En el avispero
Las fuerzas anglo-norteamericanas que han invadido Irak est¨¢n encontrando una resistencia mayor de la esperada. En palabras de un general estadounidense, les ha sorprendido la "pauta organizada de resistencia" por parte de tropas regulares, Guardia Republicana, guerrilleros y, ahora, suicidas. Rumsfeld prefiri¨® ignorar los avisos previos de sus servicios de inteligencia para que no le estropearan sus planes.
Es dif¨ªcil hablar todav¨ªa de "par¨®n" o "pausa estrat¨¦gica", pues ayer se produjeron cerca de Kerbala los primeros enfrentamientos directos con la Guardia Republicana. Pero la estrategia del general Franks se ha visto frenada. Ante esta resistencia, la "coalici¨®n" se ve forzada a proteger sus l¨ªneas log¨ªsticas de abastecimiento desde Kuwait o desde el norte, y no ha podido dejar a un lado las ciudades en su avance hacia Bagdad. Incluso si logran reagruparse, las fuerzas anglo-americanas presentes pueden resultar insuficientes para lanzar una ofensiva hacia Bagdad. El avispero iraqu¨ª ya ha exigido el env¨ªo de 130.000 soldados estadounidenses adicionales, mientras Blair desiste de enviar refuerzos.
No cabe hablar de fracaso, pero s¨ª de fallo estrat¨¦gico por parte del general Franks, que deber¨¢ acomodar sus planes a una modalidad de guerra probablemente m¨¢s larga de lo previsto, y tambi¨¦n m¨¢s mort¨ªfera y destructiva. Los bombardeos sobre Bagdad han aumentado en intensidad en las ¨²ltimas 48 horas, ya no para decapitar al r¨¦gimen de Sadam Husein, que no se ha desmoronado, sino para alcanzar posiciones defensivas de la Guardia Republicana y desmoralizar a los habitantes, sometidos a condiciones de vida cada vez m¨¢s dif¨ªciles, privados ahora tambi¨¦n del tel¨¦fono. La estrategia de conmoci¨®n y pavor se est¨¢ aplicando con menos discriminaci¨®n, en detrimento de los civiles.
La desinformaci¨®n de una y otra parte contribuye a espesar la bruma de esta guerra, aunque todo lleva a pensar que Bush y los suyos convencieron a algunos fieles, Aznar incluido, de que la campa?a iba a ser corta. Hoy entra en su decimotercer d¨ªa. No es mucho. Pero el coste humano del intento de tomar Basora y otras ciudades constituye un siniestro presagio sobre lo que puede suponer la batalla por Bagdad. La llegada de voluntarios suicidas, aunque la cifra de 4.000 haya podido ser exagerada por Bagdad, y la guerra de guerrillas amenazan con convertir no s¨®lo esta ofensiva, sino el pos-Sadam en un infierno para los ocupantes.
Bush se ha adentrado en esta guerra sin haber encarrilado previamente una soluci¨®n al conflicto entre Israel y los palestinos. La calle ¨¢rabe est¨¢ cada vez m¨¢s movilizada, y ve en las dos semanas de resistencia frente a la aplastante superioridad tecnol¨®gica de EE UU una victoria pol¨ªtica de Sadam Husein, aunque acabe en derrota militar. De momento, a Bush le cuesta m¨¢s de lo previsto ganar militarmente la guerra; y pol¨ªticamente puede perderla.
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