Mohamed salv¨® a Jessica
Un iraqu¨ª arriesg¨® su vida ante los 'fedayin' y ante los 'marines' para lograr el rescate de la soldado Lynch
Mohamed, un gregario abogado iraqu¨ª de 32 a?os, fue al hospital en Nasiriya un d¨ªa de la semana pasada a visitar a su esposa, que trabaja all¨ª como enfermera, cuando not¨® la presencia de agentes de seguridad. Con curiosidad, hizo preguntas y un m¨¦dico amigo le dijo que un soldado estadounidense estaba all¨ª.
Algo le hizo querer ir y verlo. El m¨¦dico lo llev¨® hasta al primer piso del ala de emergencias, donde le se?al¨® al soldado a trav¨¦s del cristal de una ventana interior: una joven mujer yac¨ªa en una cama, vendada y cubierta por una s¨¢bana blanca.
Con ella, hab¨ªa un hombre imponente, vestido todo de negro. Mohamed mir¨® mientras el hombre abofeteaba a la soldado con su palma abierta; luego, de nuevo, con el rev¨¦s de su mano. En ese momento, Mohamed piensa hoy, decidi¨® hacer algo. Al d¨ªa siguiente, cuando el hombre de negro no estaba all¨ª, Mohamed se col¨® para ver a la joven. "No te preocupes, no te preocupes", le dijo.
Se puso entonces en marcha uno de los momentos m¨¢s dram¨¢ticos de las primeras dos semanas de la guerra. Cinco d¨ªas despu¨¦s, Mohamed localiz¨® a los marines y les dijo lo que sab¨ªa, helic¨®pteros Black Hawk se abalanzaron sobre el hospital cubiertos por la oscuridad y un comando fuertemente armado asalt¨® el edificio. Con mapas dibujados a mano por Mohamed y su esposa, los comandos encontraron r¨¢pidamente a Jessica Lynch herida y se la llevaron hacia la salvaci¨®n.
Mohamed dijo que decidi¨® salvar a la soldado de 19 a?os porque no pod¨ªa soportar verla golpeada en el hospital. "Mi coraz¨®n estaba cortado", record¨® el mi¨¦rcoles sobre su reacci¨®n cuando la vio. "Decid¨ª ir a hablar con los estadounidenses y contarles esta historia". Mohamed y su familia fueron evacuados a este crudo campamento desierto en helic¨®ptero ayer para pasar la noche antes de llevarlos a un centro de refugiados en el puerto de Um Qasr.
"?l es una especie de inspiraci¨®n para todos nosotros", dijo el teniente Rick Long. Si no fuese por su ayuda, a?adi¨®, los marines nunca podr¨ªan haber rescatado a la soldado Lynch.
Lycnh formaba parte de la compa?¨ªa 507? de Mantenimiento que hizo un giro equivocado en la ciudad de Nasiriya en la orilla del r¨ªo ?ufrates, el 23 de marzo, y cay¨® en una emboscada preparada por paramilitares iraqu¨ªes. La fuerza de invasi¨®n estadounidense estaba siendo atacada por los fedayin, una milicia entrenada por el hijo de Sadam, Uday. Varios soldados resultaron muertos en el ataque. Cinco fueron capturados y siete est¨¢n a¨²n en la lista de desaparecidos en combate.
En un hospital alem¨¢n, Lynch se someti¨® a una operaci¨®n para arreglar una fractura que estaba apretando un nervio. Tiene las piernas y un brazo rotos. Habl¨® por tel¨¦fono con sus padres en Palestina (Virginia, Estados Unidos).
Mohamed, cuyo apellido se mantiene en secreto a petici¨®n de los marines, liber¨® la cadena de los hechos que llevaron al rescate de Lynch. Mohamed naci¨® en Nayaf, una ciudad sagrada para los musulmanes shi¨ªes, como ¨¦l. Estudi¨® leyes y un poco de ingl¨¦s en Basora, en el sur de Irak, y se convirti¨® en abogado. ?l y su esposa hicieron lo que pudieron para tener una vida decente para ellos y su hija. Ten¨ªan una casa y un coche ruso. Pero, como Mohamed dijo, esperaban el d¨ªa de la ca¨ªda de Sadam Husein.
El mismo d¨ªa que vio a trav¨¦s de la ventana a Lynch, seg¨²n explic¨® a los marines, Mohamed sali¨® del hospital en busca de los estadounidenses. Los marines hab¨ªan tratado de asegurar una ruta en la zona este de Nasiriya para que los convoyes de suministros b¨¢sicos pudieran circular a trav¨¦s de un par de puentes sobre el ?ufrates. Mohamed dijo que camin¨® diez kil¨®metros fuera del centro de la ciudad antes de llegar hasta los marines. Dijo que se aproxim¨® a ellos con las manos levantadas. "?Qu¨¦ quiere?", le pregunt¨® un marine. "Tengo informaci¨®n importante sobre una mujer soldado en un hospital", respondi¨®.
Mohamed asumi¨® un gran riesgo, no s¨®lo al desafiar a las autoridades iraqu¨ªes, sino tambi¨¦n al acercarse a los marines. En algunas ocasiones durante la guerra, los fedayin se han vestido de civiles para acercarse a las tropas estadounidenses, algunas veces fingiendo su rendici¨®n, para disparar a corta distancia. Tropas estadounidenses han disparado tambi¨¦n a civiles en puestos de control.
Mohamed arriesg¨® su vida para ayudar a una desconocida. ?l y su familia han llegado a la base estadounidense llevando s¨®lo como equipaje su ropa y un manta. "Ella no habr¨ªa vivido", dijo simplemente.
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