Mercanc¨ªa averiada
Desde el 15 de febrero, en que tuvo lugar la primera manifestaci¨®n contra la guerra en todas las capitales de provincia y en algunas otras ciudades espa?olas, hasta hoy, han sido bastantes millones de personas las que han ejercido el derecho a expresar en la calle de manera conjunta su rechazo de la guerra y de la pol¨ªtica seguida por el Gobierno de Espa?a en relaci¨®n con ella. Han tenido lugar centenares de actos en centenares de poblaciones de manera espont¨¢nea o en respuesta a convocatorias de organizaciones sociales no controladas por ning¨²n partido pol¨ªtico.Han sido los ciudadanos por su cuenta los que han sido los protagonistas de la protesta. La participaci¨®n de los partidos pol¨ªticos no ha sido un elemento determinante ni en la g¨¦nesis ni en el desarrollo de la protesta ciudadana.
?De verdad cree el PP que puede convencer a alguien de que el PSOE e IU est¨¢n detr¨¢s de los actos de violencia?
El ambiente en que se han desarrollado las manifestaciones ha sido festivo y pac¨ªfico. Hab¨ªa una gran indignaci¨®n y una cierta tristeza entre los manifestantes, porque no se entend¨ªa, por una parte, c¨®mo el Gobierno espa?ol pod¨ªa adoptar la posici¨®n belicista que hab¨ªa adoptado, y porque se era consciente, por otra, de que ni se podr¨ªa evitar la guerra antes de que se desencadenara ni se podr¨ªa parar una vez que hubiera comenzado. A pesar de ello, el ejercicio del derecho ha sido extraordinariamente pac¨ªfico. La casi totalidad de los manifestantes se han tragado su rabia y su indignaci¨®n y no han protagonizado acto violento de ning¨²n tipo. El n¨²mero de personas que han participado en actos violentos ha sido m¨ªnimo, casi insignificante en relaci¨®n con el n¨²mero de ciudadanos que hab¨ªan ejercido su derecho de manera ordenada y pac¨ªfica.
El ejercicio multitudinario y sostenido en el tiempo del derecho de manifestaci¨®n como respuesta de la sociedad a la participaci¨®n de nuestro Gobierno en la alianza que ha decretado la invasi¨®n de Irak ha sido, con mucha diferencia, el elemento pol¨ªticamente m¨¢s significativo de la tragedia que la invasi¨®n a Irak est¨¢ suponiendo. Si no hubiera habido reacci¨®n ciudadana, habr¨ªamos estado legitimando, aunque fuera de manera pasiva, la conducta del Gobierno en la invasi¨®n de Irak. La manifestaci¨®n en la calle ha sido la ¨²nica forma en que los ciudadanos espa?oles han podido hacer visible que el Gobierno no puede seguir la pol¨ªtica que est¨¢ siguiendo como si lo estuviera haciendo en nuestro nombre. Nadie discute que el PP tiene la mayor¨ªa parlamentaria para mantenerse en el Gobierno y para definir la pol¨ªtica internacional de Espa?a, pero nadie nos puede discutir a los ciudadanos el derecho a decirle al Gobierno que no estamos de acuerdo con su definici¨®n de dicha pol¨ªtica. Y para dec¨ªrselo ocupando la calle.
Lo pol¨ªticamente significativo han sido los millones de ciudadanos ejerciendo pac¨ªficamente sus derechos constitucionales. Lo anecd¨®tico han sido los escasos casos de violencia que se han producido. Esto es algo que todos los ciudadanos que han participado en las manifestaciones han podido comprobar de manera directa. De la misma manera que todos los ciudadanos han tenido conocimiento de la condena de los ataques a las sedes del PP por parte de todos los partidos pol¨ªticos de la oposici¨®n sin excepci¨®n. De ah¨ª que dif¨ªcilmente puedan entender que el presidente del Gobierno se haya atrevido a decir que el acoso al PP es "un acto totalitario que desde la ¨¦poca nazi no se ve¨ªa en ning¨²n sitio" y que haya responsabilizado del mismo a los dirigentes del PSOE y de IU.
Es una muestra m¨¢s de la desesperaci¨®n en que se est¨¢ instalando el PP ante la soledad en que se encuentra en la sociedad espa?ola. ?De verdad creen los dirigentes del PP que pueden convencer a alguien de que el PSOE e IU est¨¢n detr¨¢s de los actos de violencia que se han producido contra sus sedes? ?Podr¨ªan decir lo mismo los dirigentes del PP respecto de los actos de acoso que sufri¨® el PSOE entre 1993 y 1996? ?Justific¨® o no justific¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en aquellos momentos los actos de acoso al entonces presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez? Los dirigentes del PP no tienen legitimidad para pronunciarse de la forma en que lo est¨¢n haciendo. Ning¨²n partido ha contado en el pasado con la solidaridad de todos los dem¨¢s ante los actos de violencia dirigidos contra ¨¦l con la que est¨¢ contando el PP. Ni siquiera el PCE tras el asesinato de los abogados laboralistas en el bufete de la calle Atocha. Es indecente que reiteren la cantinela de que est¨¢n siendo acosados por los dem¨¢s partidos para ponerlos fuera de juego.
Son ellos los que se est¨¢n poniendo fuera de juego con las iniciativas que est¨¢n poniendo en marcha. La publicaci¨®n por el secretario del PP, Javier Arenas, de una lista de dirigentes del PSOE e IU que habr¨ªan participado en los ataques a las sedes del PP, no puede no volverse en su contra. No es posible en el debate pol¨ªtico democr¨¢tico intentar obtener alg¨²n beneficio de la vulneraci¨®n de derechos fundamentales de los adversarios. Y esto es lo que supone la publicaci¨®n de la lista. O Javier Arenas dispone de pruebas de que as¨ª ha sido y entonces debe acudir a los tribunales de justicia para denunciar dicha conducta o no dispone de dichas pruebas y entonces no puede acusar a dichos dirigentes de haberlo hecho. La publicaci¨®n de la lista es un caso claro de agresi¨®n al derecho al honor de los dirigentes que en dicha lista figuran.
Los tribunales dir¨¢n en su momento si tal vulneraci¨®n de derechos fundamentales se ha producido. Pero antes de que se pronuncien los tribunales de justicia, ser¨¢n los ciudadanos los que tendr¨¢n que pronunciar su sentencia en los procesos electorales que est¨¢n pr¨®ximos. En poco tiempo vamos a comprobar si los electores est¨¢n dispuestos a comprar o no la mercanc¨ªa averiada que el secretario general del PP pretende venderles.
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