Control absoluto
El jugador necesita un mando con cuarenta botones para evitar que se desate un conflicto internacional
Algo parecido al desembarco en la playa de Omaha se repite en 2080. Pero en lugar de enviar hombres, los primeros en pisar la arena ser¨¢n los tanques verticales; enormes robots b¨ªpedos cuyos pilotos usan tecnolog¨ªa de vanguardia que les permite llevar seis tipos de armas y aguantar el fuego enemigo. As¨ª ve el futuro Asushi Inaba, creador de Steel Battalion, un juego que pasar¨¢ a la historia por varios motivos.
El primero, por su calidad gr¨¢fica que lleva a la m¨¢quina de Microsoft a un nivel en el que se codea con la atm¨®sfera de la pel¨ªcula Akira, pero en la Xbox las animaciones se producen en tiempo real.
Sin embargo, si algo llama la atenci¨®n de Steel Battalion es su sistema de control que se vende junto con el juego y es imprescindible para jugar. Mide casi un metro de largo, tiene dos palancas de control y una de marchas, un sistema de comunicaciones, un juego de pedales y m¨¢s de 40 botones iluminados. A pesar de que cuesta 200 euros, en Estados Unidos se ha agotado dos veces.
'Steel Battalion'
Desarrolla: Capcom
Distribuye: Microsoft
Plataforma: Xbox
G¨¦nero: Acci¨®n
Edad: Todos los p¨²blicos
Precio: 200 euros
El jugador se sienta frente a la pantalla agarrado a las dos palancas. Un bot¨®n parpadea pidiendo a gritos ser pulsado. Al hacerlo, se observa en el televisor como la cabina del VT (tanque vertical) se cierra. La acci¨®n se ve a trav¨¦s del monitor que el propio juego representa. Poner en marcha esta mole implica seguir una secuencia en la que se activan siete botones. Al tiempo que en pantalla se iluminan los relojes, suenan pitidos y aparecen los n¨²meros en las pantallas digitales, el mando controlador hace lo propio, encendiendo todos los botones a modo de simulaci¨®n de una comprobaci¨®n autom¨¢tica. La sensaci¨®n es apabullante.
La acci¨®n coloca al jugador en una guerra iniciada por los habitantes de la isla artificial Hai Shi Dao, situada entre las Filipinas y la isla de Senkaku. Esta fuerte potencia comercial ha abandonado la Organizaci¨®n Pac¨ªfica Rim y ataca sus objetivos vitales. A los mandos de un VT del 34 batall¨®n de la S¨¦ptima Divisi¨®n Panzer Especial el jugador debe acatar las ¨®rdenes que reciba para cumplir con su responsabilidad en ataques en que participan otros VT.
Avanzando hacia los m¨²ltiples objetivos apretando el acelerador es posible realizar un zoom para apuntar mejor con una mano e ir cambiando de armas usando los botones con la otra. Una de las ventajas de los VT es su capacidad para andar en una direcci¨®n y disparar hacia otra gracias a su cabina independiente. Los ca?ones y armamento convencional son tarea f¨¢cil para un VT. Se puede acabar con un moderno tanque con un par de disparos del arma menos potente o de forma m¨¢s barata a¨²n, pis¨¢ndolo. La lucha entre VT es harina de otro costal. Ah¨ª el jugador debe hacer gala de sus conocimientos del armamento y la conducci¨®n de la m¨¢quina.
La curva de aprendizaje es alta, ya que el juego lo primero que hace es meter al usuario en medio de un ataque sorpresa, cuando se supone que empezaba su instrucci¨®n. Se trata de un truco de Capcom para asegurarse de que se ha le¨ªdo el manual y que sabe d¨®nde se mete. Pasada esta prueba empieza la campa?a, donde poco a poco se van descubriendo los usos de los distintos botones, como el lanzador de bengalas para despistar los misiles que se gu¨ªan por calor, el extintor para los peque?os incendios y el curioso sistema de limpiado de las c¨¢maras de visi¨®n, necesario cada cierto tiempo por la suciedad que se acumula en los objetivos durante los combates.
Tras ganar una misi¨®n se da la posibilidad de ver una repetici¨®n bastante espectacular que recrea toda la acci¨®n al mil¨ªmetro desde distintos puntos de vista con unos efectos visuales incre¨ªbles que van desde la iluminaci¨®n din¨¢mica del escenario, la deformaci¨®n de la imagen por el calor de los proyectiles y varios filtros que hacen que parezca una pel¨ªcula de verdad.
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