El cristal de la botella
Ana es la botella y Eduardo, su cristal. Ana lleg¨® a Crevillent y dijo: "Estoy orgullosa de ser militante del PP"; el especular Eduardo emiti¨® un reflejo chapado de lisonja: "Estoy orgulloso de ser militante del PP y de pertenecer al Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar". Ana pidi¨® a los asistentes que "se mostraran orgullosos de ser militantes del PP". Fue un acto de malabarismos, exhibiciones y puesta a punto de lealtades y matracas. Muchos de los casi 3.000 asistentes llegaron al pabell¨®n polideportivo F¨¦lix Candela, de Crevillent, en autocar y con el recordatorio del glorioso bocadillo de mortadela, que tantos jugos g¨¢stricos ofrend¨®, en su d¨ªa, al abono de la patria.
Cuando lleg¨® Ana, sobre las 21 horas, lo hizo con nocturnidad y discreci¨®n y custodiada por unos 50 antidisturbios. Ana, adem¨¢s de una candidatura al Ayuntamiento de Madrid, aunque ni por Madrid ni cercan¨ªas asome la oreja, tiene la propiedad m¨¢gica de entornar los ojos y hacer invisibles las v¨ªctimas de Bagdad y el largo y espont¨¢neo centenar de pacifistas que gritaban "No a la guerra". No he visto nada, ni he escuchado nada, ni nada me remuerde la conciencia, declar¨® Ana, para quien Jos¨¦ Mar¨ªa salvar¨¢ al mundo, a Espa?a y a los desgraciados de Irak, para que disfruten de unos a?os 25 de paz, igual que nosotros. Cuando Eduardo subi¨® al escenario le cantaron un Happy Birthday, con acento tejano, y despu¨¦s se exalt¨® en las sombras. Pero fue el alcalde y candidato a la alcald¨ªa de Crevillent, quien s¨ª estuvo en su sitio.
Antes de llegar al mitin, Ana y Eduardo hicieron una pel¨ªcula muda en la Ciudad de la Luz o del Cine o de qu¨¦, en Alicante, acompa?ados por Garc¨ªa Berlanga y algunos actores, y luego se trasladaron a Orihuela, de tapadillo, y casi en clandestinidad, para evitar las protestas contra la barbarie.
Ya en Crevillent, el alcalde y candidato C¨¦sar Augusto Asencio Adsuar hizo uno de esos gestos, entre napole¨®nicos y toreros, tan suyos y que tanta fama le han dado. Se dirigi¨® a los j¨®venes que gritaban "No a la guerra", y les llam¨® "pacifistas de pacotilla". C¨¦sar Augusto Asencio deber¨ªa gozar de m¨¢s cr¨¦dito en la c¨²pula, ya tan desbaratada, de su partido. Precisamente ahora, cuando las presuntas lumbreras populares parecen abominar de los nazis, en su p¨¦rdida de memoria, C¨¦sar Augusto Asencio les devuelve en un texto impagable la original doctrina del PP. El 1 de julio de 1979, escribi¨® en el diario Informaci¨®n: "Estamos asistiendo desde hace un tiempo relativamente corto a una explosi¨®n de anti-nacionalsocialismo y consecuentemente de pro-juda¨ªsmo y sionismo", y unas l¨ªneas m¨¢s adelante, agregaba, en referencia a las pel¨ªculas y libros sobre el tema, "Holocausto parece el m¨¢s importante a juzgar por el boom propagand¨ªstico que le acompa?a. Mucho habr¨ªa que hablar sobre los campos de concentraci¨®n alemanes y sobre el mito de los seis millones de jud¨ªos exterminados. Un estudio detallado nos demuestra que todo esto es falso". Anda, y Aznar y Ana y Eduardo, ni idea. Ay, si leyeran m¨¢s a sus te¨®ricos. Por supuesto que todo es seg¨²n el color del cristal con que se mira. Y el color de Eduardo es camale¨®nico, aunque la botella sea a?eja y cat¨®lica, si bien de dudosa obediencia papal. El PP empieza a ser s¨®lo su propio n¨¢usea.
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