supuestamente daba clases a su hija. "Nos dec¨ªa que no entr¨¢semos, que la ni?a se entreten¨ªa hasta con una mosca...". En una ocasi¨®n, seg¨²n cont¨® la madre, un primo de la ni?a entr¨®, empujando la puerta fuerte, y hall¨® al cura subi¨¦ndose los pantalones, con la correa en la mano; y a su prima, echada sobre una mesa y llorando. El abogado de la v¨ªctima puso de relieve que existe un informe pericial que indica que la menor sufre "vaginismo severo". "Es un mecanismo de defensa de la vagina; tanto dolor ha debido sufrir la chica desde su infancia que la vagina se contrae y hace frustrante una relaci¨®n", explicaron ayer fuentes jur¨ªdicas.
En su petici¨®n de penas, el abogado de la v¨ªctima va a¨²n m¨¢s all¨¢ que el fiscal y demanda para el reo 38 a?os de c¨¢rcel por violaciones continuadas, anales y vaginales. Adem¨¢s, exige el pago de seis millones de euros (1.000 millones de las antiguas pesetas) por los graves da?os morales causados a la menor. Pancorbo reclama que el dinero lo pague, como responsable civil subsidiario, el obispado de Alcal¨¢, al que est¨¢ adscrito el reo. Sostiene que bastantes de los tocamientos y violaciones que sufri¨® la menor se habr¨ªan cometido en el despacho que este cura pose¨ªa en el tribunal eclesi¨¢stico de la di¨®cesis de Alcal¨¢.
El caso de este cura, Jos¨¦ Mart¨ªn de la Pe?a, fue instruido por el juez David Cubero en 1997, tras recibir un informe policial en el que se daba cuenta de una adolescente que dec¨ªa haber sido violada anal y vaginalmente desde la infancia por un cura. La edad del supuesto agresor sexual, 73 a?os, hace improbable que, en caso de condena, ingrese en un centro penitenciario. La ley deja en manos de los tribunales la facultad de decidir si alguien con m¨¢s de 70 a?os debe o no ir a la c¨¢rcel, por muy abultada que sea la eventual condena.
La tardanza en celebrar este juicio se debe, seg¨²n fuentes jur¨ªdicas, a los continuos cambios de abogado que ha realizado el sacerdote (su actual letrado es Marcos Garc¨ªa Montes) y a cuestiones de ¨ªndole procesal. En todo caso, los retrasos le favorecen ante una eventual condena, ya que su edad ha ido avanzando. De momento, s¨®lo ha estado detenido varias veces. El juicio seguir¨¢ hoy.
"Me dec¨ªa que lo que hac¨ªamos era pecado"
El relato que ofreci¨® ayer la menor al tribunal sobre las violaciones que sufri¨® entre los cuatro y los 12 a?os result¨® estremecedor. Afirm¨® que cuando el cura lleg¨® a vivir a su casa le pareci¨® un hombre "muy simp¨¢tico y amable" y record¨® que cuando ella ten¨ªa tres o cuatro a?os, ¨¦l comenz¨® a someterla a tocamientos, para posteriormente pasar a realizar otro tipo de actos.
La primera violaci¨®n a la que fue sometida por el sacerdote se produjo en el dormitorio de ¨¦ste, antes de cumplir los ocho a?os. Y luego se sucedieron otras muchas agresiones en el despacho que el can¨®nigo ocupaba en el tribunal eclesi¨¢stico y en dos pisos del arzobispado de Alcal¨¢. "Le ten¨ªa miedo, y durante alguna violaci¨®n me resign¨¦ porque le ten¨ªa miedo, aunque me daba asco". "Me dec¨ªa", a?adi¨®, "que lo que hac¨ªamos era pecado, pero que la culpa la ten¨ªa yo porque le provocaba", explic¨® la v¨ªctima, antes de admitir que en m¨¢s de una ocasi¨®n quiso matarse. Adem¨¢s, relat¨® c¨®mo cuando decidi¨® denunciar los hechos comenz¨® a recibir an¨®nimos sat¨¢nicos y cartas con balas en su interior.
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