Arrogancia
La lectura de una reconfortante conferencia de Ram¨®n Vargas-Manchuca, profesor de la Universidad de C¨¢diz, dictada en un curso sobre Pluralismo y multiculturalismo celebrado en Sevilla, en octubre de 2001 poco despu¨¦s de los atentados de Nueva York, me da pie, por una parte, a introducir en mis juicios sobre los discursos reduccionistas que estos d¨ªas alimentan las maltrechas alforjas ideol¨®gicas del conjunto de la izquierda espa?ola un argumento de este colega, y, por otra, una reflexi¨®n sobre la hipot¨¦tica duda de los electores de centro ante la pregunta de ?qui¨¦n, qu¨¦ fuerzas pol¨ªticas habr¨ªan de administrar aqu¨ª la paralizaci¨®n de la guerra, de producirse?
En cuanto al argumento, me parece acertad¨ªsimo Vargas-Manchuca cuando dice que la actitud del "tercermundismo pol¨ªticamente correcto" (usando la acepci¨®n de Sartori) de la intelectualidad de la Europa occidental alimenta la buena conciencia de nuestras sociedades y se autoinculpa de los desastres de ese otro mundo en un ejercicio que traduce arrogancia, "la vieja arrogancia intelectual de occidente y su pretensi¨®n de hacerse responsable universal tanto de la producci¨®n de injusticia en el mundo como de explicarla y remediarla". Si concretamos, adem¨¢s, la autoinculpaci¨®n en la izquierda, y especialmente en la social-dem¨®crata y comunista, se a?ade la "mala conciencia" de quienes en otro tiempo apoyaron causas de tiranos o no evitaron las malas compa?¨ªas pol¨ªticas de falsos reformadores en buena parte del tercer mundo.
En cuanto a qui¨¦n tendr¨ªa que administrar el "cese de la guerra", es bastante evidente que la falta de matizaci¨®n de la propuesta, la contundencia y contumacia de sus principales valedores en no separarse ni un ¨¢pice de los prop¨®sitos "colaterales" que de verdad inspiran la campa?a, unido a los efectos dogm¨¢ticos que genera el movimiento, est¨¢n propiciando, al mismo ritmo que la marea reivindicativa se radicaliza y evidencia su objetivo en clave (electoral) interna (espa?ola), el distanciamiento formal del centrismo.
Ocurri¨® algo as¨ª en la confusionaria campa?a del refer¨¦ndum para quedarnos en la OTAN, donde los comunistas acabaron siendo el referente del No, y quienes pod¨ªan quedar legitimados para administrarlo. Entonces, el PSOE consigui¨® hacer ver a una parte de sus votantes y de la derecha que de triunfar el No, el beneficiario ser¨ªa IU, es decir, el PCE. Que en Euskadi, Catalunya y Navarra ganase el No, adem¨¢s, se debi¨® a la ayuda del electorado nacionalista contrario a la pol¨ªtica de Gonz¨¢lez, y no al c¨¢lculo sereno de lo que conven¨ªa a esos pueblos en materia de defensa internacional.
Ahora, aun siendo el asunto m¨¢s complejo admite una duda del mismo tenor. Es m¨¢s complejo porque el liderazgo de IU en la campa?a (son especialistas "coherentes" en movidas anti-OTAN, anti-Bases, anti-guerra del Golfo, anti-ataque de EE UU a Serbia, etc, etc; nada nuevo, pues, bajo el sol) se ve discutido por dos novedades: el protagonismo directo de movimientos pacifistas y/o radicales y la entusiasta participaci¨®n del PSOE, por primera vez, en una campa?a t¨ªpica de las agendas de IU. O mucho me equivoco o el radicalismo va a enfrentar, por una parte, a IU con todos los dem¨¢s, y, por otra, a las clases medias centristas con una estrategia que excede el loable objetivo de lamentar, criticar y oponerse a la guerra como soluci¨®n, pero que dista mucho de ser "la soluci¨®n".
Aunque, de momento, las encuestas no recogen el dato.
Vicent.franch@eresmas.net
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