La Europa mestiza de Zebda
Conoces a alguien de 14 a?os a quien le han metido un balazo en la espalda. La pena de muerte por robar un coche. No todo el mundo vive esa sensaci¨®n de ser sospechoso", dice Mustapha Amokrane, uno de los cantantes de Zebda. "Yo tengo la suerte de hacer m¨²sica y de no haber tenido problemas con la justicia, lo cual no me ha librado de que la polic¨ªa me pidiera la documentaci¨®n muchas m¨¢s veces que a otros".
Zebda significa en ¨¢rabe mantequilla (beurre, en franc¨¦s, t¨¦rmino despectivo que se aplica a los hijos de los inmigrantes norteafricanos nacidos en Francia). Es el nombre que escogieron los siete miembros de este grupo: "Un juego de palabras porque los tres cantantes somos hijos de argelinos".
En la portada de su cuarto disco, Utopie d'occase, hay un ni?o africano disfrazado de El Zorro: antifaz, sombrero, capa negra con una gran letra Z en rojo y espada. "Los superh¨¦roes son blancos, ricos y guapos. La utop¨ªa ser¨ªa que pudiera ser un ni?o negro y llevar esa esperanza de un mundo mejor". De ah¨ª el t¨ªtulo de Utop¨ªa usada: "Puedes so?ar o contentarte con lo que resulta accesible". Su primer disco, L'Ar¨¨ne des rumeurs, mostraba a un ni?o de la Intifada con una honda en la mano. "Tenemos la sensaci¨®n de que no se puede humillar eternamente a los ¨¢rabes, que no se les puede aplastar. La opini¨®n p¨²blica ¨¢rabe no est¨¢ formada s¨®lo por dictadores o integristas. El integrismo no es exclusivo del islam, lo hay en todas las religiones. Basta ver a Bush". Ellos est¨¢n en guerra, pero contra la marginaci¨®n y la exclusi¨®n: "La humillaci¨®n podr¨ªa desembocar en un terrorismo ciego".
Zebda surgi¨® en 1988. "Venimos de barrios desfavorecidos, del universo de la inmigraci¨®n. Llevamos reivindicaciones de justicia e igualdad", dicen. Desde 1997 participan en la asociaci¨®n Tactikollectif, con la que han apoyado a inmigrantes sin papeles, aunque la m¨¢s sonada de sus acciones pol¨ªticas fue la presentaci¨®n en 2001 de una lista alternativa -Les Motiv¨¦-e-s- a la alcald¨ªa de Toulouse. Alcanzaron el 13% de los votos. "Quer¨ªamos un movimiento pedag¨®gico para los pol¨ªticos convencionales. Y fuimos elaborando nuestro programa en debates p¨²blicos. Tras ocho meses de campa?a ten¨ªamos un aut¨¦ntico programa, no como esos que se sacan cada vez de los armarios y a los que se les cambia ¨²nicamente el tipo de letra".
Toulouse, en la que muchos republicanos espa?oles se refugiaron tras la Guerra Civil, es su ciudad. Uno de esos laboratorios en los que se ensaya la convivencia de personas de razas, nacionalidades y religiones distintas. "Los franceses est¨¢n encantados con Zidane, pero no con los Mohamed de sus barrios. Es falso que haya problemas de integraci¨®n cultural, s¨ª que los hay de integraci¨®n social y econ¨®mica para los que proceden de ambientes que, desde hace treinta a?os, s¨®lo conocen paro y desencanto", explican.
"La cultura no es el ¨²nico
ingrediente de la democracia, pero s¨ª uno importante", aseguran. "Y deber¨ªa ser una prioridad del Estado". Las canciones de sus discos son cr¨®nicas de existencias marcadas por el racismo y la ignorancia, sobre ritmos de rock, ska, hip hop, raggea... Una est¨¦tica sonora que comparten con sus amigos Manu Chao o Ferm¨ªn Muguruza.
Ahora viven la paradoja de ver a Chirac como estandarte de la paz. Ya se vieron obligados a apoyarle en las pasadas elecciones ante la amenaza de Le Pen. Ellos, que en 1995 hab¨ªan incluido en su disco Le bruit et l'odeur un discurso xen¨®fobo del hoy presidente de la Rep¨²blica francesa: "Su actitud en pol¨ªtica exterior ofrece la esperanza de llevarnos hacia una situaci¨®n multipolar, algo que nos parece esencial, y le reconocemos ese esfuerzo, pero al mismo tiempo su pol¨ªtica interior de leyes y represi¨®n policial nos sume en cierta esquizofrenia. Tendremos que irnos acostumbrando".
Para muchos son el grupo de Tomber la chemise. "Llev¨¢bamos doce a?os tocando y nos salv¨® el pellejo", confiesan. Hab¨ªan sobrevivido hasta entonces gracias a actuar doce meses al a?o. "Nos gusta la idea de contribuir a la renovaci¨®n de la canci¨®n francesa. Siempre se habla de Brel, Brassens, Piaf... como si todo terminara ah¨ª. En ellos hay una tradici¨®n de compromiso. Se olvida que los que han permanecido son los que fastidiaban a los biempensantes. A Brassens le prohibieron decenas de canciones cuando hoy es una referencia incluso para la gente m¨¢s vac¨ªa".
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