Memoria en barbecho
Supervivientes de los presos del Canal del Bajo Guadalquivir lamentan el tard¨ªo reconocimiento social
Ricardo Limia es un anciano resolutivo que no aparenta los 87 cumplidos. Habla con la libertad de quienes creen que nada de lo que pueda ocurrirle en el futuro ser¨¢ peor que lo ya vivido. Es un represaliado del franquismo, un antiguo preso, un superviviente que se queja del tard¨ªo reconocimiento de la sociedad espa?ola a las v¨ªctimas de la posguerra y la dictadura. Su pesar suena como un zarpazo: "Llega tarde". "De los 108 que est¨¢bamos en Dos Hermanas s¨®lo quedo yo".
El anciano se refiere al proceso de recuperaci¨®n de la reciente historia espa?ola que recorre como un virus contagioso las universidades, las editoriales y los medios. Se abren fosas con restos de cad¨¢veres enterrados desde hace d¨¦cadas, se editan libros sobre siniestros episodios de la posguerra y se rinde homenaje a las v¨ªctimas, muchas ya fallecidas como ese centenar largo de personas que menciona Ricardo Limia y que, al igual que ¨¦l, engrosaron una vasta colonia de reclusos utilizados en la construcci¨®n del Canal del Bajo Guadalquivir como mano de obra barata y disciplinada entre 1940 y 1962.
Entre 10.000 y 12.000 personas trabajaron en la obra hidr¨¢ulica enmarcada en la transformaci¨®n para regad¨ªos de las marismas del Guadalquivir, seg¨²n estimaciones de Cecilio Gordillo, el coordinador de la iniciativa El canal de los presos con la que el sindicato CGT quiere combatir el olvido de las v¨ªctimas. De momento, las pesquisas de la organizaci¨®n han permitido rastrear a 150 personas vivas que estuvieron relacionadas con la obra, seg¨²n Gordillo. "El trabajo que hemos hecho ha enriquecido a una porrada de terratenientes", censura Limia antes de concluir con pesar que ninguno de quienes arrimaron el hombro "hemos visto una chica o un reconocimiento".
El tributo les llega demasiado tarde a algunos. A otros, que todav¨ªa pueden verlo, les emociona como a Domingo Vidal Dur¨¢n, de 67 a?os, obligado a trabajar en la obra por razones ajenas a la pol¨ªtica. Ten¨ªa 11 a?os cuando comenz¨® la sublevaci¨®n militar franquista, pero un an¨®nimo en el que exig¨ªa dinero escrito a?os despu¨¦s le cost¨® un consejo de guerra y una pena de 12 a?os y un d¨ªa. Lo encarcelaron en El Puerto de Santa Mar¨ªa y Jerez (C¨¢diz) hasta que finalmente lo enviaron a un campo de concentraci¨®n, desde donde lo trasladaban a diario a las obras del Canal del Bajo Guadalquivir. "Los primeros d¨ªas eran muy malos, trabajabas a pico y pala, pero comparada con la del penal, la comida era buena", recuerda.
Calcula que compart¨ªa con otro millar de presos el campo de concentraci¨®n de Merinales: "Nos sacaban en camiones a trabajar a Alcal¨¢ o Torreblanca". En un ciclo de conferencias sobre la ¨¦poca, el historiador Antonio Miguel Bernal explic¨® que algunos poblados sevillanos como Bellavista, Palmar de Troya o Merinales surgieron alrededor de los campos de concentraci¨®n "formados por los familiares de los presos que trabajaron en el canal".
Esta infraestructura est¨¢ considerada como el proyecto m¨¢s significativo de los construidos en las provincias andaluzas occidentales por presos pol¨ªticos, a quienes se les aplicaba un programa de redenci¨®n de penas mediante el trabajo. Las empresas privadas pod¨ªan beneficiarse de los servicios de la barata mano de obra, agrupada en las colonias penitenciarias militarizadas. Por eso desde CGT miran m¨¢s all¨¢ de la "responsabilidad del Estado" en la utilizaci¨®n de presos para apelar tambi¨¦n a la de "grandes empresas" que se aprovecharon de ellos, a semejanza del debate abierto en otros pa¨ªses europeos donde se esclavizaron presos como en el caso del r¨¦gimen nazi.
Al margen de las compensaciones econ¨®micas, el sindicato persigue la "reparaci¨®n moral hacia una personas que vivieron doblemente los efectos de la dominaci¨®n y explotaci¨®n de los reg¨ªmenes totalitarios". El proceso de recuperaci¨®n de la memoria republicana llena de orgullo a Juan Jos¨¦ Contreras pero no le hace perder el tono cr¨ªtico. Contreras, un jiennense de 84 a?os que fue senador en la primera legislatura y que contact¨® con los presos del canal porque era el encargado de suministrarle combustible, se confiesa "content¨ªsimo" por los homenajes y pesaroso por la tardanza. "Soy socialista desde los 16 a?os y me da mucha pena que lo que se est¨¢ haciendo ahora no lo haya hecho durante 16 a?os el Gobierno socialista".
Inventario andaluz
Saber. El gran objetivo de El canal de los presos es conocer en realidad lo que rode¨® su construcci¨®n, adem¨¢s de legar una memoria a generaciones futuras para que "no olviden nunca la deuda pendiente con aquellas generaciones a las que se les neg¨® primero la libertad y despu¨¦s la memoria".
En el proceso impulsado desde CGT se han implicado y aportado fondos 25 entidades, entre las que se incluyen ayuntamientos (Sevilla, Lebrija, Carmona, Utrera, Viso del Alcor, Las Cabezas de San Juan, Dos Hermanas, Los Palacios, Tocina), cuatro consejer¨ªas y otras instituciones como el Parlamento andaluz, el Defensor del Pueblo, la Universidad Pablo de Olavide o la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Guadalquivir, que ha abierto sus archivos al proyecto.
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