"Las fuerzas son suficientes para ganar la guerra, no para la paz"
Harlan K. Ullman parece estar viviendo sus 15 minutos de fama. Su doctrina estrat¨¦gica de Impacto y Pavor, adoptada por el Pent¨¢gono, ha llegado a eclipsar el nombre oficial de la campa?a (Operaci¨®n Libertad Iraqu¨ª). Ullman no es s¨®lo un te¨®rico de la defensa. Fue piloto de la Armada estadounidense -particip¨® en 150 misiones de combate en Vietnam- antes de dar clases en el National War College, donde tuvo como alumno al secretario de Estado, Colin Powell.
Su libro Shock and Awe (Impacto y Pavor), de 1996, escrito en colaboraci¨®n con James P. Wade, entusiasm¨® al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y ha desplazado del pensamiento estrat¨¦gico norteamericano a la llamada doctrina Powell, aquella que dictaba que EE UU s¨®lo se lanzar¨ªa a un conflicto militar desplegando sobre el teatro de operaciones una "fuerza insuperable" y teniendo muy claro tanto el objetivo como la estrategia de salida. La entrevista con EL PA?S se hizo por correo electr¨®nico. Ullman respondi¨® al cuestionario el pasado viernes con una particularidad: remiti¨® las respuestas de dos preguntas a un art¨ªculo que acababa de escribir ese d¨ªa con el significativo t¨ªtulo de Ni impactado ni empavorecido todav¨ªa.
Pregunta. ?En qu¨¦ consiste la estrategia de Impacto y Pavor?
Respuesta. El concepto surgi¨® en 1996, cuando nos enfrentamos al problema de c¨®mo ganar una futura Tormenta del Desierto no en seis meses y con medio mill¨®n de soldados, sino en pocas semanas o meses con una fuerza m¨¢s peque?a. El objetivo era vencer decisiva y r¨¢pidamente al menor coste tanto en vidas como en destrucci¨®n. Para ello, el Impacto y Pavor busca, mediante el uso de todo nuestro poder f¨ªsico y ps¨ªquico, que el enemigo se sienta tan vulnerable e intimidado por nuestra capacidad que vea in¨²til cualquier resistencia. Su objetivo son la voluntad, percepci¨®n y comportamiento del adversario.
P. ?Es Hiroshima un ejemplo de Impacto y Pavor?
R. El uso de armas nucleares nunca fue la intenci¨®n de esta estrategia, pero la capacidad para transformar la resistencia suicida en rendici¨®n pasiva es el ejemplo supremo de ella. Los japoneses abandonaron la lucha porque no pod¨ªan comprender la secuencia de un plan, una bomba y adi¨®s a una ciudad. Aquello fue Impacto y Pavor. Pero lo que proponemos es usar una fuerza mucho menor y no contra civiles. As¨ª que no hay que hacer falsas comparaciones.
P. ?Est¨¢ siguiendo el Pent¨¢gono su estrategia en Irak?
R. El Pent¨¢gono desvel¨® esta estrategia para lograr una r¨¢pida desintegraci¨®n del r¨¦gimen de Sadam. Luego la guerra empez¨® antes de lo que estaba planeado y tanto el p¨²blico como la prensa interpretaron mal la idea, viendo el bombardeo como parte de una campa?a para aterrorizar Bagdad y no para expulsar a sus l¨ªderes. Se prometi¨® Impacto y Pavor, pero sus efectos no se han notado a¨²n. En su lugar, parece que se acabar¨¢ con Sadam mediante una combinaci¨®n de ataques por tierra y aire que tan bien funcionaron en el pasado.
P. ?Se ha equivocado el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, al emplear tan pocas tropas en Irak?
R. Rumsfeld tiene raz¨®n. Las fuerzas que tenemos sobre el terreno son suficientes para ganar la guerra decisivamente. La iron¨ªa es que no son suficientes para la paz. El campo de batalla moderno, por obvias razones de tecnolog¨ªa, es menos denso y necesita menos fuerzas. Lo contrario es verdad en las operaciones de mantenimiento de la paz. Por tanto, cuando la guerra acabe se necesitar¨¢n un mont¨®n de soldados.
P. ?Cree que Sadam usar¨¢ armas de destrucci¨®n masiva?
R. No creo que las use, aunque si lo hiciera no ser¨ªa sorprendente. Sabe que tendr¨ªan efectos m¨ªnimos. Dado que su estrategia es resistir y de que depende de la opini¨®n p¨²blica mundial y de un mont¨®n de muertos norteamericanos para frenar a Estados Unidos, el empleo de armas qu¨ªmicas o biol¨®gicas no le ayudar¨ªa.
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