?De disidentes a vasallos?
Durante la larga lucha por la conquista de las libertades, de las d¨¦cadas 70 y 80, algunos sectores del mundo del trabajo y de la cultura de la Europa central y oriental tuvieron, con el nombre de disidentes, un protagonismo capital. Vaclav Havel en Checoslovaquia, Giorgy Konrad en Hungr¨ªa, Lech Walesa, Jacek Kuron y Adam Michnik en Polonia destacaron por su combatividad. La impugnaci¨®n del totalitarismo por medios pac¨ªficos, la reivindicaci¨®n de la paz, los derechos humanos, la tolerancia, eran las divisas de la pol¨ªtica que propugnaban. Apoyados en ella se convirtieron en la vanguardia del movimiento de refundaci¨®n democr¨¢tica en el mundo. Ahora, 20/30 a?os despu¨¦s, olvidado ese ideario, est¨¢n oficiando de cruzados de la guerra. Havel en su pol¨¦mica en el diario New Yorker con David Remnik; Michnik en su debate con Bernard Guetta y Konrad en sus art¨ªculos en el Frankfurter Allgemeine Zeitung, recitan los conocidos argumentos de Powell en favor de la invasi¨®n de Irak. Los principales son: la necesidad de protegernos frente a las amenazas del terrorismo isl¨¢mico tan patentes desde el 11 de septiembre; la urgencia de acabar con Sadam Husein, el peor dictador de todos, y de eliminar las armas de destrucci¨®n masiva en su poder; la obligaci¨®n de combatir el antiamericanismo y de solidarizarnos con EE UU, a quien tanto debemos.
Pero ?cabe, querido Michnik, establecer una democracia desde arriba y por la violencia, cuando los poderes impuestos y las bombas son esencialmente antidemocr¨¢ticos? Por lo dem¨¢s, la demagogia del antiamericanismo es la coartada de que se sirven los que quieren ocultar los designios de la facci¨®n de extrema derecha que rodea a Bush hijo, cuya ideolog¨ªa tiene tres ejes fundamentales: el mesianismo nacionalista, el integrismo religioso y el fundamentalismo liberal. ?sa es exactamente la opci¨®n en que se sit¨²a la extrema derecha en el plano internacional. Basta leer los textos de Haider, Perle, Wolfowitz, M¨¦gret, Bossi, etc¨¦tera para comprobarlo.
Porque estar contra la destrucci¨®n de Irak y criticar las 14 negativas de Bush a firmar ning¨²n acuerdo internacional en defensa de la justicia global y de la protecci¨®n del planeta no es ser antinorteamericano, sino combatir por los principios y los ideales de la democracia americana. Porque estar contra el populismo chovinista con que la televisi¨®n del se?or Murdock inunda Estados Unidos d¨ªa tras d¨ªa y que es la perversi¨®n de toda posible identificaci¨®n comunitaria no es ser antiamericano; y alzarse contra la ignominia del robo corporativo, promovido por Enron y por las empresas de auditor¨ªa que han legitimado sus fechor¨ªas y que justifican el despojo del ahorro popular a que est¨¢n procediendo tantas grandes empresas, es un deber de ciudadan¨ªa; como lo es el denunciar la indecencia de que unas pocas empresas pertenecientes a los grupos Carlyle, Halliburton, Unocal, etc¨¦tera, pr¨®ximas al clan Bush, se hayan repartido ex ante el presupuesto para la fabricaci¨®n de las armas con que se est¨¢ destruyendo Irak y que se repartan ex post los fondos destinados a su reconstrucci¨®n. Y esto seguir¨¢ si no lo paramos. Bush lo dijo el a?o pasado en West Point, lo ha repetido y escrito luego y esta guerra lo confirma. El ¨²nico poder pol¨ªtico-militar que cabe en el mundo es el de EE UU, los dem¨¢s han de situarse en su constelaci¨®n. No como socios, sino como vasallos.
No se trata de arrogancia ni de unilateralismo, sino de un autocratismo global que legitima todos los otros fundamentalismos, terroristas y no terroristas, y alimenta el caos mundial. O pong¨¢mosle, quiera o no quiera el se?or Bush hijo, un orden internacional justo y viable, que confirme los derechos humanos y garantice la legalidad internacional. Para este objetivo, Europa que no puede existir plenamente sin sus pa¨ªses del Centro y del Este, es un componente esencial. Pero Europa con todos los otros pa¨ªses y Estados Unidos en muy primer lugar. Salgamos del vasallaje y recuperemos el esp¨ªritu cr¨ªtico y solidario de los antiguos disidentes como requisito capital para el logro de este prop¨®sito. Adam, t¨² y tus compa?eros no pod¨¦is faltar.
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