Algo huele a fresco en Alemania
Si Alemania fuera bien, los dem¨¢s pa¨ªses europeos podr¨ªamos ir bien, especialmente cuando no est¨¢ claro que la locomotora mundial -los EE UU- pueda volver a tirar de todos nosotros como hizo hasta hace dos a?os. Pero Alemania va mal. Desde el a?o 2000 est¨¢ creciendo a una tasa que se sit¨²a entre un 0% y un 0,5%, y este a?o puede continuar sin salirse de esa horquilla si es que no entra en recesi¨®n. El desempleo est¨¢ a punto de alcanzar los cuatro millones y medio de parados, las noticias empresariales hablan de ajustes cuando no de quiebras, y la situaci¨®n de los bancos y aseguradoras preocupa seriamente a los supervisores.
El origen de los males de Alemania se suele achacar a haber dejado pasar un largo periodo -todos los a?os de mandato de K?hl y los de la primera legislatura de Schr?der- sin hacer reformas econ¨®micas. Otro factor de importancia es que Alemania -al rev¨¦s que Espa?a- entr¨® en el euro en 1998 con un tipo de cambio muy revaluado y est¨¢ pag¨¢ndolo -al rev¨¦s que Espa?a- con un crecimiento por debajo de la media de la zona euro. Finalmente, es evidente que las pol¨ªticas monetarias y fiscales impuestas por la Uni¨®n Europea no ayudan a Alemania a salir del hoyo. Con unos precios creciendo en torno al 1% y con un crecimiento real del 0,2% es evidente que un tipo de inter¨¦s del 2,5%, que es el fijado por el Banco Central Europeo, no estimula la recuperaci¨®n. Igualmente est¨¢ claro que, en esa situaci¨®n depresiva de precios y crecimiento real, la obligaci¨®n del Pacto de Estabilidad de mantener un d¨¦ficit del 3% del PIB fuerza a aplicar una pol¨ªtica fiscal restrictiva.
Pero dentro de esta sombr¨ªa situaci¨®n general pueden avistarse algunos factores que indican que Alemania est¨¢ cambiando. En cuanto a las reformas del mercado de trabajo y de la Seguridad Social, Schr?der ha planteado unas propuestas que, comparadas con las que hizo Gonz¨¢lez hace dieciocho a?os en Espa?a, pueden parecer insuficientes pero, indudablemente, van en la direcci¨®n correcta. Y en cuanto al seguro de desempleo, la reforma anunciada es m¨¢s dura que la que el Gobierno espa?ol ni siquiera se atrevi¨® a sacar adelante el a?o pasado.
El otro cambio que no hay que perder de vista es la suave pero constante mejora de la competitividad de la econom¨ªa alemana como consecuencia del mantenimiento reiterado de un diferencial negativo de inflaci¨®n con sus socios europeos. Al rev¨¦s que Espa?a, que pierde competitividad todos los a?os, Alemania la est¨¢ ganando. El a?o pasado Espa?a acab¨® el ejercicio con un deflactor del PIB del 4,8% y Alemania con un 0,9%.
Con un sector de la construcci¨®n en contracci¨®n durante los ¨²ltimos tres a?os -consecuencia de los excesos de actividad en este sector despu¨¦s de la reunificaci¨®n- y sometida a esas pol¨ªticas macroecon¨®micas duras, Alemania no s¨®lo est¨¢ purgando sus errores pasados, sino que tambi¨¦n se est¨¢ ajustando, prepar¨¢ndose para un futuro mejor. Un ajuste m¨¢s intenso que el actual alem¨¢n llev¨® a cabo la econom¨ªa espa?ola de 1992 a 1994 y eso nos permiti¨® despegar y disfrutar de una nueva fase de crecimiento por encima de la media europea.
En los a?os malos casi nadie se fija en las reformas y ajustes que se realizan, sino en los p¨¦simos datos econ¨®micos que las acompa?an, pero son esas reformas y ajustes los que, en buena parte, explican los siguientes a?os buenos. En Alemania habr¨¢ que esperar a comprobar la realidad de las reformas anunciadas y que no se queden, como sucede ¨²ltimamente en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos, en pura ret¨®rica.
La evoluci¨®n de los indicadores de sentimiento econ¨®mico desde noviembre hasta febrero alentaba una cierta esperanza de cambio, se empezaba a percibir la entrada de un cierto aire fresco en la econom¨ªa alemana. Pero con la crisis de Irak, el indicador de confianza de marzo ha cortado esa optimista evoluci¨®n. Est¨¢ visto que esta maldita guerra puede acabar pudri¨¦ndolo todo.
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